La periodista y locutora fue la primera mujer trans en recibirse y es una de las voces de Radio Ciudad desde hace dos décadas. Habla de su lucha, su paso por el noticiero de la TV Pública y sus proyectos.
Desde una de las salas de la histórica radio municipal, Diana Zurco reflexiona sobre su paso por la TV Pública y cuenta sobre los proyectos que tiene en mente. Se siente reactivadora de sueños al recibir mensajes de chicos y chicas que comienzan a estudiar inspirados en ella o con temor de ser aceptados y confían en que, si la gente la recibió bien en la TV, los aceptarán a ellos también.
-¿Pensás que haber sido la primera conductora trans de un noticiero en el prime time marcó un hito?
-Se estaba dando un cambio de paradigma, yo era muy consciente de eso. La perspectiva de género fue una decisión de la gerencia del canal, bajo un gobierno que así lo decidía. En el noticiero sostuve la premisa de comunicar e informar, aportando la mirada de ser la primera mujer trans que ocupaba ese rol. Mi presencia ya interpelaba a la sociedad hacia ese cambio. Un mes antes de mi debut, se filtró la información. ¡Me llamaban de todos lados! Fue un momento de mucha exigencia y demanda, con una repercusión impresionante. La noticia giró por el mundo, hasta apareció una nota en el New York Times. Fue inédito, también a nivel mundial.
-¿Te sentís cómoda cuando se remarca la palabra “trans”?
-Varios colegas me han preguntado: ¿Por qué remarcar lo de “trans”, si soy una profesional? Pienso en ese famoso dicho de mi comunidad LGBT trans: “Lo que no se nombra, no existe”. Y es verdad. Si no se remarca, no funciona como inspiración para que quizás otras personas LGBT se animen a estudiar una carrera. Marcarlo es también decirle a los demás, en especial a los jóvenes estudiantes, que si yo pude, ellos también. Es necesario decirlo hoy, para que sea novedad y así el día de mañana deje de serlo.
-¿Cómo fue enfrentar las cámaras de un canal federal, contra ciertos prejuicios sociales tal vez más arraigados en el interior del país?
-Antes de debutar en el noticiero estuve un mes ensayando porque quería salir bien. Como mujer trans, sentía mucha presión en el cuerpo y en la cabeza. El desafío de trabajar en la televisión como primera experiencia, aprender el oficio con los compañeros, el vivo, la actualidad, la inmediatez. Lo que me ayudó fue la resiliencia, capitalizada por mi historia de vida. Desde chica no fue fácil. Sufrí cosas tremendas como abandono, maltratos y abusos. El bullying por mi color de piel, la discriminación cuando se empezó a notar mi inclinación sexual. Todavía no podía ser Diana. Recién al final del secundario fui de a poco encontrando mi identidad. Creo que eso fue lo que me ayudó a afrontar ese presente.
-Y luego de 4 años al frente del noticiero, fuiste despedida de la Tv Pública. ¿Cuáles han sido las razones esgrimidas?
-Caí en una general de despidos. Con el nuevo gobierno, no nos renovaron el contrato a los que estábamos conduciendo, después de más de 4 años. Yo era la más antigua. Pero a algunos colegas, aún con la misma modalidad de contratación, sí les renovaron.
– ¿Cómo lo interpretaste?
-Yo no soy quién para juzgar, simplemente observo. Lo he dicho públicamente: siento que fue injusto. Eso no quiere decir que yo me desentienda de una realidad. Entiendo los cambios de contexto, un nuevo plantel de trabajo en otra gestión. Pero, ¿por qué no renovarme el contrato? No era ñoqui, no tenía un sueldo de privilegio, cumplí con el trabajo sin bajar ninguna línea partidaria. No me sorprendió mucho, porque el nuevo gobierno traía una agenda muy clara, que la hizo pública. No consideran que tenga que haber reconocimiento y respeto a las diversidades, al feminismo. Me quedo con la tranquilidad de haber hecho las cosas bien. Quería despedirme fuerte, para que los que me escriben y se inspiran en mí, no abandonen sus luchas.
-Entonces, más allá del tema de los recortes, ¿lo conectás con esta “batalla cultural” que propone el gobierno?
-Sin dudas, porque lo dicen ellos. Lo que lamento es que se aprovecha la situación para confundir, sumar aún más división en la sociedad. Ni hablar del daño que provoca, generando violencia y habilitando esos discursos en la gente. A este gobierno le falta más humanidad. La sociedad no necesita más crispación, necesita cosas claras. Creo que al Estado hay que mejorarlo, no destruirlo. Estoy de acuerdo con la transparencia y que se revise, hasta lo que sucede hoy en día. Como lo que hace el gobierno en contra del acceso a la información pública de los ciudadanos. Los derechos adquiridos no deberían estar, siquiera, sujetos a debate.
-¿Cómo y cuándo comenzó tu activismo?
-El activismo vino conmigo. Una persona trans desde que reconoce su identidad que pulsa internamente, comienza una posición política no partidaria frente al mundo. Es una micro militancia o un micro activismo: en el barrio, en el comercio, en el trabajo. Después la exposición te da otro lugar. Me dí cuenta de eso en el ingreso al Instituto Iser. Por entonces, no había perspectiva de género ni personas trans en roles como locutoras o periodistas. Solamente para hacer humor en la tele o en los policiales de los noticieros. Inconscientemente, tomé la bandera del activismo de forma nata y después desde la conciencia.– ¿Cómo evaluás tu presente y hacia dónde vas?
-Miro para adelante, reformulo, no miro hacia atrás, porque el tiempo es corto y no para. Esto es una etapa, un proceso. Hoy tengo un poco más de tiempo para hacer cosas que antes no podía. Estoy agradecida de haber trabajado en un medio público y federal. Siento que se aprovechó, se le dió visibilidad. Me dió un aprendizaje importantísimo. Ahora estoy trabajando en el desarrollo de mi marca personal, generando contenido, conectada con lo que siento y me gusta. Tengo mucha prudencia y cuidado. Quiero ir despacio, parar la cabeza. Quizás después de la comunicación, me dedique a otra área, algo más de lo social. Por eso el prestigio que estoy construyendo, para el día de mañana poder aspirar a otro rol con participación política y tratar de cambiar la realidad. Me gustaría poder motorizar a otras personas. Generé un nuevo perfil, el de una mujer trans que puede tener un trabajo de relevancia y un rol en la sociedad, sin ir en desmedro de mis compañeras trans que no tuvieron la posibilidad. Ahora tengo más tiempo para sentarme a escribir. Tengo un libro pendiente que quiero que tenga un contenido que sirva, no mi biografía y nada más. Incluso, algo de lo profesional como locutores, porque no se habla de las voces trans. Hay un universo interesante para investigar y trabajar. Que haya muchos colores de voces. Eso sería interesante de lograr.
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