ENTREVISTAS
Frans Serpa, el médico ecuatoriano que realizó más de 120 trasplantes de hígado
Pionero en su país por ser el primero en haber realizado este procedimiento en 2009. Las enfermedades del hígado, relacionadas con la cirrosis, son la sexta causa de muerte en Ecuador.

Pionero en su país por ser el primero en haber realizado este procedimiento en 2009. Las enfermedades del hígado, relacionadas con la cirrosis, son la sexta causa de muerte en Ecuador.
Su formación como cirujano general y especialización en Gastroenterología Quirúrgica, Cirugía Hepatobiliopancreática y Trasplante Hepático lo posicionaron como el número uno en el trasplante de hígado en su país.
Frans Serpa Larrea es el primero en realizar esta cirugía en Ecuador, que sirvió de pilar para ejecutar 342 trasplantes hepáticos. Actualmente sigue siendo un gran promotor de la donación de órganos. “Tú tienes derecho por ser persona, por ser humano”, es su lema.
El médico cirujano del aparato digestivo comparte que el primer trasplante de hígado que hizo con su equipo fue en 2009 y “generó mucho entusiasmo y mucha alegría”. “Pudimos demostrar que era posible hacer procedimientos de altísima complejidad y darles una esperanza y una oportunidad a los pacientes con cirrosis” enfatiza.
—¿Cuántos trasplantes de hígado ha hecho hasta este momento?
—Personalmente, he sido artífice de un poco más de 120 trasplantes.
—¿Le sorprende que el primero se haya realizado recién en 2009?
—Hay que entender que el Ecuador ya hacía trasplantes de riñón desde el año 76, pero ese procedimiento tiene menos complejidad. El primer trasplante aquí ocurrió de la mano con el desarrollo de la medicina de nuestro país. El éxito del trasplante no es el hecho de hacer un trasplante como tal, sino de montar un sistema que mantenga los trasplantes.
—¿Cómo se estableció quién sería el primer paciente que se benefició de un trasplante hepático en Ecuador?
—Fue todo un problema. El receptor era de la ciudad de Quito y el donante se encontraba en Guayaquil. Todavía no había cultura de transporte aéreo para el traslado de los órganos. Fue difícil convencer a las líneas aéreas, que nos dejen subir con un órgano para transportarlo hasta Quito.
Como anécdota, nos pedían que certifique que el hígado “no tenía enfermedades contagiosas”. Eso más o menos iba a demorar entre 48 a 72 horas. El hígado tiene un tiempo de vida después de explantado de entre 10 a 12 horas.
Bajo criterios técnicos se estableció quién sería el primero, es quién está más grave, el que tiene más riesgo de morirse. La primera fue una chica que era colega médica. Estaba con la enfermedad hepática bien avanzada, con un estado nutricional deplorable. Era madre, esposa ejemplar y, lógicamente. después del trasplante volvió a sus actividades normales. Vivió más de 10 años después de la cirugía.
—¿Qué te motivó a escoger esta especialidad?
—La verdad, cuando entré en la carrera de Medicina nunca pensé que iba a inclinarme por el hígado. Porque ya tengo mis años y en ese tiempo el hígado era un órgano muy muy desconocido.
Tuve la suerte de formarme en Sao Paulo, Brasil, y coincidencialmente el equipo donde fui a hacer cirugía, también hacían cirugía de trasplantes. Me fue gustando, fue un reto.
—¿Cuánto dura la formación como especialista en trasplante hepático?
—Cuando yo me formé la formación demoraba de tres, cuatro, hasta cinco años; a veces toda una vida para estar aprendiendo a hacer trasplantes. ¿Cuánto duran? Nunca termina porque el conocimiento no tiene fin, siempre seguiremos aprendiendo. Hoy en día hay gente ya formada como médico cirujano con especialidad en Cirugía Hepatopancreática que pueden hacer unos fellowships de un año, de dos o de tres.
—¿Qué les dirías a los médicos que están pensando en formarse en esta especialidad?
—Creo que es una buena opción; que entiendan que es de gran responsabilidad; y que requiere de mucho trabajo, de mucho estudio, de mucha dedicación. Específicamente, en el trasplante, es de muchos sacrificios. Hay que pensarlo muy bien por el gran sacrificio, a veces, a nivel familiar.

—¿Qué te dejó de experiencia haber sido parte del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos (INDOT)?
