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La copa que hizo renunciar a Messi


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El jueves 20 de junio arrancará una nueva Copa América, la segunda en Estados Unidos. Y una de las preguntas recurrentes es: ¿cómo fue la primera edición de la Copa América en esas tierras?


La primera vez que se jugó en Estados Unidos, el torneo fue llamado Copa América Centenario, ya que se jugó en 2016, con el motivo de celebrar los 100 años de la primera edición. Por lo tanto, se jugó en un año antinatural, dado que está Copa se venía juegando un año después del mundial, y cada 4 años. Además, fue organizado por la Conmebol, en conjunto con la Concacaf, por lo que 16 equipos fueron los que participaron, cuando lo habitual son 12 (10 de Conmebol y 2 invitados). Esto mismo sucederá en esta edición, la 2024, en la que Argentina deberá defender el título conseguido en 2021, frente a Brasil. Pero, ¿cómo le fue a la Selección Argentina en aquella Copa América Centenario?

Argentina llegó a aquel torneo siendo la subcampeona vigente tras caer a manos de Chile por penales. El Tata Martino seguía al frente de la Selección albiceleste y presentó un plantel muy similar al de la edición anterior, en la que las bajas más significantes fueron las de Ezequiel Garay y Carlos Tévez. Sin embargo, los líderes fuertes como Lionel Messi, Ángel Di María y Javier Mascherano dijeron presente en una Copa América que arrancó con un grupo bastante accesible en los papeles: Chile, Bolivia y Panamá, que no presentaron mayores complicaciones para la selección. Derrotó a Chile 2-1, a Panamá 5-0 y a Bolivia 3-0, superando así con puntaje perfecto y mucha facilidad la fase de grupos.

Con estos resultados y con un gran nivel futbolístico, se alimentaba esa hambre de revancha y de reivindicación por las dos finales perdidas anteriormente, ya que en 2014 había sido subcampeón en Brasil 2014, pero era muy temprano para pensar en eso todavía. Argentina enfrentó a Venezuela y nuevamente se despachó con otra goleada, en la que Gonzalo Higuaín tuvo la oportunidad de renovar la confianza de propios y extraños tras un doblete para el 4-1 frente a la Vinotinto. En semifinales, Argentina debió medirse con la selección local, Estados Unidos, otra de las víctimas del gran torneo del conjunto albiceleste, a la que goleó 4-0 al dueño de casa con goles de Ezequiel Lavezzi (una de las figuras de la copa), Lionel Messi de tiro libre al palo del arquero, y otro doblete de Higuaín para llegar invicta y con 5 victorias al hilo a la final.

Chile fue nuevamente el otro finalista. Y ese hambre de la que hablábamos hace poco volvió a aparecer. Era el rival perfecto para que la revancha sea tal; para que algunos que hacen del fútbol un estilo de vida lo vivan como una venganza. Y con esa tensión se vivió el partido. Tensión que podría haberse roto a los 21 minutos del primer tiempo, cuando Higuaín aprovechó el error de Gary Medel y encaró al arco defendido por Claudio Bravo, pero como si reviviera aquel trauma del Mundial 2014, esa definición malograda, el “Pipa” intentó picar la pelota y volvió a desperdiciar una oportunidad clarísima en una final con la Selección.

Sin embargo, mientras los argentinos seguían lamentando aquella oportunidad, una sonrisa se dibujó en el pueblo argento luego de que Marcelo Díaz interrumpió la carrera de Messi tras impactarlo con el cuerpo y se ganó así la segunda amarilla, por lo que dejó a Chile con uno menos. Aquella desventaja duró tan solo 17 minutos, ya que Marcos Rojo le cometió una dura infracción a Arturo Vidal y fue expulsado de manera directa. Así, ambos conjuntos se quedarían con 10 jugadores para el segundo tiempo.

 El complemento no tuvo grandes emociones hasta el final, donde Ramiro Funes Mori le dio vida a la Argentina tras un cruce en el área chica que evitó el gol de Chile. Tras el 0-0, el partido se fue a prorroga, en la que lo más destacado fue un cabezazo de Sergio Agüero que sacó Bravo tras una espectacular volada, con la que mantuvo el partido igualado y, al igual que un año atrás, lo llevó a penales.

Nuevamente la esperanza era inmensa, el círculo cerraba de manera perfecta, vencer a Chile de la misma manera en la que ellos nos vencieron un año antes, por penales. Sergio Romero le contuvo el primero a Arturo Vidal y el 99% del país albiceleste se creyó vencedor, incluso el mismo Chiquito en su festejo dejó entrever aquella sensación, pero sucedió lo que nadie imaginaba, Messi erró el suyo, el primero. El que no falla nunca falló. Castillo y Aranguiz hicieron los suyos para Chile y Macherano y Agüero lo mismo para Argentina, hasta que llegó el turno de Lucas Biglia, quien falló, y dejó todo en manos de Romero, quien no pudo con el penal de Franciso Silva y Argentina perdió nuevamente una final de Copa América con Chile. La tercera al hilo. Tres en tres años.

La cámara se fue automáticamente con Messi, quien había logrado contener el llanto en las otras dos finales, pero esta vez no. Messi lloró, a los ojos de todo el mundo. Algo en él se rompió. Al salir del vestuario habló, y dijo lo siguiente: “Ya está, se terminó para mí la Selección. Son cuatro finales. No es para mí, era lo que más deseaba, creo que ya está. Es lo que siento ahora, es lo que pienso. Es una tristeza grande lo que nos volvió a pasar, me toca errar el penal que era importante para tomar fuerza. Nos tocó perder otra vez en los penales. Creo que ya es una decisión tomada”.

Sin dudas aquella Copa América fue un antes y un después para la selección. Luego llegaría la renuncia de Gerardo Martino, el retorno de Messi, los papelones de AFA, y el pésimo mundial de Rusia 2018. Hoy, tras haber logrado la Copa del Mundo en 2022 y la Copa América en 2021, y con un plantel ordenado, quizá se le reste importancia y se haya olvidado lo sucedido en la Copa América Centenario. Pero nuevamente se presenta la oportunidad de revivir esa revancha, de cerrar el círculo, de volver a aquel punto final que se convirtió en punto de partida.


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