Cómo se desarrolló en nuestro país y qué políticas gubernamentales la favorecieron hasta la actualidad que se ve afectada con el Gobierno de Milei. Una pérdida de 170.000 puestos de trabajo y más de 7.860 empresas menos.
“Todos los fititos de la Argentina salieron de acá”, es la leyenda que puede leerse debajo de la parte delantera de un Fiat 600 color rojo incrustado en un muro en la intersección de las calles Wenseslao de Tata y Miguel Cervantes en el barrio de Caseros, partido de Tres de Febrero, zona oeste del conurbano bonaerense.
Este muro pertenece a la empresa de repuestos Expoyer, ex fábrica Fiat, y lindante a la empresa Stellantis, dedicada a la fabricación de automóviles en el país. Los lectores de esta nota nacieron en un mundo ya habitado por los automóviles. Pero, ¿cómo fueron los comienzos?
El primer caso documentado de construcción de un auto en el país corresponde al del mecánico español Celestino Salgado en 1901. Luego, entre 1903 y 1907, el español Don Manuel Iglesias construyó un automóvil para uso personal. Pero, en 1911 y de la mano del ingeniero argentino Horacio Anasagasti se llegaría el primer intento de producción automotriz seriada: su compañía fabricó alrededor de 50 vehículos.
¿Cómo continúa la historia? ¿Cómo se desarrolla la industria automotriz? ¿Qué políticas gubernamentales la favorecieron? Gustavo Feder, diseñador industrial egresado de la UBA, profesor en disciplinas industriales y docente; a su vez, director del sitio web Autohistoria y la revista digital del mismo nombre, habla al respecto.
El especialista indica que, durante estos primeros años, no había una política industrial para el sector automotriz: “Con el peronismo recién aparecen unos primeros decretos que tuvieron como finalidad la radicación de empresas del extranjero, aportando tecnología, capitales. Hubo inclusive una Ley de inversiones extranjeras que permitió la llegada de algunas fábricas, y se permitió reducciones arancelarias para la importación de partes”.
Ahí comenzaron los primeros esbozos de una verdadera industria, cuenta el comentarista especializado en historia de la industria automotriz argentina (El Toque Warnes, Info Auto, MiuraMag y Ruedas Clásicas). “Y tenemos la llegada de las primeras compañías extranjeras, Mercedes Benz y Autoar, Káiser IKA. También se crea el IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado), que va a fabricar autos a partir de la fábrica militar de aviones que existía desde la década del 20”, agrega.
“Y, recién para tener una política específica para el sector, tenemos que hablar del año 59, cuando con el Gobierno de Arturo Frondizi se sanciona un decreto que sí tuvo un objetivo muy concreto de seducir al capital extranjero para que se radicara en el país, otorgando ventajas arancelarias, impositivas, protección. Y eso fue un éxito”, aclara el diseñador.
El también columnista del programa Autoescaner de Garage TV, y en Carburando Radio, amplía sobre la política estatal nacional: “En poco tiempo se radican más de 20 empresas. Las cifras de producción crecen y se logra una integración local, es decir, que la cantidad de componentes nacionales que tenían esos autos va a llegar al 90% o más”.
También, en la época de Frondizi hubo una Ley de inversiones extranjeras y políticas para favorecer el petróleo y la industria siderúrgica que eran dos actividades base que permitirían la producción de autos. “Una porque necesita los insumos para fabricarlos, el acero; y la otra por los insumos para que funcione, que es el combustible”, agrega Feder.
Durante la dictadura militar, indica el especialista que se produjo un cambio importante que fue la apertura de importaciones. “Durante 20 años la industria estuvo protegida, y la libre importación de marcas obligaba a las empresas a actualizarse por la diferencia tecnológica y de diseño. Para lograr eso, se les permite incrementar el porcentaje de autopartes extranjeras. Eso genera por un lado una actualización de la industria, pero como contrapartida, el cierre de muchas fábricas. Otras decidieron fusionarse”, comparte.
Los mejores momentos de la industria automotriz nacional, según explica Feder, fueron entre el 60 y mediados de los 70. Con la llegada de la dictadura se inicia un período de crisis que eclosiona en los 90 con menos de 100.000 autos fabricados, cuando la industria llegó a 300.000 y tenía capacidad para 500.000. “La industria automotriz es una que demanda a otras, es decir, tiene expansión horizontal”, afirma el director de Autohistoria, y agrega que demanda el “conocimiento de oficios, tecnologías, máquinas, herramientas complejas”, entre otras, por lo requiere de técnicos profesionales.
El último gran cambio, y que es un poco lo que rige en la actualidad, tiene que ver con la creación del Mercosur. Esto permitió que la Industria Automotriz Argentina expandiera su mercado: incrementó los volúmenes de producción, logró una escala que permitiera reducir costos y, al mismo tiempo, exportación.