—Mi experiencia fue buena porque a pesar de ser una institución pequeña logramos generar una Ley de trasplantes que es la que rige a la Ley orgánica de trasplantes. Permitió viabilizar las políticas para que esto se pueda realizar. El INDOT es una piedra angular en la administración y en el control de los programas de trasplantes. Son los encargados de controlar que los trasplantes se hagan apegados a la ley y que se respeten las normas de asignación de órganos.
Sin embargo, existe una contradicción, un limitante a nivel mundial: en nuestro país no necesariamente es la falta de órganos, sino la falta de recursos para hacer los trasplantes y de centros que lo hagan. Aunque parezca raro, muchas de las veces hay un donante, pero no hay donde trasplantar.
—¿Quiénes pueden ser donantes de órganos?
—En realidad pueden ser todos. No hay diferencia por la edad el sexo, la condición o la religión. Lógicamente, uno tiene que evaluar quién es un buen donante para determinado órgano.
—Si todos los ecuatorianos mantuvieran su calidad de donante, ¿cambiaría el pronóstico sobre la donación de órganos?
—Es importante que sepan que pueden mantener su condición de donante y que, aunque ellos ya no estén en forma física presentes, una parte de ellos seguirá viviendo en otra persona y prolongando la vida de otras personas.
Creo que la principal motivación es la reciprocidad que cuando por alguna circunstancia tú o alguna persona de tu familia necesitan un trasplante, sepa que así como tú eres generoso debe haber del otro lado otra persona generosa. Entonces, como se dice “Hoy por ti, mañana por mí”.
—¿Existe la posibilidad de realizarse un trasplante de forma privada en el país?
—Sí, de poder hacer se puede hacer. El problema es llegar a un acuerdo poniendo como premisa principal el interés superior que es “más trasplantes y más gente beneficiándose”.
El problema es que hay que ser muy éticos para poder tener un programa de trasplante privado. Hay que entender que la fila de espera para recibir un órgano es única donde nadie pueda burlar la prioridad. No obstante, tener más centros de trasplantes aumenta la posibilidad de más trasplantes y más personas salvando vidas.
—¿El tráfico de órganos en Ecuador es posible o es un mito?
—A veces uno mal entiende lo que es un “tráfico de órganos”. Un tráfico de órganos sería llevar órganos de aquí hacia otro país o traer órganos de otro país hacia acá sí, entonces eso no sucede. Ni siquiera contamos con los órganos de aquí mismo, como para estar mandando para afuera. Eso es bien complicado.
Es importante diferenciar entre lo que es un órgano y lo que es un tejido. A los tejidos se los pueden guardar por años y se pueden mandar de un país a otro. Muchos trasplantes de córneas que han sido realizados aquí son de otros países y eso no es considerado un tráfico de órganos.
—¿Cuál es tu anécdota más bonita como trasplantólogo de hígado?
—Todas han sido bonitas, pero tal vez la que me enseñó mucho más fue hace algunos años cuando tuvimos un niño con cáncer de hígado. La cirugía era muy compleja. El riesgo de morirse no solo aquí sino en cualquier lugar del mundo era alta.
Nosotros teníamos unas reuniones semanales en donde discutíamos los casos que íbamos a aprobar. Este niñito pidió asistir a la reunión. Imagínate… estoy hablando de un niño de unos 9 o 10 años. Él dijo una frase me ha conmovido el corazón y la mantengo presente: “Lo que yo no entiendo es porqué ustedes se han rendido, si yo todavía no me he rendido”.
A ese niño le trasplantamos y, en realidad, fue una cirugía súper compleja pero pudo superar la enfermedad, mejoró, volvió a su escuela. Se reintegró a la vida.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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Ornella D’Elia: “El INCAA es autárquico, la idea de querer eliminarlo es ideológico”
La joven actriz opinó que los constantes intentos de atropello del gobierno de Javier Milei contra la cultura son también “una forma de matar nuestra historia”.

La joven actriz opinó que los constantes intentos de atropello del gobierno de Javier Milei contra la cultura son también “una forma de matar nuestra historia”.
Ornella D’Elia (21) nació en Mar del Plata y creció en Tigre, donde se enamoró de la actuación. Promesa del cine y la TV argentina, a quien comparan mucho en las redes sociales con Angelina Jolie, hoy la rompe en la serie “Camaleón: el pasado no cambia”, donde interpreta a Delfina y comparte pantalla con La China Suárez y Pablo Echarri.
