Reconocida por su lírica provocadora, la cantante de rap habla del proceso creativo, los modos de producir música y la voracidad de la industria.
En 2007 comenzó a dedicarse al Hip Hop y hoy es considerada una de las referentes del rap en Argentina. Pero basta ver a Sara Hebe en el escenario para detectar en ella la marca indeleble del rock y la actitud irreverente del punk. Ganadora del Martín Fierro 2022 por la cortina musical para la serie El marginal, la rapera de 41 años convierte su música en testimonio. Al frente de luchas como la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, sus canciones, principalmente Historika y A.C.A.B, sintetizaron las demandas de una época y ahora son consignas políticas.
-Sos considerada una referente del rap, pero se ve una gran influencia del rock en tu música, ¿cómo definirías tu estilo?
-Diría que rock alternativo o hip hop alternativo. El otro día Lali (Espósito) decía que Argentina tiene una historia súper rockera. Mucho rock, muy bueno, que trascendió y fue inspiración para muchos países de Latinoamérica. A diferencia de la música marginal, como el hip hop, que tuvo más impacto y se desarrolló de una manera más grande en Chile, en Colombia… Y me parece muy acertado lo que dijo.
-¿Con qué materiales trabajás tus letras?
-Escuchando en la calle. Cuando voy a ver qué tengo escrito en el anotador, siempre son cosas que dice la gente en la calle.
-El proceso de escritura de tus canciones, ¿empieza con la frase o con el beat?
-A veces con la letra, sin música, y otras, con la música. Por ejemplo, ahora estoy haciendo un tema que empieza: “Hay muchos pobres”. Lo fui escribiendo con un beat. No me gustó el beat, lo cambiamos. Ahora sigo, pero quiero cambiarlo de nuevo. Me gusta la letra, pero no estoy encontrando una música que sea lo suficientemente agresiva como para esa letra.
Caracterizada por una poética exuberante y explosiva, las palabras para Sara Hebe no son sólo una vía de comunicación, sino, sobre todo, un artificio, objetos sobre los que operar estéticamente para hacerles decir otra cosa. Un artefacto extraño cuyo sentido hay que volver a pensar. Y así lo manifiesta cuando se le pregunta cómo prepara su nuevo disco. “La palabra ‘preparar´ me suena rara, ¿sabés?”, dice. “En este caso estoy haciendo un disco”, remarca, pero de inmediato agrega que aún duda de su forma. “Estoy bastante desconectada de la tarea de hacer música y de escribir”.
-¿Estás desconectada con este disco en particular o en general?
-Bajó un poco el tema del laburo, de las fechas, entonces eso me desconecta de la rutina y de la continuidad de tocar, de ensayar más seguido. Estoy desencantada. Todo se volvió tan, tan, tan un negocio. Por ejemplo, le pregunto a un artista si quiere hacer un tema conmigo y no puede. No puede porque tiene una firma con un sello. Entonces sí, le encantaría, pero tiene un contrato por un montón de tiempo y lo único que importa es el dinero. Todo es por dinero, todo es un producto. Un producto en serie, más que nunca. Eso me desencanta y me perturba.
-Recién decías que bajó mucho la regularidad con la que tocabas, ¿a qué lo atribuís?
-Tiene que ver con esto que te decía. La música se volvió tan voraz que hoy es solamente un negocio. Y me parece que hay un castigo por parte de la industria, pero a determinados discursos. Si hay cierto discurso político, eso no entra.
-¿Ves alguna diferencia en relación a unos años atrás?
-Sí.
-¿Y a qué lo relacionás?
-A que el capitalismo mejoró, se perfeccionó. Todo es una relación comercial. Hay cero de afecto y de amor. Es un contrato de compraventa. ¿Dónde ves amor en un contrato de compraventa? Ahí no hay, es un texto desafectado, absolutamente técnico. Cuánto, hasta cuándo, dónde hay que firmar.
-Estás en una industria donde se pondera la edad, ¿cómo es dedicarte a la música urbana a los 41 años?
-Ahora se le llama “música urbana” para des-singularizar, pero en realidad es el rap y el hip hop. Hace unos años acá en Argentina se desarrolló y es un impacto para el mundo. Artistas de acá que son representantes de la movida urbana, como le dicen, pero en realidad son raperos y raperas nada más, que cantan. Pero en relación a lo de la edad, no, no me hago tanta historia con eso.
-La irrupción de la Inteligencia Artificial trajo cambios en distintas disciplinas. ¿La utilizás para tu música?
-No me importa lo que haga la IA, yo voy a seguir haciendo música como siempre. Sé que eso está presente, va a avanzar muchísimo, a pasos gigantesquísimos, como lo mismo que te digo de la industria, el comercio, las políticas neoliberales. Todo tiene que ver con la inteligencia artificial. El reemplazo del corazón por la máquina. Y al final, la máquina en manos de la máquina.
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