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Javier Schaab: “Quiero llevar Punta Alta a lo más alto en el mundo del ciclismo”

A sus 45 años continúa representando a la Argentina en diferentes competencias como fue el Mundial de Ciclismo en Pista 2024 de los Juegos Olímpicos.

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A sus 45 años continúa representando a la Argentina en diferentes competencias como fue el Mundial de Ciclismo en Pista 2024 de los Juegos Olímpicos.


Con una trayectoria marcada por logros y desafíos, ha representado a la Argentina en diversas competiciones internacionales. En los Juegos Panamericanos, su desempeño ha sido excepcional: en 2016 en Guadalajara, México, ganó tres medallas de oro, tres de plata y una de bronce; en 2017 en San Juan, Argentina, conquistó tres oros y dos platas; y en 2018 en el Distrito Federal, México, logró nueve oros. 

Javier Schaab, nacido en 1979 en Punta Alta, es un destacado ciclista argentino y nos invita a conocer su experiencia en el deporte, su conexión emocional con su ciudad de origen y sus ambiciones. 

-¿Qué esperabas para el Mundial de Pista en Francia 2024?  

-Yo soñaba con volver a representar a mi país, poder llevar a Punta Alta a lo más alto.

-¿Cuál fue tu enfoque actual en el entrenamiento?

-Fui elevando las exigencias. También hicimos gimnasio junto a mi profesor, Gabriel García. La preparación es clave para alcanzar mis metas.

-¿Cómo has manejado la pandemia y su impacto en tu preparación? 

-En la pandemia no hubo competencias, así que estuvimos haciendo trabajos en casa. Esto trajo muchas complicaciones, pero supimos estar tranquilos sabiendo que los objetivos grandes estaban parados. Aproveché para hacer una pretemporada y recuperar algunas lesiones que tenía en aquel entonces. Además, pude pasar más tiempo con la familia. 

-¿Fue diferente a cómo te preparaste en Estados Unidos en 2017 antes de las competencias? 

-En Estados Unidos me cambiaba y me iba en bicicleta desde el hotel, tenía que llegar temprano a la pista. El taxi era caro. Tenía un rodillo en el hotel y otro en la pista para entrar en calor. Con una bici de pista andaba por las autopistas, no me quedaba otra.

-¿Cómo viviste esa experiencia en la que lograste la Medalla de Plata?

-No me doy cuenta en el momento de lo que he logrado. En la competencia venía tercero y, al final, luché codo a codo con otros competidores. Cuando cruzamos la línea, fue un momento de bronca y alegría. Cuando levanté la vista, vi a la Selección y a mi familia gritando. Esa medalla fue muy significativa. Fue la única medalla de la Selección.

-¿Qué significa para ti la camiseta de la Selección Argentina?

-Cuando te ponés la celeste y blanca es algo muy fuerte, por todo lo que te ayuda la gente y sobre todo la familia. Nadie llega solo. 

-¿Cómo comenzaste en el ciclismo? ¿Qué recuerdas de tu primera carrera?

-Arranqué a los 7 años. Para una fiesta me regalaron una bicicleta de carrera chiquita y el que me embaló fue mi tío Roberto. Mi primera carrera fue en el Albatros XX. Me largué con un pantalón de pijama, una remera y me pusieron un casco.

-¿Cómo te sentiste en tu primera competencia nacional?

-Me sentí increíblemente emocionado. Fue en Jáuregui, un recuerdo imborrable para mí. Era solo un chico, y a pesar de los nervios, todo salió bien. Recuerdo la adrenalina antes de la carrera, el ambiente lleno de energía y la alegría de cruzar la meta. Esa experiencia me motivó a seguir compitiendo y me dejó una lección importante sobre la perseverancia y el trabajo duro. ¡Fue un momento que jamás olvidaré! 

-¿Qué significa para ti representar a Punta Alta? ¿Cómo ha sido tu relación con los torneos de Bahía Blanca?

-Para mí representar a Punta Alta es lo más lindo. Para mí es todo, porque es la gente que siempre me apoyó y me bancó en todas. No me pondría una camiseta que diga Bahía Blanca jamás. Siempre me hicieron la contra por pelear y ganarles los torneos a ellos.

-¿Qué sacrificio has hecho por tu carrera?

-Para ir a México en 2018 vendí el auto, ¡una locura!

Javier Schaab compitiendo en el Campeonato Panamericano Master de Pista y Ruta, celebrado en la Ciudad de México en 2018. 

