Tras un mal comienzo en el Mundial Sub 20, Francia necesita ganar frente a Honduras para obtener una posible clasificación.
Por Priscila Fernández
Francia y Honduras se enfrentan a partir de las 18:00 en el Estadio Diego Armando Maradona de La Plata con el arbitraje del senegalés Issa Sy por la tercera fecha del grupo f del Mundial Sub 20 en un partido clave para ambos. Si bien ninguno de los dos equipos obtuvo hasta ahora los tres puntos, el más complicado es el seleccionado francés que perdió sus dos partidos y se ve obligado a ganar además de que depende de otros resultados para seguir soñando en el Mundial. A pesar de haber llegado como uno de los favoritos al título tras haber ganado el Mundial Sub 20 de 2013 y de tener muy buenos jugadores, el conjunto europeo perdió su primer partido contra Corea del Sur 2-1 y el segundo también 2-1 con Gambia y por lo tanto se encuentra último en el grupo f con 0 puntos.
Por el lado de Honduras, perdió su primer partido 2-1 con Gambia y empató el segundo 2-2 con Corea del Sur por lo que está tercero en el grupo con un punto. Para lograr la clasificación debe ganar por diferencia de dos goles y esperar a que Corea del Sur pierda con Gambia.
En su presentación al Mundial al conjunto Galo se lo vio con problemas defensivos, con malas salidas por parte de su arquero y con desconcentraciones. Un mal rendimiento que sorprende de una selección tan fuerte como Francia, no solo por haber salido campeona en 2013 y tener excelentes jugadores, sino porque venía de clasificarse al Mundial Sub 20 tras una muy buena actuación en la Eurocopa Sub 19, de manera que terminaron primeros en el grupo A con puntaje perfecto. A pesar de haber caído en la semifinal con Israel, clasificaron por estar entre los cinco mejores de la Eurocopa. Además, su técnico Landry Chauvin viene dirigido hace bastante en la selección y conoce a sus jugadores. En 2020 dirigió a la selección Sub 18, en 2021 la Sub 19 y desde 2022 se encuentra en la Sub 20.
Mientras tanto los conducidos por José Edgardo Alvarado, quien había dirigido la Sub 17 y obtuvo la novena clasificación de Honduras a un Mundial Sub 20, lograron clasificarse por lo justo tras vencer a Panamá 2-1 en los cuartos de final de la Copa Concacaf Sub 20, lo que le aseguró su participación en la Copa del Mundo. Además, su mejor actuación en un Mundial fue la fase de grupos. De los ocho campeonatos mundiales Sub 20 que disputó jugó veinticuatro partidos, ganó cinco y perdió diecinueve. La Bicolor ha enfrentado cuatro veces a selecciones africanas en Mundiales Sub 20 y la única victoria que registra fue en su torneo debut en Túnez 1977 cuando ganaron 1-0 a Marruecos.
La última vez que Francia y Honduras se enfrentaron fue el 22-05-2017 en la fase de grupos del Mundial Sub 20, partido en el que Francia le ganó 3-0.
Para este encuentro Francia se presentara con un esquema 4-3-3 y formara con: T. Lo-Tulala; B. Pereira, J. Varela, F. Nzouango, O. Camara; M. Adeline, E. Camara, S. Magassa; A. Joujou, S. Lega, A. Virginius.
Por el lado de Honduras con un 4-5-1 y formara con: J. García; D. Mencía, G. Rodas, A. Tatum, F. García; O. Ramos, T. Sorto, E. Arzu, I. Castillo, J. Macías; D. Carter.
Shanghai fue escenario de algo que parecía escrito por el azar y el afecto familiar. Bajo un calor húmedo y denso, el Stadium Court del ATP 1000 de Shanghai vibró con una tensión poco común; no se trataba solo de una final, sino de una historia de lazos y destino. En un estadio colmado, los murmullos en distintos idiomas se mezclaban con el sonido seco de las pelotas golpeando el cemento. Allí, dos primos se cruzaron en una final que nadie había visto venir. Valentin Vacherot, de Mónaco, llegó desde la clasificación, atravesó el cuadro con victorias memorables —incluida la de semifinales ante Novak Djokovic— y sorprendió al mundo con su tenis sereno y preciso andar. El francés Arthur Rinderknech, por su parte, alcanzó su segunda final ATP luego de eliminar a Daniil Medvedev y lograr su victoria número 100 en el circuito. Ambos, sin ser preclasificados, protagonizaron una final inédita: la sangre los unía, ya que son primos, pero la gloria solo esperaba a uno.
