El actor, director y profesor de teatro cuenta sobre sus métodos de enseñanza y la profesión hoy, con respecto a los nuevos medios.
Sobre el escenario de su escuela, Daniel De Vita cuenta sus reflexiones sobre la industria, los desafíos actuales y las nuevas generaciones de actores. Él recorrió un largo camino en el mundo de la televisión, cine y teatro, y compartió pantalla con grandes referentes de los mismos.
-En tus años de experiencia, has vivido cambios significativos en la industria. ¿Cómo percibís la diferencia entre tu época y la actualidad para los actores jóvenes?
¡Uf, muchísimas diferencias! Hoy los actores jóvenes enfrentan casi todas contras. En mi época había trabajo por todos lados. Había cuatro o cinco tiras por canal, y eso te daba la posibilidad de entrar. Arranqué mi primer personaje con continuidad en Luna Salvaje y que terminó con un rating de 40 puntos. Hoy en día, no hay más ficción, estamos cazando cocodrilos en el riachuelo. Y sí, hay muchas series en plataformas, pero no es lo mismo. Antes una tira duraba ocho meses, mínimo. Ahora no existe la estabilidad laboral, y aunque hay opciones en streaming, no dan el mismo volumen.
-¿Creés que hay una falta de oportunidades en la televisión nacional? ¿Cómo ves el auge de las producciones extranjeras?
-Definitivamente. Me fastidia que la gente mire novelas turcas y no entienda que están destruyendo las oportunidades de trabajo acá. Detrás de una tira, no sólo estamos los actores, sino maquilladores, sonidistas, directores de fotografía, asistentes de cámara… muchísima gente. Cuando uno prefiere ver contenido extranjero, está dejando sin trabajo a un montón de compatriotas. Somos poco nacionalistas en ese sentido.
-A pesar de los cambios, mencionás que hoy las plataformas brindan una oportunidad para que los actores jóvenes se den a conocer. ¿Cómo ves la llegada de estos nuevos medios?
-Mirá, hay cosas buenas y otras que no. Hoy podes mandar tu material a cualquier parte del mundo desde tu computadora. Eso está genial, porque te da posibilidades que antes no existían. Sin embargo, también veo que mucha gente joven entra en esto no porque aman la actuación, sino porque quieren ser famosos. No quieren formarse sino ser famosos. Y ahí está el problema. A los actores se los reemplaza por influencers o youtubers, y eso me parece una falta de respeto a la profesión.
-¿Cómo impactan las redes sociales en la carrera de los actores?
-Hoy parece que si tenés más seguidores sos mejor actor. ¡Y es absurdo! Hace poco me llamaron para una serie y me preguntaron por los seguidores. ¡Como si eso definiera mi capacidad de interpretar! Antes, para llegar a un director, debías pararte bajo la lluvia, con tu currículum en mano, y esperar que te diera bola. Hoy mandás un video por WhatsApp. La tecnología facilita muchas cosas, pero también banaliza mucho la carrera.
-¿Cuál dirías que es la lección más importante que aprendiste trabajando con grandes de la industria?
-De cada uno aprendí algo diferente. Lito Cruz, por ejemplo, me enseñó el valor del compañerismo y la generosidad en el set. Es increíble cuando alguien de su calibre se toma el tiempo de hacerte mejor. Con Santiago Segura fue otra experiencia increíble. Estar con gente que admirás, como Danny Trejo, también te muestra la humildad que un grande debe tener.
-Fundaste tu propia escuela de teatro. ¿Qué te llevó a tomar esa decisión?
-Después de tantos años en la profesión, vi que muchas escuelas no están formando bien a los actores. Hay demasiada “paja artística”. Se tiran al piso a hacer ejercicios que no sirven para nada, y después creen que eso es actuar. En mi escuela quiero enseñar lo que realmente sirve para ser actores profesionales, no para volar como un pájaro en Los Andes. Quiero formar actores que entiendan lo que es el compromiso con esta profesión, y no que solo quiera tener fama.
-¿Cómo ves el futuro de la televisión y el cine local frente a los nuevos medios?
-Dicen que la televisión y la radio están muriendo, pero no lo creo. Un buen contenido la gente lo va a ver. Lo que pasa es que hoy se hacen muchas porquerías, y después nos preguntamos por qué nadie las ve. Las plataformas son una opción, pero no reemplazan el valor de una buena producción nacional en la televisión.
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