-A tus 45 años, ¿cómo te sientes respecto a las posibilidades de seguir compitiendo? ¿Cómo manejas la presión y las expectativas de volver a la competencia internacional?

-Soy consciente de mi edad y mis posibilidades, pero la ilusión de seguir compitiendo nunca se pierde. Creo en mis condiciones, me conozco arriba de la bicicleta y estoy dispuesto a dar el máximo para volver a lograr un podio.

-¿Cuál es tu gran objetivo en el ciclismo?

-Busco ser campeón del mundo. Me preparo para eso.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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Mauricio Romero: “Siempre me comprometí al máximo con los clubes, mis compañeros y en cada entrenamiento”

Mano a mano con el pampeano que se convirtió en referente del fútbol mexicano por vestir las camisetas de Puebla, Monarcas y Atlante. En la actualidad trabaja en un equipo de su ciudad natal en La Pampa. 

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Mano a mano con el pampeano que se convirtió en referente del fútbol mexicano por vestir las camisetas de Puebla, Monarcas y Atlante. En la actualidad trabaja en un equipo de su ciudad natal en La Pampa. 


Mauricio Romero es un ex futbolista argentino nacido en General Pico, La Pampa, el 13 de enero de 1983. Inició su camino en el fútbol en Pico Football, club de su ciudad natal, para luego irse a las inferiores de Lanús. Tras un largo camino en las divisiones formativas del club granate, logró debutar en primera división y empezar a escribir su historia en el fútbol. 

Después tuvo un paso por el fútbol mexicano, donde se convirtió en referente del Club Morelia. Luego de retirarse se puso el buzo de ayudante de campo para dirigir a Ferro de General Pico en el Federal A.

–¿Fue difícil la decisión de dejar el fútbol?

–No fue difícil. Era algo que lo venía pensando desde hace algunos meses porque tenía algunas molestias en la pierna, producto de una lesión que sufrí en Morelia y empecé a tener osteocondritis. 

Estuve jugando algunos años con muchas infiltraciones de ácido hialurónico; hasta me he tomado queterol, que se utiliza para el dolor de muelas. Esta situación no me gustaba porque cada vez entrenaba con menos frecuencia y ya no aguantaba la carga física de las pretemporadas, entonces tomé la decisión de dejar el fútbol.

–Una vez retirado te uniste al cuerpo técnico de Mauricio Giganti, ¿esto fue planeado?

–La verdad que no. Un día me reúno con Mauricio con el motivo de tomar un café y hablar de fútbol. Yo creí que se trataba solamente de eso, pero me di cuenta que él me estaba analizando y después de la conversación me comentó que estaba buscando un ayudante de campo. Obviamente me tomé algunos días para pensarlo porque era para dirigir el Federal A. La tercera categoría del fútbol argentino no es cualquier cosa.

–Llega un momento en el que Giganti deja y tomás las riendas de Ferro de Pico, ¿qué experiencia te queda cómo técnico en el Federal A?

–Yo quedé como interino para que el club tenga más tiempo de entrevistar a otros entrenadores y para mí fue una experiencia única y con mucha más responsabilidad que cuando era ayudante de campo.

–En medio de este interinato ocurre la terrible situación vivida en Mendoza con los disparos, ¿cómo fueron los momentos previos? 

–La verdad fue muy desagradable, porque nadie se espera ir a un estadio de fútbol y que haya una disputa entre hinchadas que termina en disparos. Fue un momento terrible porque previo a que me golpeara el proyectil ya habían pasado dos o tres balas. Escuchaba el silbido. Pero, más allá de eso, me indigna lo que sucedió después: la policía haciendo un informe lamentable. Lo mismo la terna arbitral, todos cubrían a los violentos.

–¿Cómo fue tu proceso para llegar a las inferiores de Lanús?

–Vinieron dos captadores de Lanús a la cancha de Pico Football para hacer una prueba de fútbol y nos hicieron jugar dos partidos entre todos los chicos que se habían presentado. En el primer partido jugué de mediocampista, mi posición habitual. Pero, en el segundo juego me pusieron de marcador central y jugué mejor que en el primero. 

Cuando terminó la prueba, me llamaron y me dijeron que había quedado seleccionado para ir a conocer las instalaciones del club y realizar un encuentro con los jugadores y ahí ver si me fichaban o no.

–¿Recordás el primer llamado a primera división?