Arthur arrancó con autoridad. Rompió el servicio de Vacherot en el tercer game y marcó el ritmo del partido con su saque, ganando 20 de los 25 puntos que disputó con el servicio y conectando 10 saques que su rival no pudo devolver. Dominó con 14 tiros ganadores y solo 9 errores no forzados, frente a los 11 de su primo. Con solidez y confianza, impuso su experiencia en los peloteos largos y controló los intercambios tanto desde el fondo como en la red. Vacherot buscó respuestas, pero le faltó precisión. El francés cerró el set 6-4 con un ace cruzado. Apenas celebró: miró a su primo, respiró y fue hacia la toalla. Sabía que todavía quedaba mucho por jugar.
Vacherot cambió la historia del partido con decisión. Se adelantó en la cancha, comenzó a tomar la pelota más temprano y ajustó los ángulos. Encontró solidez en su servicio, con un 65 por ciento de primeros saques y una eficacia del 76 por ciento cuando entraban. Desde el fondo, impuso su ritmo con derechas y el quiebre llegó en el octavo game, tras un intercambio que obligó a Arthur a dejar la pelota en la red. Con temple, cerró el parcial por 6-3 con un gesto de puño apretado, sin estridencias, pero con la energía de quien acababa de entrar definitivamente al partido. La final estaba empatada y la tensión, al máximo.
El desenlace fue puro nervio y determinación. Vacherot sostuvo su servicio con autoridad y, en el noveno game, quebró con un derechazo profundo que se convirtió en el punto más simbólico de su vida. Rinderknech apenas atinó a mirar el suelo. En el punto final, Valentin conectó una derecha y cayó de rodillas sobre el cemento de Shanghai. Había sido campeón. El marcador final, 4-6, 6-3, 6-3, cerró una batalla de 2 horas y 14 minutos en la que la emoción pesó tanto como los números: 29 tiros ganadores, 19 errores no forzados y la madurez de quien, por fin, creyó en sí mismo.
Cuando el partido terminó, los dos se fundieron en un abrazo largo, de lágrimas compartidas. Rinderknech, con la voz quebrada, alcanzó a decir: “Lo único que te puedo decir es que te quiero felicitar. Estoy muy contento por vos. No puedo hablar…”. Y del otro lado, Vacherot devolvió emoción con gratitud: “Mi primera vez en China, gracias a todos. Llegué hace tres semanas sin saber si iba a jugar este torneo. En 2007 no sabía si iba a seguir con el tenis o no, pero gracias a vos, Arthur, lo hice”.
Con esta victoria, Valentin Vacherot se convirtió en el primer jugador de Mónaco en ganar un título ATP, y también en el campeón con ranking más bajo en la historia de un Masters 1000, ascendiendo al puesto 40° del ranking mundial. Las lágrimas fueron compartidas, pero el título tuvo un dueño. Un trofeo, una historia y Shanghai que los unió para siempre.
Con una mirada centrada en la inclusión y el desarrollo federal del deporte, llegó a la Secretaría de Deportes de la Nación en 2019 para dejar una huella memorable en nuestro país: se consagró como la primera mujer argentina en ocupar ese cargo.
No obstante, comenzó a escribir su legado años atrás iniciando su recorrido en una sociedad de fomento de su ciudad natal, Mar del Plata. Allí comenzó a adentrarse en el mundo del deporte para años más tarde integrar la Selección Nacional de Hockey sobre césped y ser campeona del mundo.
-¿Quién era Inés Arrondo antes del hockey?
-Era una joven marplatense muy entusiasmada e interesada por el deporte. Hice atletismo, tenis, gimnasia deportiva… siempre el deporte estuvo muy presente en mis intereses. También era bastante soñadora: quería ser primero Nadia Comăneci y después quería ser Gabriela Sabatini, así fue como un poco el deporte se presentó en mi vida.
Con el cambio de colegio que tuve entre primaria y casi secundaria fue que apareció el hockey en mi vida.
-¿Terminaste siendo vos?
-Terminé siendo yo misma. Una niña común y corriente, muy activa, viviendo en un barrio muy agreste. Una niña también con una profunda admiración por un montón de mujeres deportistas y no deportistas.
-¿Cómo fue emprender tu carrera deportiva en una nueva ciudad?
-Creo que lo primero que recuerdo fue haber tomado la decisión con un alto nivel de inconsciencia; de apostar a la carrera deportiva, me fuera como me fuera. Me lo planteé como una aventura, más allá de si me fuese bien o no.
Las cosas por suerte se fueron dando y, de repente, me encontré en la instancia de ser convocada a una preselección. Una vez dentro, pasé también a tener que sostener todo… la verdad eso también es muy difícil porque mi familia estaba en una condición económica muy complicada.
Había que sostener laburo, comida, traslados, ¡la vida misma! Porque hasta que no formás parte de la Selección no cobrás beca. Toda la previa fue dura para gestionar porque también era pleno fin de los 90, un momento del país muy complicado.
-Sobre el crecimiento que tuvo el hockey en materia de inclusión a partir de aquella camada de las Leonas, ¿qué te llevás de ese proceso? ¿Todas las medallas quedan en un segundo plano?