A grandes rasgos, desde los 90, las políticas no cambiaron, pero a veces se establecen protocolos de integración que buscan una compensación entre lo que se importa y exporta, por lo que aparecen regulaciones que impiden o limitan lo que se puede importar o se establecen impuestos a los autos de lujo, y de esa manera se protege la industria.
Feder resalta la importancia de las políticas gubernamentales para el desarrollo de la industria automotriz, la expansión de los volúmenes de producción y el incremento de la mano de obra.
Industria Automotriz Argentina: de las puertas para adentro
Diversas han sido las etapas a lo largo de este recorrido histórico, desde los inicios hasta la actualidad. Una actualidad marcada por los primeros meses de un nuevo Gobierno que, si bien es incipiente, ya ha sentado las bases y se encamina hacia una dirección tal vez ya conocida por todos. Pero, ¿qué está sucediendo hoy en día? ¿cómo son las proyecciones a futuro?
“Marcelo” trabaja en el área de Ingeniería de costos en una industria automotriz. No está autorizado a hablar sobre la empresa, por lo que no quiere revelar el nombre de la misma ni el suyo. Ubicado estratégicamente en las entrañas del asunto, comenta: “Cuando se ejecutan políticas que fomentan el mercado interno y la industria nacional que cuidan el poder adquisitivo de la mayoría de la población, que priorizan la economía real por sobre la especulación financiera, esto se traduce en el aumento de las ventas con el consecuente aumento en los volúmenes de producción y de la demanda de mano de obra, lo que genera puestos de trabajo de calidad”.
Ahora bien, sobre la situación actual, fue muy claro: “Hoy, con las políticas neoliberales, estamos viviendo un industricidio. Cayeron severamente las ventas y los volúmenes de producción, y esto ya empezó a generar suspensiones e interrupciones en las jornadas de producción planificadas. Lamentablemente, de continuar estás políticas, las proyecciones son muy malas”.
La AFAC (Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes) en su informe mensual indicó que, durante el primer cuatrimestre de 2024 y respecto al mismo período de 2023, la producción de vehículos disminuyó un 22,6% y las empresas de autopartes registraron una caída de 3,4%.
Por su parte, ADEFA (Asociación de Fábricas de Automotores) que también confecciona y difunde periódicamente estadísticas de producción, ventas y exportaciones de automotores, respecto a la producción nacional de junio compartió que se registró una baja del 16,7% respecto a mayo, y un descenso del 40,2% con respecto al mismo mes del año anterior. Comparando los seis meses del 2024 con respecto al 2023, se registró una baja del 26,7%.
ADEFA fue fundada en 1961 y sus asociados son Mercedez Benz, Fiat, Ford, General Motors, Iveco, Peugeot, Renault, Scania, Toyota y Volkswagen. Martín Zuppi, presidente de la asociación, explica: “Al cierre del primer semestre de este año y tal cual lo previsto, continúa el proceso de adecuación al nuevo contexto económico y el ordenamiento de los programas productivos de las terminales que se reflejan en los volúmenes de actividad del período”.
El panorama se agrava con la paralización temporal de las plantas de Renault, Toyota, Fiat, General Motors, Mercedes Benz y Nissan durante 15 días hábiles en el mes de junio, debido al complejo escenario económico. Hubo una combinación de factores que incluyen la caída de la demanda, la disminución de las exportaciones y problemas de abastecimiento de piezas.
Toyota suspendió su producción debido a problemas logísticos. Señalaron que la falta de piezas importadas fue un “factor crucial”. Esta paralización no solo afectó la producción diaria, sino también obligó a la empresa a recurrir al sistema de “horas crédito” para compensar los días no trabajados. Además, puso en marcha un plan de retiro voluntario en respuesta a la caída de las exportaciones hacia mercados clave como Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
La planta de Fiat, en Córdoba, también detuvo sus operaciones debido a la falta de componentes esenciales provenientes de Brasil. Por otro lado, en la planta de Santa Isabel (Córdoba) que produce vehículos para Renault y Nissan, a su vez, se tomó la decisión de detener la producción. La razón principal fue la adecuación de la producción al actual nivel de demanda. Por tanto, Renault comenzó a considerar reducir las horas de trabajo de ocho a seis horas por turno, cuestión que afectaría a Nissan que opera en el mismo establecimiento y en un único turno.
En la misma línea, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) respecto a la cantidad de empleadores que declararon trabajadores entre noviembre de 2023 y abril de 2024, informó que se redujo de 512.357 a 504.497 casos, perdiéndose en total 7.860 empresas.