Anteriormente, protagonizó la película Los sonámbulos (2019) y participó en las novelas La 1-5/18 (2021) y Buenos chicos (2023), producidas por Pol-ka. También actuó en La ira de Dios (2022), entre otros proyectos.
-¿Cómo describirías la situación de la industria audiovisual hoy? ¿Creés que está recibiendo el apoyo necesario por parte del Estado?
-Hubo todo un tema inmenso con el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). El INCAA es autárquico, la idea de querer eliminarlo es ideológica. Yo creo que hay cosas que van más allá de la financiación. Es una decisión política, es una censura permanente. Con la cultura no se juega así, y es también una forma de matar nuestra historia, porque para muchos es lo que nosotros somos, entonces ahí hay algo más allá político, que es más bien emocional.
-¿Sentís que este momento está más relacionado a decisiones políticas y económicas que con cuestiones artísticas?
-Sí, porque hay personas que se quedaron sin laburo, que tienen hijos, familia, y necesitan seguir adelante. Me importa mucho lo que está pasando con el cine, con mis colegas, mis amigos y la gente que quiero. Deseo que tengan oportunidades, que no la estén pasando mal y que algo que se construyó durante muchos años con tanto amor, esfuerzo y tanta vida puesta en esos proyectos quede completamente desvalido, por debajo de la baldosa.
-¿Cómo cambió la representación de las mujeres en la industria audiovisual?
-Qué difícil esta pregunta. Siento que desde que arranqué a actuar hasta este momento. En mi opinión, el cambio, o por lo menos me veo a mí, es que estamos más plantadas.
-A la hora de seleccionar un proyecto, ¿te inclinás por el guión, el director, el elenco, el mensaje que da? ¿Qué considerás que es lo más importante?
-Me fijo mucho en el guión, porque claramente es lo que va a llevar la historia. Pero también creo en quién está a cargo del proyecto; si me siento cómoda con esa persona, no me importa no conocerla. Si hay algo en su personalidad o en su forma de trabajar que se complementa con la mía, para mí eso es lo más importante.
-¿Cuál fue el proyecto que más te interpeló hasta el momento?
–Los Sonámbulos, una película que hice con la directora Paula Hernández, me desafío bastante a nivel personal y profesional. Era una niña y el personaje pasó por un montón de cosas muy fuertes. Cuando leí el guión y cuando lo trabajamos con la directora y con la directora de casting María Laura Berch era impactante leerlo y actuarlo también.
-¿Por qué? ¿Qué recordás de ese personaje?
-No me olvido más que estábamos en el Festival de Mar del Plata, la película había terminado y la gente seguía sentada en la butaca y las mujeres de las primeras filas lloraban. Cuando se levantaron y me vieron, me abrazaron y sentí como cuando una persona está desgarrada y te dice ‘gracias’. No lo podía creer eso. Lo recuerdo como un buen momento, como algo lindo.
-¿Cómo preparás un personaje? ¿Ponés cosas tuyas?
– Siento que todo lo que alguna vez le di a un personaje existe en mí. La actuación tiene eso: te permite encontrarte todo el tiempo con algo nuevo, y ese algo siempre sos vos. Cuando estoy ensayando, en ese momento me pasa mucho que capaz salgo a la calle siendo ese personaje para ver también cómo me mira la gente, o me siento en una plaza para analizar cómo miro y no solamente lo que le pasa a los demás, sino cómo es que voy sintiendo cuando estoy en ese personaje y qué me sucede.
-¿Qué pasa con el después de una escena?
-Yo no puedo hacer una escena y estar desconsolada llorando, o de repente gritando en un ascensor, y cuando el director o la directora dice ‘corte’ que esté todo espectacular. Hay algo que te atraviesa. Y si no sentiste nada, no podés transmitir y eso se ve después cuando mirás una película, serie o lo que sea. Cuando ves a un personaje que está muy emocionado y no está llorando con lágrimas, pero realmente te llega. Eso busco transmitir.
-¿Cómo te llevás con las redes sociales?
-Las redes sociales son muy conflictivas porque nos creemos todo lo bueno y todo lo malo. No son parámetro de nada. Yo estuve con un montón de ataques de pánico y ansiedad, y nadie nunca en las redes sociales se enteró de que estaba pasando por ese momento. Era un espejo de una miserable realidad.
-Te comparan mucho con Angelina Jolie en las redes. ¿Cómo te sentís con eso?
