Te contamos la historia de Emilio Solari, referente del seleccionado argentino campeón de América en 1921, quien en ese momento vestía la camiseta del equipo de Mataderos.
Argentina es la máxima ganadora de Copa América junto a Uruguay, con 15 títulos. Es decir, han pasado 15 capitanes que levantaron el trofeo con la camiseta albiceleste. Uno de ellos fue Emilio Solari, half izquierdo que jugó entre 1921 y 1928. Fue ni más ni menos que el capitán de la primera Copa América (anteriormente denominado Campeonato Sudamericano) obtenida por Argentina.
Nacido en La Boca, comenzó su carrera en los potreros de Dock Sud. Luego, se incorporó a River Plate, del cual se fue por problemas con el vocal suplente de la institución, Federico Selinke y según él expresó: “Por razones de diversa índole, ajenas completamente a disidencias con el team o la institución, deja de prestar mi concurso de jugador para hacerlo en otro club”. Luego de ello, tuvo un breve paso por Palermo y llegó a Nueva Chicago. En el Torito de Mataderos tuvo su mejor etapa como futbolista. Ese ciclo fue, además, el más extenso y exitoso del Verdinegro en Primera División (1920-1926). En Chicago, sin ser un jugador muy vistoso, pero con excelencia, sobriedad y gran despliegue físico consiguió la convocatoria a la Selección. Pocos lo elogiaban, pero nadie se oponía a su elección en la Albiceleste.
Fue parte del primer título continental de la historia del Seleccionado Nacional en 1921, cuando se consagró en el Campeonato Sudamericano. Luego de aquella consagración, siguió siendo un estandarte importante en la selección: llegó a 29 partidos disputados con la celeste y blanca, disputó dos finales más de Copa América y fue partícipe del triunfo 2-1 a la Uruguay recién campeona de los Juegos Olímpicos de 1924, con el famoso gol olímpico de Cesáreo Onzari.
En el ámbito local, se desempeñó la mayor parte de su carrera en Nueva Chicago. Debutó el 25 de abril de 1920 ante Boca Juniors, tuvo tres etapas (1920-1924, 1925-1926 y 1928) y finalizó su carrera allí. En Mataderos jugó 124 encuentros, fue subcampeón de Primera División en 1925 y de la Copa Jockey Club en 1921, y anotó cinco goles a pesar de no ser su mayor virtud.
En una entrevista a la revista Arriba Chicago en 1959, uno de sus mejores amigos de la infancia y compañero de pieza, Américo Tesorieri (exarquero de Boca y la Selección Argentina) declaró: “Le gustaba vestir ropa de buena calidad y sombrero un poco ladeado sobre la derecha, sobre los ojos verdosos. Poseía una amplia caja torácica y fuertes brazos. Era jovial y bondadoso, amante de las engañadoras luces del centro su vida se truncó rápido”.
Falleció a los 30 años a causa de una infección pulmonar y a pesar de ser reconocido en vida, según una nota de El Gráfico el 15 de julio de 1938: “Uno de los jugadores históricos de la selección murió pobre, olvidado, reuniendo escasos amigos en su lecho de muerte y en su entierro”. En su peor momento no estuvieron aquellos futbolistas que convivieron con él, aquellos hinchas que tanto lo aplaudieron, lo olvidaron y no se hicieron presentes en el cementerio de Chacarita. Únicamente dicha triste noticia reunió a unos pocos amigos y algunos protagonistas del fútbol de menor renombre.
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