20 años después, el pueblo de Gualeguaychú continúa alzando la voz y luchando por aire limpio y agua limpia para la ciudad.
CUERPO DE LA NOTA:
Al amanecer, más allá de la costa mansa del río Uruguay, se pueden ver las luces de una de las pasteras instalada en Fray Bentos. También las chimeneas, que comienzan desde temprano a liberar un humo negro. Esta es la postal desde Gualeguaychú: lo que hace 20 años atrás causaba temor al pueblo argentino y uruguayo, hoy es una realidad.
Mientras que en las calles de “la ciudad de los poetas” los recuerdos de las protestas siguen vivos en la memoria de sus habitantes, dos plantas de UPM Botnia funcionan con normalidad sobre la costa oriental. Una a orillas del río Uruguay, en el límite con Argentina, y otra a orillas del Río Negro. Esta última, UPM Paso de los Toros, comenzó a funcionar el 6 de junio de 2023 y es la planta de elaboración de pasta de celulosa más grande del mundo. Pese a esto, la historia cuenta hechos y anécdotas que muestran a un pueblo alzando la voz y luchando por una causa común: aire limpio y agua limpia.
Inicio del conflicto y acciones de resistencia
A comienzos de 2003, Uruguay anunció la aprobación de la instalación de dos plantas de celulosa a la vera del río. Esto provocó descontento en el lado argentino, más precisamente en la ciudad de Gualeguaychú. Sin embargo, en 2005 comenzó la construcción de las fábricas de las empresas ENCE y BOTNIA, oriundas de España y Finlandia, respectivamente.
Para organizar la oposición, en Gualeguaychú nació la Asamblea Ambiental Ciudadana. “Fue una reunión de vecinos autoconvocados, después se fue sumando gente, precisamente para encarar la resistencia y la lucha contra el anuncio por parte de algunos amigos uruguayos de que venían a instalarse dos pasteras”, comenta Martín Alazard, médico y miembro de la ONG hace 20 años.
El 30 de abril de 2005 se realizó una multitudinaria marcha al Puente Internacional General San Martín. “Caminaron 40 mil personas y la participación de ciudadanos uruguayos fue contundente”, narra la periodista gualeguaychuense Sabina Melchiori en su libro Babel, la construcción mediática del conflicto por las papeleras. Esta manifestación pacífica se realiza todos los años, pero el asambleísta Alazard declaró que en 2024 sólo asistieron 50 autos que marcharon en caravana.
Para crear conciencia ambiental entre los jóvenes, también la Asamblea tomó la iniciativa de crear el “Grito Blanco” en la Costanera de Gualeguaychú. Este evento se realiza cada año, pero con el correr del tiempo se trasladó a Plaza Urquiza para que los estudiantes estén cerca y puedan llegar. Aun así, la participación es cada vez menor.
Arroyo Verde: el corte permanente
La lucha no solo se materializó en el Puente General San Martín: a partir de 2006, los vecinos se concentraron para realizar un corte de ruta permanente en Arroyo Verde, ubicado a 15 kilómetros del Puente General San Martín. Junto a la ruta se podían visualizar a diario pancartas, banderas, autos y familias completas que se instalaban para acompañar este acto de resistencia.
La periodista Raquel Patt siguió de cerca el conflicto, y las coberturas en Arroyo Verde dejaron marcas que hoy expresa con nostalgia. “La existencia de un arroyo allí y el objetivo de defender el agua como bandera lo hacían el lugar perfecto para endurecer las medidas que ya se estaban planteando. Un corte de ruta por tiempo indefinido era una gran opción ante la indiferencia de las autoridades políticas de ambos países”, recuerda.
Patt también cuenta que escuelas de otras provincias viajaban a conocer el lugar, periodistas europeos, ambientalistas de todo el país y algunos de América Latina se acercaban a conocer, aprender y algunos incluso a pedir apoyo en sus propias luchas. Pese a esto, en 2006 el Banco Mundial autorizó el financiamiento de la planta finlandesa Botnia y al año siguiente comenzó a funcionar oficialmente. Las tensiones, protestas y manifestaciones continuaron en Gualeguaychú.
El fallo del Tribunal de La Haya
En abril de 2010, el Tribunal de La Haya falló en este conflicto. Se llegó a la conclusión de que Uruguay había violado sus obligaciones procesales al no notificar adecuadamente a Argentina sobre la construcción de las plantas de celulosa. Sin embargo, no ordenó la suspensión ni el desmantelamiento de la planta de Botnia (ahora UPM), al no encontrar pruebas suficientes de que causara un daño ambiental significativo.
El fallo llamó a ambos países a cooperar y continuar con el monitoreo conjunto del río Uruguay, dada la importancia de la sostenibilidad ambiental y la colaboración bilateral. Patt rememora este día: “El día de la lectura del fallo se decidió instalar una pantalla en el Teatro Gualeguaychú para que la gente pudiera escucharla en vivo. A las 5 de la mañana estaba lleno. El fallo no favoreció, había que comprobar la contaminación y mientras tanto se sugirió a ambos países no potenciar el conflicto”.
Estado actual del conflicto
Durante los últimos 15 años, “control y monitoreo” han sido las palabras claves que desentrañan lo que quedó de este conflicto. Sin embargo, todo lo que se había ordenado hacer luego del fallo de La Haya para demostrar la contaminación, “nunca se hizo” manifiesta Patt.
Además, la periodista declara que el control con ingreso a la planta de Botnia para tomar muestras de agua “no se hace de manera intempestiva”. Se debe avisar con anticipación a la empresa cuando se va a concurrir y solo ingresan a los lugares que la empresa autoriza. Tampoco fueron instalados los medidores de aire en distintas zonas de Gualeguaychú, y el Hospital Centenario no llevó un registro de pacientes con afecciones respiratorias, pese a que hubo episodios de olor y denuncias.
“Gualeguaychú respira contaminación”, lamenta Alazard y declara: “Llegamos a la conclusión de que Botnia es una de las empresas más contaminantes del mundo, y la planta de Fray Bentos está totalmente fuera de escala”. También comenta que UPM ya excede la producción con un 1.200.000 toneladas, además del material líquido que se vierte en el río y el de las chimeneas, que impacta directamente en Gualeguaychú.
La herida se abre cada abril, cuando se rememora y se revive, hoy con menor convocatoria, la histórica Marcha al Puente. También pasar por Arroyo Verde es recordar a los vecinos unidos por una lucha que en la actualidad parece desvanecerse sin un resultado a la vista.
A pesar de que la resistencia perdió fuerza, la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú que cuenta con apenas 10 miembros, insiste en no abandonar el reclamo. “Todo lo que podemos hacer en contra de la contaminación es beneficioso para nuestros hijos”, concluye emocionado Alazard.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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