-(Risas) Es verdad, me da un poco de vergüenza porque ella es una bomba, es la mujer más linda, pero no sé si me pasa algo específico.
-¿Tenés algún proyecto que puedas adelantar?
-Sí. Hay estrenos, muchas cosas lindas que todavía no salieron y que las estoy esperando con ganas. Una película de Luis Ortega, una serie y otra película. Después también hay bastantes cosas por apostar en España, que están ahí, pero prefiero ser más prudente con eso.
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Florencia Rodríguez: “Hoy el celular es el tercero en discordia en muchas relaciones”
La tecnología proporciona acceso inmediato a información, permite formar comunidades y compartir intereses. Sin embargo, su uso excesivo se asocia a una mayor probabilidad de presentar patologías de salud mental.

La tecnología proporciona acceso inmediato a información, permite formar comunidades y compartir intereses. Sin embargo, su uso excesivo se asocia a una mayor probabilidad de presentar patologías de salud mental.
En la era digital en la que vivimos, la tecnología forma parte del día a día de millones de personas, principalmente de los más jóvenes. Sobre el impacto que tienen las redes sociales, la licenciada en Psicología, Florencia Rodríguez, dice que perjudican las habilidades sociales ya que, cada vez más, “abundan los vínculos virtuales líquidos, superficiales”.
Ella se especializa en parejas, dependencia emocional y adicciones; a la vez que se enfoca en el comportamiento de los más jóvenes y sus vínculos. Además de profesional de la salud, es docente y creadora de contenido desde su cuenta personal.
-¿Cómo repercute la tecnología en los vínculos?
-A nivel vincular, cada vez es más difícil conectarse en relaciones cara a cara. Muchos mantienen vínculos virtuales líquidos, superficiales, y desarrollan cada vez menos sus habilidades sociales. Además, logran terminar una relación con tan solo un clic. Hoy el celular es el tercero en discordia en muchas relaciones.
-¿Se puede desarrollar adicción a la tecnología y las redes sociales?
–Sí, hoy se habla mucho de adicción a la tecnología. El uso de las redes sociales está generando un gran impacto a nivel personal y vincular. Por un lado, tener varias aplicaciones abiertas en simultáneo y recibir estímulos visuales, sonoros e información, genera un aumento en los niveles de dopamina, ocasionando un vínculo adictivo con el uso de los dispositivos.
Cada vez se necesita más tiempo en pantalla para generar el mismo efecto, como si fuera una droga. Además de que el uso excesivo de pantallas hace que estemos en varios lugares al mismo tiempo, menos en el presente, en el aquí y ahora. Hoy, vamos a un recital y en lugar de disfrutar el momento, nos preocupamos porque nuestro tema favorito quede grabado en el celular. Entonces, en definitiva, no estuvimos en el recital.
-¿Esto se puede relacionar con patologías como la ansiedad o depresión?
-Sí, totalmente. La repetición de este circuito genera altos niveles de ansiedad y depresión. Todo pasa a ser aburrido fuera de las pantallas, y nos desconectamos cada vez más de nuestros vínculos y de nosotros mismos.
-¿Qué beneficios dirías que tiene el uso de la tecnología?
-El mayor beneficio es que podemos acceder a conocimiento sobre alguna temática específica o a un servicio de calidad desde cualquier parte del mundo. Cuestiones que, antes, para muchos eran inaccesibles. También nos permite estar informados de la realidad y de movimientos de diferentes países del mundo.
-¿Y respecto al ámbito social?
-En cuanto a lo social, pienso que posibilita el armado de redes de apoyo, contención y también permite compartir intereses. Se generan muchas comunidades a través del uso de la tecnología.
-¿Cuál es el impacto que tiene el uso de la tecnología en los adolescentes?
-Hoy todo está en internet, los chicos cada vez tienen menos herramientas para resolver problemas cotidianos, ya que no se preocupan en buscar los recursos, obtienen la respuesta rápida en Google. Esto se ve reflejado hasta en las tareas, hoy en día hay muchos docentes que cuando corrigen trabajos prácticos notan que se hicieron con Inteligencia Artificial (AI). En definitiva, se terminan viendo afectadas muchas de nuestras capacidades: el lenguaje, la concentración, la memoria…
-¿Cuáles son las edades más vulnerables para sufrir las consecuencias de un uso indebido?
