DEPORTES
La barra argentina del Borussia Dortmund alienta a más de 10 mil kilómetros
El equipo campeón de ocho Bundesligas cuenta con su propio club de fanáticos en Buenos Aires, encabezado por el periodista Matías Grosso. Nos juntamos con ellos a ver un partido y contar cómo nació esta historia.

Ni la lluvia los para. Hay una diferencia en el decir y el hacer. Una cosa es: “Me voy a ver al Dortmund”, y otra ir y estar ahí, sea en Argentina o en Alemania. La pasión tiene que seguir siempre intacta. El sábado 17 de mayo la Ciudad de Buenos Aires sufrió una lluvia que parecía no tener fin. Sin embargo, los fanáticos de Borussia Dortmund entraron en modo Rambo, ignorando por completo el diluvio y fueron a ver a su querido equipo. En colectivo, subte, “balsa” o en auto, desde Mar del Plata, como Kevin, que viajó desde la ciudad de los lobos marinos hasta Recoleta sin saber del torrencial azote y que una hora antes de salir en un viaje de 6 horas se había separado de su pareja. Porque esto es así, Dortmund o nada y Kevin lo siente así.
Ese día, a 11.500 kilómetros de Buenos Aires, juega en su estadio el Borussia contra KSV Holstein por la última fecha de la Bundesliga y aunque no hay chance de campeonar ya que Bayern Múnich ya salió campeón una fecha antes frente a Borussia Monchengladbach, la emoción recae en la clasificación a Champions League.
Es así como en el norte de la ciudad, en la esquina Las Heras y Uriburu se encuentra el bar “Locos x el fútbol”, lugar donde los fanáticos del Dortmund se congregan. Pese al clima, día, hora, nada vence a la pasión.
Sábado a las 10 se ven los primeros hinchas llegar, aunque el bar ni haya abierto, hay clima de partido y no de cualquier equipo. A las 10.30, con los hinchas ya listos para el partido, el árbitro da el silbatazo inicial y antes de que siquiera ocurra un comentario sobre el juego del equipo… ¡penal para el Dortmund! por una falta a Felix Nmecha. El encargado de patearlo es nada más ni nada menos que Serhou Guirassy, el goleador estrella con ¡31 goles! en 42 partidos jugados. Con el camino a Champions en los pies, Guirassy patea con fuerza y vence al arquero con un remate cruzado para poner en ventaja a su cuadro a los dos minutos. Pero no es suficiente, se necesita un gol más para acceder al máximo torneo internacional.
El equipo demostró que es posible. Minutos más tarde en el bar se escuchó un grito al unísono que decía “¡roja, juez!”, por una falta de último hombre sobre Karim Adeyemi a los ocho minutos. Es momento para que subiera el aliento que había ido mermando con el pasar de los minutos. Nada destacable al término de la primera mitad a excepción del insulto unánime a Julian Brandt, el 10 del equipo, de flojos 45 minutos.

Entre tragos y risas tras la contundente victoria, Matías Grosso, líder del club de fans del equipo alemán en suelo argentino, nos comentó sobre el día a día del fanatismo por el club.
-¿Qué te genera Borussia Dortmund y por qué no es el club de fans de otro equipo? ¿Qué hace único al Dortmund, incluso dentro de otros equipos alemanes?
-Es difícil explicar qué genera el Dortmund porque es como intentar poner en palabras por qué uno se enamora, por usar una expresión cliché. Sobre todo, los últimos años, cuando la realidad deportiva no acompañó las expectativas. Personalmente creo que el Dortmund es único porque transmite un magnetismo incomparable; hay algo en la mística de su gente, en el clima del estadio que trasciende las pantallas, en la idiosincrasia de abrirle las puertas a todo el mundo y darles la bienvenida en familia… Eso genera un compromiso a toda prueba, y creo que desde acá logramos transmitir un poquito de ese espíritu en lo que hacemos.
-Cómo se administra el club? ¿Hay un fundador y el resto son miembros o hay cierta jerarquía?
-El fans club lo fundé originalmente como una cuenta de Twitter que surgió más con un perfil informativo. Recién me había recibido de periodista deportivo y quería explorar el medio. Pero por alguna razón la cuenta la pegó, creció un montón y terminamos siendo reconocidos por el club como oficiales. No hay jerarquía administrativa como tal, todas las personas que se registran a la filial son miembros de manera gratuita y cuentan con los mismos derechos. Y no hay ningún tipo de financiamiento externo, todo lo que requiera dinero, ya sea para reservar un lugar, comprar un premio o lo que fuese, sale de mi bolsillo por lo general. Sí ha pasado que hemos realizado acciones solidarias donde los miembros que así lo desean colaboran ya sea con alimentos no perecederos o comprando una rifa, pero de nuevo, es todo cien por ciento autofinanciado por la comunidad.
-En los eventos de mayor convocatoria, como la última final de Champions o lo que puede ser el clásico con Bayern Munich, ¿cómo se organiza toda la logística?
-Todo lo decidimos con la gente más cercana, como mi compañero José Araoz, con quien hacemos el podcast Gente de Dortmund y recibiendo opiniones, sugerencias de los chicos de la comunidad con contacto más estrecho. Como el crecimiento de las juntadas es impresionante, más allá de la locura que fue la final de la Champions, lo que hacemos ahora es primero avisar que se viene una juntada a los miembros registrados de la filial vía mail, para ir armando un número estimado de gente. Dependiendo de cómo veamos la convocatoria, buscamos un lugar con capacidad acorde, y recién ahí lo publicamos en redes y habilitamos el acceso a todo el mundo. Siempre de todas formas tomando lista, porque en casi todas las juntadas terminamos colmando la capacidad del establecimiento. Y después, hablando particularmente de las actividades, depende mucho; si es una juntada que tuvimos colaboración de un tercero como la propia Bundesliga, la comunicación con ellos la manejamos José o yo mismo, pero la organización siempre corre por nuestra cuenta, en definitiva.