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El melómano del siglo 21: un día en la Feria de Vinilos


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Los fines de semana son para los amantes de la música, pero sobre todo para los y las coleccionistas que dedican sus días de ocio en busca de encontrar alguna joyita, ese lujo en tiempos de crisis. La House Feria es ese lugar que va girando por todo Buenos Aires para que nadie se pierda de encontrar lo que tanto busca. 


Los dedos, de los primeros en llegar, se mueven con la velocidad de una máquina contadora de billetes, esas que se ven en las películas de mafiosos, mientras “lavan” sus dólares. 

La gente gira alrededor de los cajones llenos de vinilos, los ojos brillantes en búsqueda de aquel disco que se les hace esquivo o de alguna ganga que se presente de manera oportuna. 

El Galpón de Tacuara, cervecería del barrio porteño de Palermo, es el lugar donde se celebra el segundo aniversario de “La House Feria”, evento discográfico que reúne a vendedores, DJ´s, coleccionistas y otros potenciales compradores. 15 stands, cerca de 10 mil vinilos y unos cuantos CD´s -formato que está volviendo de a poco-, son parte de los elementos que le dan vida a la feria.

Desde antes del mediodía, los puesteros se encuentran armando sus stands, los cajones de ofertas no pueden faltar en los tiempos difíciles que enfrenta el país, remeras, vinilos importados, nacionales, CD´s y algunos cassettes. 

A primera hora llegan algunas reventas buscando “buenos precios”, murmura uno de los vendedores. El público es de lo más variado: grandes, jóvenes, con y casi sin plata. Hay coleccionistas con experiencia, pero también mucho recién iniciado en el arte de la compra de discos. 

El fenómeno de la vuelta del vinilo se debe a múltiples factores: la nostalgia, los lanzamientos de álbumes actuales en este formato o simplemente poder poseer la obra de algún artista de manera física. 

Según los datos de la Cámara Argentina de Fonogramas y Videogramas (CAPIF), el 50% de la venta de música en físico corresponde a los vinilos, mientras que el porcentaje restante se reparte entre los CD´s y los cassettes, este último utilizado por bandas emergentes para lanzar sus últimos trabajos. 

“La Feria le da diversión a la gente, prefieren venir acá a tomar algo y ver discos en lugar de ir a una disquería. Viene mucha gente joven. La forma de vender cambió mucho: hoy en día capaz vendemos menos cantidad, pero se venden discos más caros. Discos de rock argentino, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, por ejemplo, pueden rondar los 150 mil pesos o más”, comenta Walter Siffer, organizador del evento

Al consultarle a Siffer acerca de cómo impacta la situación económica actual, contesta que el público “bajó mucho en el último tiempo”. Pablo, un coleccionista que se encuentra realizando casi un clavado dentro de unas bateas, lamenta que hoy en día solamente puede comprar discos baratos, ya no se puede dar el gusto de gastar mucho en una edición importada, en uno del “Flaco” (Spinetta) o en algún box set. 

Con el pasar de las horas la Feria se va llenando de gente. Empiezan a correr los vasos de cerveza y la comida para los vendedores que aprovechan los descansos para poder almorzar. 

Los distintos DJ´s le ponen color a la velada con variedad de música: pop, disco, rock, house y alternativa. “Que mi mujer no se entere lo que gasté en este disco de los Beatles edición japonesa. ¡Me asesina!”, confiesa un comprador que prefiere mantenerse en el anonimato. 

Con la caída del sol se empieza a vaciar el salón, algunos se van con las manos llenas de música, otros con la decepción de no haber encontrado lo que estaban buscando, pero la mayoría contentos de haber podido compartir una reunión más entre compañeros melómanos.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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