-Si bien los adolescentes de entre 12 y 16 años son los más vulnerables a los efectos perjudiciales de las plataformas, todos los que no reciban acompañamiento y límites de parte de sus padres pueden sufrir las consecuencias de un uso indiscriminado. Hoy vemos muchos padres ocupados, pero pocos abocados a la crianza o brindando tiempos de calidad.
-¿Cómo debería ser el rol de los padres? ¿Deberían estar presentes o controlar el contenido al que acceden sus hijos?
-Los padres son quienes deben regular el uso de las tecnologías según la edad. Y, sobre todo, deben enseñar con el ejemplo: si ellos están todo el tiempo hiperconectados, ¿cómo pedirle a sus hijos lo contrario? Deben limitar la cantidad de aplicaciones descargadas en los dispositivos, el tiempo de uso y utilizar las restricciones de edad de cada aplicación. Y también informar y educar para prevenir el grooming.
-Últimamente se está viendo un aumento en los casos de apuestas online.
-Sí, sobre todo en hombres. Cada vez hay más casos de ludopatía y se está dando en edades más bajas. Las aplicaciones de juegos o canales de apuestas virtuales son verdaderamente un problema. Los padres les dan a los hijos el uso libre de la tecnología sin ningún tipo de moderación, y esto los habilita a tomar este tipo de riesgos.
-¿Se observan diferencias entre hombres y mujeres en el uso de las redes y otros entornos tecnológicos como los videojuegos?
-Sí, las mujeres son más usuarias de las redes sociales. Los hombres también utilizan mucho los videojuegos.
-¿Por qué creés que se da la diferencia de género?
–Los hombres suelen estar más tiempo hiperconectados porque, en general, son quienes desarrollan menos recursos a nivel emocional, son más evitativos. Y precisamente el celular es una herramienta que les permite evitarse, no conectar con lo que les pasa. También se combina con que son más inmaduros emocionalmente y utilizan los videojuegos para continuar alojados en ese lugar de niños, para evadir las responsabilidades.
-¿Y en las mujeres?
-A las mujeres se les juegan más cuestiones de autoestima a través de las redes. Prevalecen mayormente los sentimientos de envidia y la competencia con otras mujeres, que lleva a una búsqueda constante de aprobación externa.
-¿Aprobación externa en forma de likes?
-Sí. Hace poco Instagram incluyó una opción para no visualizar los likes. Hoy, todo se negocia por un like. La pregunta es: ¿cuál es el límite?
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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Agustín Gómez Sanz: “La Revista Lazer era internet sin internet”
El primer redactor de la mítica revista de cómics y anime argentina habla sobre el legado que dejó la publicación respecto del humor y la cultura japonesa.

En julio de 1997, Leandro Oberto y Pablo Ruiz, fundadores de la editorial Ivrea, sacaron a la luz la Revista Lazer. La publicación tenía características que la diferenciaban del resto, como por ejemplo, su lenguaje coloquial muy marcado, su humor y, más adelante, el correo de lectores en el que se mantenía una conversación con quienes enviaban sus cartas a la editorial.
A los pocos números de salida Agustín Gómez Sanz es contactado por Leandro para que, en principio, sea colaborador. Este llamado lo convirtió en uno de los primeros redactores de la revista hasta el año 2006, tres años antes del cierre de la publicación. A su vez, esto desembocó en su temprano ingreso a Ivrea donde se encargó de traducir múltiples mangas al español.
-¿Cómo fue el momento en el que pasaste de escribir un artículo a ser redactor de la revista?
-Leandro necesitaba información sobre los nombres de los personajes de Sailor Moon. Él sabía de mis conocimientos en japonés por lo que me pidió si podía escribir un pequeño apartado. Al siguiente número me pidió dos notas y para el próximo ya escribíamos la revista mitad y mitad.
-¿Era muy difícil conseguir información sobre un producto tan lejano?
-El acceso a la información era muy restringido y esporádico. No había internet prácticamente y la que había era muy lenta. Incluso Windows a veces no sabía cómo interpretar el japonés en las páginas web. Justamente la falta de información sobre el idioma fue el motivo por el cual yo pude entrar.
-¿En qué se basaban para elegir los temas?
-Tratábamos de estar al tanto de qué se iba a publicar, qué era lo próximo a salir. Había muy pocos estrenos pero teníamos relación con los canales que iban a emitir las cosas. La idea de que alguien pudiera ver una serie completa de punta a punta en ese entonces era muy extraño así que nos encargabamos de brindar las guías de capítulos.
-¿Y la elección de los especiales en qué se basaba?