–En el 2007 me llama Héctor “Bambino” Beira, quien era el entrenador del momento, para hacer algunos entrenamientos como sparring. El primer día me retó tres veces porque tenía una manera brusca de ir a marcar, es que para mí ese entrenamiento era una oportunidad de oro. 

Al final de la práctica pensé que me iba a llamar la atención otra vez, pero se acercó y me dijo que a partir de ese día comenzaba a entrenar con el plantel de primera.

–¿Cómo fue el día de tu debut?

Fue un día tranquilo, me tocó debutar frente a Argentinos Juniors en un partido que había sido postergado. Fue el debut soñado, en ese partido marqué mi primer gol y ganamos uno a cero, la verdad que fue uno de los días más recordados de mi carrera.

–¿Fue difícil tomar la decisión de dejar Lanús para jugar en Morelia de México?

La verdad es que con Lanús hemos tenido alguna disputa porque había tenido algunas posibilidades de salir antes, pero la última palabra siempre la tiene el club. Yo tenía 24 años y ya quería cumplir el sueño de jugar en el exterior, en ese entonces el fútbol mexicano estaba bien visto porque jugaban la Copa Libertadores. Llegué al Morelia en una situación no muy agradable para el club, estaba peleando el descenso, pero a partir de ahí empezaron a mejorar las cosas y logramos clasificar a play-offs.

–¿Qué creés que te llevó a convertirte en capitán y referente de Morelia?

Yo creo que el tiempo. Tomás Boy, el entrenador de ese momento, decide darme la cinta de capitán después de un año en el club. Creo que él vio mi forma de ser en el club, siempre me comprometía al máximo en todo sentido, las ganas de querer estar, de ayudar a mis compañeros y el compromiso con cada entrenamiento. Yo lo tomé con mucha responsabilidad, para nada sentí una presión por tener la cinta.

–¿Cómo calificarías tu paso por el fútbol mexicano?

Lo calificaría como positivo, simplemente eso, no quiero darle un calificativo más alto. Fue positivo principalmente en Morelia, porque estuve casi seis años en el club y en lo deportivo estuvimos siempre en lo más alto peleando por conseguir algún título. 

Luego tuve un paso por otras instituciones como Puebla, Atlante y Dorados de Culiacán, donde también se hizo un gran trabajo pero no se dieron los resultados.

–En 2016 volvés al fútbol argentino, ¿qué te llevó a tomar la decisión de jugar en Gimnasia?

–Gimnasia fue una experiencia muy linda donde creo que hice un trabajo aceptable y terminé bien la adaptación al fútbol argentino, porque cuando venís de otro país después de tanto tiempo no es fácil. A mi me llamó Pedro Troglio, quien dirigía en ese momento, y desde el primer día pude adaptarme rápidamente a la velocidad y la fricción de nuestro fútbol. 

La verdad que disfruté mucho en el club, sobre todo por el cariño de la gente. Gimnasia es una institución muy pasional y me sorprendió que no tuvieran títulos.

–También tuviste un paso por el Nacional B, ¿qué diferencia notás entre la primera y la segunda división?

–El Nacional también fue una experiencia muy linda, es una categoría muy competitiva. La mayor diferencia que noté fue la velocidad en la toma de decisiones, quizás la inteligencia del jugador de primera división es superior en ese sentido. En cuanto a lo físico, en la segunda división hay mucha más fricción, es mucho más brusco. En aquel momento, al ser una categoría inferior eran mucho más permisivos los árbitros.

–Fuera del fútbol, ¿tenés algún hobby?

–En mis tiempos libres me gusta mucho convivir con mi familia, acompañar a mis hijos en sus actividades. Pero mi hobby principal es la pesca, cuando tengo la oportunidad voy a pescar con mis hijos o con mi hermano y mi papá, quién me transmitió la pasión.


*Estudiante de la carrera de Periodismo Deportivo a distancia.

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Luis García, el kinesiólogo preferido de Messi 

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La Rodríguez olímpica

El #6 de La Rodríguez es un compilado de las mejores notas que las y los estudiantes produjeron durante este 2024 sobre los Juegos Olímpicos de París: análisis de diferentes disciplinas deportivas, historias rescatadas del olvido, debates y opiniones, informes especiales, perfiles de los protagonistas y entrevistas exclusivas.
Agradecemos profundamente a nuestras/os estudiantes y a sus docentes. Por su compromiso y por la responsabilidad histórica que el oficio les demanda. El mismo periodismo que por tantos años nos enseñaron Marcelo y Ernesto.

