El director de “Traslados”, a 40 años del Nunca Más, habla sobre “los vuelos de la muerte”, tema que refleja el documental, y del contexto político en que se produjo y estrenó la película.
Nicolás Gil Lavedra, director de Verdades Verdaderas (2011), La Grieta de Jara (2018), y Como el mar (2024), se expresó sobre el contexto político en el que se dio el proceso de producción del documental Traslados, presentado en el Festival de San Sebastián, y habló sobre la investigación de Eduardo Anguita, ex comandante del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo).
¿Considerás que influyó en algo para la película el recorte, por medio de un decreto, al Fondo Fílmico Cinematográfico?
-No tuvimos ningún tipo de apoyo del INCA, ni para la exhibición ni publicidad. Todavía estamos en charlas con plataformas para llevar la película también a ese ámbito. El INCA está parado, o muy lento, con compromisos previos. Pero no ayuda en nada al cine argentino, lo único que hace es defenestrar, y no acompañar algo que pasa y pasó siempre que es que el cine argentino es un emblema en el mundo.
-¿Qué críticas le hacés a la conducción?
-Hay declaraciones del presidente del INCA, Carlos Pirovano, que dice que desde el 2000 en adelante todas las películas argentinas son una mierda. Es una persona que no ve cine argentino y que no le interesa tampoco. Una película como Puan, que hizo taquilla en Francia, muestra que el contenido es bueno, porque la película es buena. Es gente que no entiende y no le interesa saber qué hacemos.
-¿Qué charlas políticas mantuvieron con la producción de Traslados durante el rodaje luego, teniendo en cuenta la posibilidad de que asumiera un gobierno de derecha integrado por la hija de un militar?
-La película se empezó a filmar en marzo del año pasado, cuando nadie se imaginaba que podía llegar a ganar un personaje outsider como Javier Milei, que hasta citó a Massera. Nos parecía que estábamos haciendo algo importante. Más allá de eso, sabíamos que había ganado un presidente democráticamente con una compañera de fórmula negacionista. La película se volvía necesaria para que la juventud conozca la historia tal cual como fue.
-El documental habla justamente de hechos…
-Los llamados “vuelos de la muerte” fueron un método del terrorismo de Estado. No podemos afirmar la cantidad que hubo, ni los cuerpos que cayeron al mar. Cuando ya teníamos fecha de estreno y estaba la copia y todo cerrado para el 5 de septiembre, justo se da la información de los diputados nacionales que van a visitar a Astiz a la cárcel. Nada estaba premeditado. Lo más importante es contribuir a una memoria histórica y colectiva para que todos podamos velar por esta memoria.
¿Cómo fue trabajar con Eduardo Anguita, quien estuvo a cargo de la investigación dada su experiencia como comandante del ERP, docente y periodista?
-Trabajar con él fue un placer, no sólo por su militancia sino por ser un gran periodista, y a mi me daba mucha seguridad con lo que se iba a contar desde la parte de la investigación de la película. Y bien documentado, que para mí era una de las cosas más importantes. Muchas veces, cuando con el guionista Gustavo Gersberg tirábamos de algún hilo que por ahí no estaba tan probado, él siempre nos volvía al tema de los vuelos. También se sumó a los testimonios del documental, porque me parecía que podía aportar. Después cuando yo iba trabajando en la edición de la película, sumaba comentarios acertados.
-¿Cuál consideras que fue su mayor aporte para mostrar la realidad que la película se propone reflejar?
-Fue responsable de toda la investigación, y de ella surgen los testimonios. Tuvimos muchísimas charlas. Pienso en el caso de Floreal Avellaneda, un caso que me perturbaba mucho por la edad de cuando ocurre su desaparición. Intentamos llegar a Iris, su mamá, y no pudimos por un tema de agenda y compromiso. Cuando nosotros filmamos teníamos agendas cerradas, donde los testimoniantes se iban sumando si podían. Veíamos juntos libros, entrevistas.
¿Con qué documentación utilizada por los grupos de tareas trabajaron para rodar el film, aparte de las planillas de vuelo del Skayvan PA-51?
-Nosotros trabajamos con muchísimo archivo: agencias como Reuters, AFP, televisión española, Página 12, La Nación. También con fotos o documentación personal que te los prestan para que lo puedas mostrar en imágenes. La imagen de Alice Domon y Léonie Duquet, por ejemplo, es una foto de una agencia francesa. El papel donde figuran los nombres de los secuestrados en el operativo clandestino de la iglesia Santa Cruz, lo hicieron las víctimas familiares de los desaparecidos en ese secuestro. Y era con el que las madres iban a reclamar a la justicia por la aparición de esas doce personas que desaparecieron en ese operativo. Es un documento original que nos facilitó Ana María Careaga.
¿Qué repercusión tuviste hasta el momento de la prensa europea por la película en San Sebastián?
-Yo viajé antes para aprovechar y tener una reunión acá en Madrid. Las funciones de prensa y público se mezclan y están dentro del certamen. Tuve un comentario de la agencia AFP, que les gustó mucho la película. Primero me lo dijo el periodista que me entrevistó, y después también me escribieron el camarógrafo y la fotógrafa.
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