Considerado uno de los escritores contemporáneos más importantes de la Argentina, se anima a hablar de la postura del Gobierno sobre el estudio y cuestiona el uso de celulares en el aula.
Desde relatos ambientados al calor atroz del campo hasta el primer enamoramiento de una joven que cae ante la figura del joven Videla, Martin Kohan logra orquestar historias que aferran rápidamente al lector. Actualmente es docente de teoría literaria en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de la Patagonia, y es ferviente defensor de la educación pública de calidad. En su última novela, Confesión (Anagrama, 2020), circula la idea de que lo siniestro siempre está presente pero no se sabe bien qué es. Últimamente se habla mucho sobre la crueldad y el regodeo en el sufrimiento ajeno.
-¿Se puede detectar el punto de quiebre social en el que se instaló este individualismo que estamos atravesando?.
-Algunas de estas tendencias ya estaban. Estoy de acuerdo en tratar de rastrear o detectar un quiebre, pero el quiebre se produce a partir de elementos que necesariamente ya existían. Algunos estaban solapados y otros emergen, había demasiada gente en nuestro país la estaba pasando mal. Esa condición parece haberse visto desestimada o desatendida, entonces cuando sectores tan amplios de la población llegan realmente a hartarse, orientan su voto hacia lo que creen que va a aportar algo nuevo.
-¿Por qué interpela un discurso tan violento a los individuos?
-Las estridencias de Milei, que en muchos casos nos dan vergüenza, en otros casos han dado esperanza. Algo de irrupción extemporáneo pareció tener. En realidad es más de políticas que ya hemos conocido y que han derivado en resultados catastróficos, pero me temo que la combinación de un padecimiento largo y subestimado con algo que lucía, o cobraba el aspecto posible de probar algo nunca probado, me parece que es eso lo que nos llevó entre otros factores posibles a esta situación actual.
-Cada vez es más frecuente el uso de dispositivos en las aulas y en el día a día. ¿Les cuesta más leer a los jóvenes? ¿Cómo afecta a la forma de dar clases?
-Trabajo con estudiantes de alrededor de 20 años y les suelo preguntar qué les pasa a ellos al leer. Porque mi percepción es que la calidad de la concentración de la lectura en ciertos soportes es baja. Cuando alguien lee en un dispositivo en el que al mismo tiempo le están sonando avisos de mensajes o en una sub-pantalla está contestando los mails, todo esto lleva a que el poder de concentración baje en esos casos. Cuando leen en el teléfono leen peor, se concentran menos.
-¿Debería combinarse con la vieja escuela?
-Al no estar marcando o subrayando lo que leen, el nivel de comprensión lectora es menor. Los especialistas vienen detectando y alertando que cada vez hay más dificultades en la comprensión de textos y que incluso quienes completan una escolaridad y egresan, tienen dificultades para leer un texto y entender lo que leyeron.
-¿La problemática entonces es el soporte de lectura?
-Para no pensar que el problema es la lectura y que hay un mundo que conspira contra la concentración de lectura, lo cual en buena medida es cierto, en realidad estamos todo el tiempo distraídos por otra cosa pero para todo lo que hacemos. Quiero decir, también parece haber cada vez más dificultades para sentarse a mirar un partido o una película sin tuitear, sin filmar, sin fotografiar, sólo mirar. Entonces no parece ser solamente un problema exclusivo de la lectura.
-¿Se relaciona el bajo rendimiento escolar con el uso excesivo de celulares?
-Se están tomando en el mundo medidas respecto a algo que no entiendo cómo no se implementó antes. Que es que los estudiantes en clase no estén con los celulares. Estos dispositivos en general no son utilizados como teléfonos sino como televisores por ejemplo, se miran videos ahí. Es un disparate.
-¿Entonces?
-Es difícil no preguntarse si esto no está incidiendo en la fuerte caída del rendimiento escolar. Sin dudas la apuesta para intervenir y tratar de modificar este estado de cosas que no nos satisface pasa muy fuertemente por la educación. No casualmente, quienes están gestionando en este momento al frente del Estado vienen manifestando un fuerte desprecio por la educación.
-¿Debe actualizarse el sistema educativo argentino?
-La verdad es que con todas las fallas que tiene y con todo el deterioro que viene sufriendo sigue siendo sólido y motivo de orgullo. Lo que sí pasa a ser sorprendente es la facilidad con que ciertos funcionarios del Estado se deprecian y denigran a la educación, a los educadores y a los estudiantes. A los educadores nos colocan o nos asignan actitudes autoritarias que no tenemos.
–¿Cómo debería actuar el Estado ante esto?
-La formulación general de la vicepresidenta que supone que un docente cuando expresa sus ideas las impone, es un desprecio de la tarea de los docentes, a los estudiantes, a los que la misma les volvió a decir que tienen el cerebro lavado. La manera en que se está atacando a la educación desde el propio poder del Estado, con un maltrato verbal al mismo tiempo que se desfinancia, es contra lo que estamos peleando. Sin dudas es una pelea prioritaria porque buena parte de lo que estamos queriendo corregir sólo se va a mejorar a través de la educación.
-¿Qué autores nacionales te animás a recomendar?
-Voy a mencionar autores argentinos y sus libros que más admiro: Gustavo Ferreira (El Director o La Familia), Juan Jose Becerra (La Sociedad del Espectáculo), Luis Sagasti (Bellas Artes),y Selva Almada (El viento que Arrasa), por mencionar algunos. Se está escribiendo una literatura que realmente admiro muchísimo como lector y que tenemos que insistentemente ayudar a difundir más, siempre. Ahora que tenemos esta violencia desde el propio aparato estatal para lograr un embrutecimiento general de la población, porque está muy claro que cada vez nos quieren mas brutos, por eso hostigan a la cultura en general y al sistema educativo. Ofreceremos toda la resistencia que podamos.
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