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POLÍTICA

La libertad de prensa en la Argentina de Milei

Un rasgo que caracteriza al gobierno de Javier Milei es su ofensiva permanente contra la libertad de prensa. Según un informe del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), en 2024 hubo un crecimiento del 53% de los ataques contra este derecho, respecto al año anterior.

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El Foro de Periodistas Sin Fronteras también acaba de reportar que el país descendió 21 puestos, del lugar 40° al 87°, entre 180 países. En su informe, esta organización habla de “giros autoritarios” a nivel internacional y destaca el caso de Argentina, donde “el presidente Javier Milei estigmatizó a los periodistas, desmanteló los medios públicos y utilizó la publicidad estatal como arma política”.

En las últimas semanas el gobierno profundizó su campaña contra la prensa, encabezada por el propio Milei, su vocero Manuel Adorni y el aparato comunicacional oficial. En un mensaje que difundió desde sus redes sociales, el mandatario llegó a decir que “no odiamos lo suficiente a los periodistas”, a los que tildó de “sicarios” con “supuesta” credencial.

Sus declaraciones no tardaron en tener efecto en la realidad y así fue como el director de El Destape, Roberto Navarro, fue golpeado brutalmente en la vía pública, hace pocas semanas. A su vez el fotógrafo de Tiempo Argentino, Antonio Becerra, fue intimidado públicamente por Santiago Caputo, uno de los principales asesores del gobierno, en el marco del debate de candidatos a legisladores porteños. Fueron hechos que se sucedieron, además, después del balazo criminal que recibió en la cabeza el fotorreportero Pablo Grillo, aún en recuperación.

El Presidente Milei también atacó directamente a periodistas que simpatizan con su gestión o aspectos de la misma, con el claro objetivo de limitar cualquier tipo de crítica.

¿Qué futuro le espera a la libertad de prensa en Argentina?

Desde 1983, con el fin de la dictadura, la legislación se fue desprendiendo del autoritarismo de esa época y delitos como el de desacato, calumnias e injurias fueron eliminados del Código Penal. El respeto a las fuentes y al secreto profesional, en teoría, están garantizados.

Sin embargo, la libertad de prensa no avanza, sino que retrocede. El desmantelamiento de los medios públicos, la asfixia financiera de medios comunitarios y la escalada de ataques y estigmatización contra periodistas, amenazan no sólo a la pluralidad informativa. La historia enseña que el intento de silenciar a la prensa desde el poder siempre es expresión de otras opresiones en curso. Por eso hacemos periodismo.

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