-La consagración más importante que logramos o la medalla más linda que logramos fue haber hecho popular nuestro deporte y que el hockey empezara a jugarse en todos los rincones del país. Es lo mágico que pasó con Las Leonas como símbolo y es lo más memorable a la hora de pensar todo lo vivido.
-¿De qué forma creés que se podría seguir fomentando un deporte de acceso popular?
-Hay comunidades y barrios que, por una serie de condiciones, tienen las posibilidades de organizarse. Encuentran el espacio físico para poder disponer de infraestructura deportiva y tienen un desarrollo socioeconómico acorde a la posibilidad de ponerse a impulsar el proyecto deportivo.
Los clubes, en cuanto a creación colectiva, son de las cosas más maravillosas que tenemos como sociedad. Construyen sentido de pertenencia y los hay recontra variados. Cuando eso no pasa naturalmente es importante que el Estado esté de garante para que los pibes de una barriada, en donde no se pudo terminar de conformar el club, puedan acceder al deporte.
Lo viví durante el desarrollo del programa de hockey y ahí es cuando empiezan a pasar un montón de cosas que son muy lindas y que tienen que ver justamente con el modelo asociativo que implican.
-Al mencionar los planes dentro de lo que fue tu gestión se me hace imposible no preguntarte sobre el proyecto Potenciar Deporte. ¿En qué consistía el mismo?
-Ese programa fue un programa lindísimo. Estaba en el marco del plan de los salarios sociales complementarios para reconocer justamente a los integrantes de la economía popular como trabajadores y al promotor deportivo como un trabajador del deporte en los barrios.
En barrios donde no estaba la posibilidad de acceder al deporte hasta que se desarrollara el marco de formación y de asistencia de estos promotores, quienes eran del barrio podían tener la formación para enseñar distintos deportes.
Podemos entender que los clubes de barrio en nuestro país son más que un espacio para realizar actividad física, son un espacio fundamental de contención y una forma de vincularse para los chicos. Pero también son espacios que se ven fuertemente vulnerados y luchan constantemente por preservar el modelo asociativo en un contexto de cambios políticos y sociales.
-¿A qué disciplinas apuntaba?
-Estaba enfocado en ocho disciplinas deportivas, las cuales mayoritariamente eran requeridas en las comunidades barriales y se disponían en espacios públicos para poder desarrollarlas.
Esto permitió el desarrollo deportivo en un montón de barrios en donde antes el deporte no había desembarcado directamente generando un efecto multiplicador del deporte en los barrios.
El @CeNARD_ cumple 70 años. @ines_arrondo, Secretaria de deportes de la Nación, analiza el rol del Estado en el desarrollo del deporte.
-¿Cómo interpretás el fuerte contraste que hay entre las políticas públicas deportivas impulsadas en el primer peronismo con los recortes presupuestarios que hay en la actualidad sobre este sector?
-La verdad es que es alucinante ver cómo una ideología se traduce en políticas y en el impulso de programas que transforman la realidad del deporte argentino, como son los Juegos Evita, como es disponer de un centro de alto rendimiento, y cómo otras ideologías contrarias y opuestas por completo a eso generan lo que está pasando ahora que es un vaciamiento del deporte argentino.
-Los Juegos Evita actualmente sufrieron una gran disminución en su presupuesto en términos reales, ¿esto repercute en la representación nacional del deporte?
-Si, claro. En los Juegos Evita en vez de participar 22.000 jóvenes de todo el territorio nacional están participando 8.000. El deporte está prácticamente sin programas de apoyo para el esquema de representación nacional para las y los atletas, sin profesionales para este trabajo interdisciplinario que es importante y necesario hacer.
Es importantísimo tener programas donde el Estado esté acompañando esa función que es un poco lo que no está pasando. Estamos atravesando una situación de extrema gravedad por esto que decíamos antes: por el impacto positivo que tiene el deporte y la actividad física en la sociedad, y por la importancia que tiene que el Estado esté presente para garantizar.
Arrondo en una clínica de hockey del programa Deportes en el Playón, impulsado por el Ministerio de Desarrollo Social, en Posadas en 2015.
-Si tuvieras la posibilidad de hablar con aquella Inés que tuvo la posibilidad de ir a probar suerte a una sociedad de fomento, como muchos niños lo hacen, o lo hacían, ¿qué le dirías?
-Al momento en que decidí salir caminando con Silvana, mi amiguita de casa, hacer una cuadra y media hasta la sociedad de fomento para anotarme en danza clásica, destreza, folklore, danza española y gimnasia deportiva también; la verdad que no tenía ni la más remota idea de todo lo que iba a significar eso después en mi vida.
Mucho menos de que iba a volver después a pensar una política pública en base a lo que a lo que me tocó vivir y comprender, desde el sentimiento en el cuerpo, lo que implica tener la posibilidad de acceder a ese espacio con