La figura emblemática del folclore argentino habla de su trayectoria artística y de su nostalgia por estar lejos del pago santiagueño.
Mario “Musha” Carabajal, nacido en la ciudad de La Banda, Santiago del Estero, es miembro de la legendaria familia con apellido icónico en la música. Durante su carrera compartió con grandes artistas los principales escenarios del país, como Cosquín y Jesús María. Impulsó y destacó la trascendencia de la aprobación de la ley de enseñanza de folclore en las escuelas, que se aprobó en 2019.
-¿Quién lo llevó por el camino de la música?
-Mi padre Enrique fue el que me orientó, ya que él tocaba el contrabajo y la percusión. El arte ya vivía entre nosotros, en los encuentros de la familia Carabajal se armaban grandes sobremesas, estábamos envueltos de violinistas, guitarristas y cantores. Comencé a mirar y copiar, y mis tíos Agustin y Carlos Carabajal fueron realmente los que me prepararon profesionalmente.
-¿Cómo fue la primera vez que compuso una canción?
-Un 2 de junio, el día de mi cumpleaños, mi amigo y músico Sixto Palavecino vino a mi casa con un regalo. Eran tres papeles escritos a mano con canciones sin melodía y una de esas letras tenía una estrofa que me llamó la atención, decía “mi voluntad”. Yo pensé para mis adentros que esa responsabilidad se la podría haber dado a cualquier otro, pero me eligió a mí. Entonces a las 4 de la mañana cuando él se fue, me senté con mi guitarra a leer y me salió la melodía en la que don Sixto me anticipaba su despedida.
-¿En qué se inspira cuando escribe canciones?
-Depende mucho, porque no hay motivos especiales sino que algo te despierta la atención. Generalmente escribo situaciones que viví cuando era más joven o también describiendo la provincia de Santiago, para el que no conozca se la pueda imaginar.
-¿Qué significado puede dar sobre el “andén 8” en la estación de Retiro en la Ciudad de Buenos Aires, en el contexto de la canción que la familia Carabajal homenajea?
-El anden 8 es el principio de nuestras historias, porque ese tren trajo a miles de santiagueños que venían a buscar una vida mejor en Capital. Por allí pasaron tantas cosas hermosas. En el viaje nacían canciones y una vez que salíamos nos encontrábamos con una realidad muy distinta a la que estábamos acostumbrados.
-¿Le costó mucho adaptarse al estilo de vida en la Capital?
-Sí, fue duro. La nostalgia del santiagueño es muy grande. Si vos no te adaptas a la “ciudad de la furia” como decía Gustavo Cerati, ella misma te expulsa. Se le escribió mucho a esa nostalgia.
-¿Cómo podría definir el éxito en su carrera?
-El éxito es lo que uno siente. Yo tengo una frase del cantautor argentino Atahualpa Yupanqui que siempre la pongo en práctica: “no es lo mismo deslumbrar que alumbrar”. Y yo creo que conseguí alumbrar, porque el camino de la música es interminable. El éxito nunca fue una meta para mí, soy trabajador de la cultura y eso me deja más satisfecho y orgulloso, queda como una guía para las nuevas generaciones.
-¿Podría describir qué es Santiago del Estero para usted?
-Santiago es cuna de la cultura, teniendo en cuenta de que es madre de ciudades. Allí nacieron muchas cosas que se fueron desarrollando por todo el país. Soy orgulloso de ser santiagueño. Dicen que nuestra provincia es pobre… ¿qué va a ser pobre? Tiene el quichua y la chacarera, mi Santiago del Estero es rico.
-La música urbana hoy tiene mucha difusión entre el público, ¿por qué cree que no pasa lo mismo con el folclore o el tango? -Creo que hay que separar esa observación, porque una cosa es Buenos Aires y otra es Santiago, Salta, Jujuy. En el Norte argentino hay espectáculos, peñas y la mayoría de los jóvenes escuchan chacareras. La música folclórica no ha sido tomada como un hecho importante cuando hablamos del aspecto económico, los productores van a ir donde hagan más plata, no les interesa el mensaje que les deja el género y está bien. Un país sin cultura pierde su identidad.
-¿Cómo surge su participación en la ley 27.535 de enseñanza de folclore en las escuelas?
-Fui convocado por el periodista César Tapia, quien entró en contacto con la senadora de la provincia de Rio Negro Magdalena Odarda, y presentó el proyecto de la ley de enseñanza. Entre ellos buscaron personas interesadas por esa ley, porque sino la iban a cerrar. Hablamos con todos los senadores y diputados para que voten a favor y así fue, la sesión duró cinco minutos. Por suerte todos estaban de acuerdo, ya que no había intereses económicos y políticos, sino culturales.
-¿Y el eje de la enseñanza en sí?
-Es el factor que seguía, la parte donde los docentes debían prepararse para poder formar a los alumnos. Siempre hubo buena predisposición de todas las partes. Me siento super feliz que todas las nuevas generaciones puedan aprender sobre nuestra cultura Argentina.
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