-La idea de los especiales surge porque las notas primero se hacían de a pedazos. Llegabas a contar la información que había hasta el momento que escribías pero con el paso del tiempo quedaba obsoleto y había que hacer una nota más del tema. Nos dimos cuenta que podíamos compaginar todo en una revista especial. Al principio surgió como un rejunte. Después fue más hacer una enciclopedia que incluya todo lo referido hasta el momento.
-Dentro del humor que manejaba la revista se usaban muchas imágenes con texto simple, ¿podrían considerarse los primeros memes?
-Yo me fui haciendo cargo de la parte humorística de la revista. Contaba con una carpeta que tenía millones de imágenes sobre Japón entonces surgió la idea de crear una sección que sea la imagen con un epígrafe y se empezaron a dar chistes recurrentes. No creo que sean los primeros memes pero si es un poco lo que hoy es el lenguaje de internet.
-¿De dónde surge el característico lenguaje coloquial que usaban en la revista?
-Era una decisión editorial muy fuerte. Una regla que habíamos marcado para todos los redactores junto con el no hablar en primera persona. La idea era hacer una nota objetiva, sin decir qué te gusta y qué no, como si te la estuviera contando un amigo.
-¿Sentís que la revista influyó en el crecimiento de la cultura japonesa en el país?
-Todos los que formamos Lazer estábamos ubicados en un momento específico y preciso que generó que la Lazer sea internet sin internet. Servimos para dar a conocer y masificar, pero no podemos decir que el crecimiento fue por lo que nosotros hicimos. Quizás si no estaba la Lazer pasaba igual. Fue más una sincronía que una causa y efecto. Es innegable que hubo una explosión de la cultura japonesa; y si ayudamos a que eso pasara, fantástico. Pero no somos una de las razones por las que eso sucedió.
-¿Llegaron a tener impacto fuera de Argentina?
-Llegaban cartas tanto de acá como de otros países de Latinoamérica. Nos planteamos cómo sería publicarla afuera, pero lo que hacía especial a la revista era esa personalidad que uno sentía que conocía a la persona con la que estaba hablando. Si la publicabamos afuera había que hacerlo con gente local que diera justamente esa localidad.
Primera edición de la Revista Lazer del 7 de julio de 1997.
-¿Cómo era el proceso para elegir qué cartas de lectores se publicaban?
-Leandro recibía las cartas y se fijaba qué podía funcionar más en el “Correo de lectores”. La idea era que se dé una conversación. No se censuraba nada. Se buscaba qué era lo más interesante que podía surgir tanto por la carta recibida como por la respuesta que se le pudiera dar en la revista.
-¿Cómo lograron sobrevivir a la crisis del 2001?
-Para Lazer no fue un problema en el sentido de que la información seguía estando disponible mientras hubiera fondos. Gracias a que Ivrea publicaba mangas en España podíamos seguir editando sin problemas acá y, además, la revista en ese entonces tenía un éxito bastante grande.
-¿Influyó la censura que solían recibir los animes en la televisión a la hora de informar sobre los mismos?
-Nosotros mostrábamos lo que no se mostraba en la televisión. Era una forma de mostrar la diferencia cultural, el mostrar que allá se veían cosas que acá la gente se volvía loca por tapar u ocultar y no pasaba nada. Era mostrar cuál era el producto original.
-¿Llegaron a tener problemas por derechos de autor o por licencias?
-En esa época se podía publicar mientras dijéramos que los derechos eran reservados e indicar a quién le pertenecían. Podíamos movernos un poco más sueltos siempre y cuando este ese disclaimer en los créditos dando a entender a quien correspondían las imágenes pero no, no se pagaban derechos.
-Si la revista Lazer se publicará hoy, ¿qué crees que sería diferente y que podría mantenerse igual?
-Nada podría ser lo mismo, hacerla de igual manera hoy no tendría sentido. Todos los temas que nosotros tratábamos de volver mainstream son el mainstream de hoy en día. El problema ya no sería la información sino cómo presentarla y qué información elegimos contar.
La información es tanta hoy en día que dejó de ser lo importante. El juego hoy está en crear un contexto. Conectar y explicar las referencias que contextualizan. La información está en todos lados, darle contexto sería el servicio hoy en día. Habría que darle una vuelta de rosca a los datos que ya existen dando vueltas.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Además en ETER DIGITAL:
Gacha adictos: ludopatía e inmersión de los jóvenes en juegos online