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El #6 de La Rodríguez es un compilado de las mejores notas que las y los estudiantes produjeron durante este 2024 sobre los Juegos Olímpicos de París: análisis de diferentes disciplinas deportivas, historias rescatadas del olvido, debates y opiniones, informes especiales, perfiles de los protagonistas y entrevistas exclusivas.

Agradecemos profundamente a nuestras/os estudiantes y a sus docentes. Por su compromiso y por la responsabilidad histórica que el oficio les demanda. El mismo periodismo que por tantos años nos enseñaron Marcelo y Ernesto.

Hacé clic en la imagen para leer la sexta edición de «La Rodríguez»

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Luis García, el kinesiólogo preferido de Messi

Su trayectoria y su enfoque deportivo lo convirtieron en un profesional indispensable para los atletas de alto rendimiento. Entrevista al elegido por el número uno de Argentina para el cuidado de sus lesiones.

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Su trayectoria y su enfoque deportivo lo convirtieron en un profesional indispensable para los atletas de alto rendimiento. Entrevista al elegido por el número uno de Argentina para el cuidado de sus lesiones.


Kinesiólogo de la Selección Argentina y una figura fundamental en la rehabilitación y prevención de lesiones en el fútbol de élite. Luis García tiene una sólida formación como atleta federado.

Comenzó su carrera profesional en San Antonio de Areco, su ciudad natal, donde abrió un consultorio especializado en medicina deportiva. En 1997, dio el salto al fútbol profesional al unirse a Racing Club de Avellaneda y en 2001 asumió en Boca Juniors liderando investigaciones pioneras sobre biomecánica y su relación con las lesiones deportivas. 

Luego del Mundial de 2006, Alfio “Coco” Basile lo convocó para formar parte del cuerpo técnico de la Selección Argentina y desde entonces ha sido un pilar en el cuidado físico de jugadores de talla mundial. 

-¿Qué te inspiró para dedicarte a la kinesiología?

-Lo que me inspiró es difícil de saber porque es algo que se siente. La mayoría de las decisiones en mi vida las he tomado de manera intuitiva. Creo que la intuición es una mezcla entre la razón y el corazón. 

Desde pequeño me gustaba correr en los torneos intercolegiales y eso me llevó al atletismo, aunque en Areco era un deporte amateur. Al mudarme a Buenos Aires para estudiar, me federé en un club y entrené en el CEDENA (hoy CENARD). Ingresé a Educación Física en el Instituto Romero Brest, pero no me convenció porque estaba enfocado en la docencia y yo prefería el alto rendimiento. 

Mi hermana en ese entonces estudiaba Kinesiología y, al vivir juntos, me empezó a interesar en su carrera. Decidí cambiarme; y, mi experiencia como atleta, tanto en entrenamiento como en lesiones, fue clave para complementar la teoría con la práctica.

Créditos: TyC Sports

¿Tuviste algún mentor o referente que influyó en tu primera etapa como profesional?

-Pertenecemos a una generación que ingresó a la universidad en 1984, justo después de la dictadura y con Raúl Alfonsín en el Gobierno. Formamos parte de una gran camada de kinesiólogos que entraron en la UBA junto a profesores que habían sido proscritos. 

En ese momento, Kinesiología estaba muy vinculada a la medicina y no existía la especialidad en deporte. Fue un tiempo de creatividad y pasión por estudiar. Creamos esa especialidad de forma autodidacta, sin referentes claros. También fundamos después la Asociación de Kinesiología del Deporte impulsando así el crecimiento de esta área.

-¿Cómo fueron tus primeros pasos en Racing y Boca? ¿Fueron difíciles? 

-En Racing hubo un momento en que quise dejar todo. Venía de trabajar en ligas locales sin tanta presión, pero mi amigo Rubén Araguas me recomendó para Racing. Entré con Coco Basile como técnico y todo era muy intenso: viajes constantes y largas concentraciones. Una vez, tras una semana en Ecuador por la Libertadores, ya querían que nos concentremos para viajar a Jujuy, y le dije a mi mujer que “no aguantaba más”. En ese viaje, el “Colorado” MacAllister me convenció de que era una etapa de mucha competencia. Aguanté, la rutina se normalizó y terminé adaptándome. 

El fútbol es un ambiente muy loco en el sentido de que es particular. Son horarios muy estrictos, son demasiadas concentraciones, sobre todo en un club. En la Selección estoy en el mejor trabajo del mundo porque no tiene el día a día de un club y entonces tenemos convocatorias muy particulares, acotadas.