Por otro lado, en el mismo período mencionado, se redujo 1,73% la cantidad de trabajadores/as registrados/as en unidades productivas, con una pérdida de más de 170.000 puestos: de 9.857.173 a 9.686.478.
La expulsión de trabajadores se concentró en las empresas de mayor porte: 74% de la pérdida de empleo (126.244 trabajadores registrados menos) en empresas de más de 500 trabajadores. La reducción de personal por parte de las empresas con menos de 500 trabajadores/as fue sensiblemente menor: disminuyeron sus puestos de trabajo en 44.451 casos, explicando el 26% el total.
En términos porcentuales, mientras que las empresas de más de 500 trabajadores/as redujeron su personal en un 2,64% (de 4.782.973 a 4.656.729), las empresas de hasta 500 disminuyeron su dotación 0,88% (de 5.074.200 a 5.029.749).
Desde SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor) reportaron que más de 12.000 trabajadores del sector automotriz han sido despedidos hasta el momento, sin contar las suspensiones ni los retiros voluntarios. Y, estos datos, son consecuentes con los del INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) que estipula que el desempleo llegó al 7,7% en el primer trimestre.
Para Feder el panorama tampoco es positivo. “Este Gobierno está liberando las importaciones. Y si no compensás eso con una política agresiva de exportaciones, los importados se comen tu mercado. Los procesos de integración y de apertura tienen sentido y funcionan cuando podes exportar más de lo que importas”, explica.
Repasando la historia y analizando la situación actual, es posible preguntarse, ¿se puede tocar fondo nuevamente? “Siempre se corre ese riesgo”, declara Feder y sigue: “Lo que estamos viendo hoy es una recesión generalizada en todos los niveles de la actividad, muy especialmente en la industria en general. Cualquier estadística muestra que la actividad está un 25% o 30% abajo, según cada rubro. Son cifras tremendas. Si eso se sostiene en el tiempo, y sobre todo si se lo busca compensar con importaciones, podemos llegar a perder la industria Automotriz”.
El especialista lamenta: “Quienes sostienen estas políticas dicen que Argentina se tiene que dedicar a otras cosas, no a la industria y menos a la automotriz porque podemos importar mucho más barato de China u otros países. Entonces, pretenden que nos dediquemos al petróleo o a la minería, el turismo y a la soja. Es la idea que tiene este Gobierno desde mi punto de vista y sumado a la recesión que está ocurriendo, que es un hecho objetivo, puede terminar un combo letal para la industria”.
Industria Automotriz Argentina: de las puertas para afuera
Son las 8 de la mañana de un viernes. Las persianas de “Copetín Fiat” empiezan a levantarse. Dos operarios esperan en la puerta vestidos con ropas de trabajo de las que resaltan tiras fluorescentes. Otros grupos de hombres con la misma vestimenta se acercan, se saludan, se congregan en aquella esquina. La persiana se termina de abrir, el chirrido metálico finaliza. Las puertas se abren y los hombres ingresan. Se saludan fraternalmente, se ríen, tiran chistes. Desde la calle se siente el olor a café.
Copetín Fiat es un restaurante situado frente a la ex Fiat. En 1959, el Gobierno argentino aprobó la propuesta de Fiat para la construcción de una planta en la localidad de Caseros. Con la llegada de la empresa, el barrio se transformó y surgieron negocios gastronómicos para obreros y empleados. Uno de ellos era el almacén de Doña María y Don Francisco. Con los años fundaron un bar al lado a cargo del sobrino de Francisco, Carlos Papaianni, y así nació en 1965 lo que es hoy Copetín Fiat, manejado actualmente por el sobrino de Carlos, Gregorio.
El nombre surge de la fábrica que generó la revolución económica en aquel entonces. Trabajan con empleados, directivos, proveedores y clientes de la automotriz. En 2021, por su trayectoria e identidad en el barrio, fue nombrado Bar Notable. Por Copetín han pasado más de tres generaciones. “Tenemos habitués que nos acompañan desde que era almacén”, afirma Gregorio y cuenta una anécdota de una pareja que se conoció en la fábrica, se casó y ahora los visitan a diario con sus hijos.
Pese a que el lugar se hizo conocido por la zona, gran parte de su clientela aún corresponde a los operarios automotrices, motivo por el cual los movimientos y cambios en las fábricas “se hacen sentir”. A veces más, a veces menos. Hay años buenos, otros difíciles, y otros muy difíciles. Hoy, el futuro es incierto.
Ojalá los ruidos y olores perduren en el tiempo. Ojalá las voces, las risas y los chistes también. Ojalá las ropas fluorescentes sigan encandilando en las esquinas. Ojalá las persianas de Copetín Fiat jamás se cierren.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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