-Durante tu tiempo en Boca Juniors estuviste trabajando con la Biomecánica. ¿Qué es y qué relación tiene con el deporte?

-La Biomecánica es la ciencia que estudia el movimiento, aunque en sus inicios estaba más ligada a la ingeniería (como en el diseño de asientos de autos, por ejemplo). Yo empecé a desarrollar una técnica para aplicar la biomecánica como estudio de la forma de movimiento y su relación con la lesión. 

Hace más de 30 años, en mi consultorio en Areco, comenzamos a explorar este enfoque aunque en ese entonces era mucho más complicado filmar, digitalizar y trabajar con software debido a la tecnología limitada. Sin embargo, desarrollamos una herramienta que, con el tiempo, se ha extendido en todo el mundo. Es muy útil en la rehabilitación, especialmente en lesiones articulares como el ligamento cruzado. Éste deja secuelas en el movimiento y si uno no las estudia, precisamente a través del análisis biomecánico, del video análisis, esas secuelas quedan medio escondidas y pueden traer otras lesiones.

-En 2009 asume Diego Maradona como entrenador de la Selección Argentina, ¿cómo fue la conversación sobre tu rol y continuidad en el equipo? 

-Cuando Diego asumió se inició un proceso de evaluación sobre quiénes serían útiles en el nuevo equipo. Afortunadamente, los jugadores me apoyaron bastante. En ese momento, el “Kun” Agüero era su yerno, y yo ya había trabajado con Leo (Messi) en una lesión en 2008 en Argentina. 

Diego consultó a los jugadores, y su apoyo fue clave para que pudiera mantener mi continuidad en el cuerpo técnico. Así que, efectivamente, seguí con Diego hasta el Mundial 2010 en Sudáfrica.

-¿Qué recuerdos tenés de Diego?

-Una persona maravillosa, pero más que nada un buen compañero. Siempre se preocupaba por los demás, me decía: “Luis, ¿cómo estás? ¿Cómo está la familia? ¿Necesitan algo?”. Era un genio, tanto como persona como compañero. 

Hay técnicos que manejan sus roles de manera diferente: algunos son más distantes, otros más cercanos, pero él realmente era uno de nosotros. Además, compartíamos las comidas: después de cenar, se ponía a contar anécdotas increíbles. Era un placer escucharlo, podías quedarte horas charlando con él.

-Trabajar con jugadores de élite como Lionel Messi en competencias de alto nivel, debe generar una gran presión. ¿Cómo manejás esa responsabilidad?

-Sí, depende… pero ya estoy acostumbrado y trato de enfocarme y abstraerme del entorno. Eso me permite concentrarme en lo importante y no distraerme con lo demás. En este tipo de torneos, las concentraciones son ambientes muy cerrados donde lo externo afecta poco. 

Jugamos “otro partido” en el sentido de que estamos atentos a cosas distintas. Observamos si algún jugador sufrió un golpe y cómo reacciona, si su rendimiento baja o si se recupera rápidamente. También vigilamos quién está cansado y cómo va disminuyendo su rendimiento. 

Ningún jugador llega al 100% a un partido, así que nuestro trabajo es monitorear cómo se están recuperando de los problemas previos. Para nosotros, “nuestro mundial” es lograr que todos los jugadores estén disponibles para el técnico en los momentos clave, como fue en la final de Qatar o en otras competiciones. 

-Messi es una figura central en el fútbol mundial desde hace muchos años y tuviste la oportunidad de trabajar con él en varias etapas de su carrera pero, ¿cuál ha sido el principal reto?

-Lo primero que uno tiene que hacer es conocer al jugador. Leo, además de ser muy particular en casi todos sus aspectos de la vida, es muy común en su vida cotidiana lo cual lo hace más particular todavía y después tiene una historia de lesiones que yo he aprendido a manejarlas. Cuando apareció el dolor durante uno de los partidos del Mundial, el jugador se tocaba la zona afectada y aproveché el entretiempo para tratarlo. En dos minutos el dolor se va. Eso es lo que implican los 18 años de conocimiento que tengo de trabajar junto con él.

El desafío más grande fue en 2013, cuando Messi tuvo una lesión importante en la pierna izquierda, además de venir de una lesión en la pierna derecha a mitad de año. Viajé para resolverlo y se solucionó sin problemas, pero a finales de noviembre sufrió otra lesión seria. Me instalé en Barcelona por pedido de Julio Grondona, quien me dijo: “Luis, quiero que llegue bien al 2014”. Trabajamos en laboratorios de biomecánica, parte en Argentina y parte en Barcelona. Por suerte, logramos que llegara en buenas condiciones al Mundial 2014 que era el objetivo de Leo, el mío y el de la selección. Durante seis meses estuve yendo y viniendo para asegurar su recuperación.

-Se sabe que Messi incluyó una cláusula especial en su contrato con el PSG para que fueras a atenderlo si lo necesitaba. ¿Qué creés que hizo que te ganarás su confianza?

-Eso sucede gracias al conocimiento y la confianza que se ha construido entre nosotros. A veces, voy a trabajar con un jugador y nadie se entera porque cuando se hace público y comienzan a opinar personas que no saben del tema. Es mejor que todo se resuelva sin tanta exposición. 

En un Mundial o en una Copa América hay muchas situaciones, especialmente médicas, que no salen a la luz. Cuanto menos se sepa, mejor, porque así todo se maneja de manera tranquila y sin interferencias.

-A nivel de rehabilitación y prevención, ¿qué consideras que ha sido clave para que La Pulga mantenga un nivel físico tan alto durante tantos años?

-Leo tiene dos características: es muy profesional, se cuida muchísimo en las comidas, en sus descansos; y la otra es que necesita jugar, su forma física la agarra jugando. Entonces, cuanto más juega, mejor es para él. Y hay que estar alrededor para que él pueda jugar. 

En su etapa actual en Miami ha enfrentado lesiones y no ha podido jugar con regularidad, lo que ha complicado su preparación. Ahora, está comenzando a retomar su nivel y por eso tuvo un buen desempeño en el último partido. Entonces, creo que hay que mantenerlo sano para que juegue, por un lado; y, por el otro, él se cuida personalmente. 

-La final de la Copa América fue un momento épico. Pero Messi se lesionó y salió llorando, ¿cómo manejaste esa situación? ¿Cómo fue el proceso de la lesión?

-Lo primero que hay que hacer es que cuando un jugador tiene la angustia de tener una lesión, es como cualquiera. En este caso, su profesión es lo que le gusta y no lo puede hacer porque está lesionado. Es un momento de bastante angustia y hay que saberlo manejar. Ahí la angustia hay que dejarla que fluya, que saque todo para afuera, hay que dejarlo solo, hagas o digas lo que digas no le va a generar ningún tipo de consuelo. Y, después que pasa, depende del jugador, el tiempo de recuperación. Puede ser una, dos horas, lo que fuera; pero empieza a calmarse y a darle certeza, seguridad, tranquilidad.

Una lesión articular necesita de cuidados, entonces el jugador no se tiene que apurar. Lo primero que le digo a un jugador es que ahora “ya está”, “ahora no se puede hacer nada y hay que estar tranquilo”. Y cuanto más tiempo se le da, mejor es. Entonces, el jugador tiene que olvidarse del universo, olvidarse del club, olvidarse del técnico, olvidarse de los compañeros y pensar en él y recuperarse.

Además, esto evita la secuela posterior. Si tenés un tobillo que no queda bien se puede lastimar el cartílago y, en un año, eso empieza a doler y uno tiene que dejar de jugar. Hoy cuidamos mucho más a los jugadores, por suerte.

A nivel personal, ¿cómo viviste la noche previa a la final del Mundial? ¿Cómo estaban los jugadores?

-La verdad es que estábamos tranquilos y confiados, con una sensación positiva. Nadie puede asegurar nada, pero me impresionaron esos 70 minutos de juego donde Argentina se convirtió en una máquina. En cada partido es difícil prever el resultado, y lo que vi fue impresionante, así que intenté mantener la calma y disfrutar el momento.

Qatar fue una gran experiencia: todo estaba cerca y la logística era sencilla. Además, el grupo tenía una unión especial, y mucho de eso se debe a Lionel Scaloni, quien ha marcado una diferencia notable respecto a selecciones anteriores. 

Recuerdo lo caótico que fue el Mundial de 2018, pero eso depende del liderazgo. He visto muchos cambios generacionales desde la época de la “Bruja” Verón, y ahora hay una dinámica más afectiva. 

Mis experiencias en Brasil y Qatar fueron muy buenas con los jugadores. Esa sensación de no querer que se termine, como cuando terminás quinto año… refleja lo cómodo y feliz que nos sentimos. Es un ambiente que hace que los jugadores tengan ganas de llegar, de venir a jugar.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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