El álbum está completo. No falta ninguna figurita de la escena de la música urbana en Argentina y el estadio Movistar Arena se cae con la euforia de las 12 mil personas que fueron a disfrutar del nuevo espectáculo del morbo: la Liga Bazooka. “Justicia por Santiago Maldonado, yo hago rap”, grita G Sony mientras se despliega una bandera a favor del militante que desapareció y murió en Chubut en 2017.Su hermano Sergio Maldonado sube al escenario. Del otro lado del cuadrilátero, Chili Flow Parker se ríe y no tiene ningún problema en confrontar con el familiar de la víctima. La gente festeja.
“Me pondría la camiseta de Javier Milei tranquilamente”, afirma Parker semanas después del evento donde ambos raperos se difamaron con cuestiones de abuso y acoso sexual, y expusieron situaciones personales de su contrario que cuestionaron los límites argumentales de hasta dónde se puede llegar en una batalla de rap. Este enfrentamiento fue el estelar, pero otros anteriores se jugaron sobre la misma línea. La Liga Bazooka, de batallas escritas, cambió el paradigma del rap argentino y llegó para ponerle un posible punto final al freestyle de plaza underground.
Hace unos años, raperos como Wos dominaban la escena con letras a favor de la justicia social y con críticas al sistema. Sin ir más lejos, al ganar su primera Final Nacional de Red Bull Batalla en 2017, agarró el micrófono y pidió justicia por Santiago Maldonado. El mismo público de batallas que lo festejó, hoy celebra una ideología totalmente contraria incluso sobre el mismo personaje. ¿Qué cambió desde entonces?
La cultura del rap en Argentina da lugar a la expresión de ideologías diversas, donde cada batalla se convierte en un reflejo de la realidad social y política del país. En este contexto, Chili Flow Parker se destaca no sólo como el competidor número uno en la Liga Bazooka, sino también como un referente de la nueva corriente de pensamiento que cobró fuerza en los últimos años: el liberalismo. No por nada fue el invitado estelar del stream que conduce el referente de derecha Gordo Dan, en el canal Carajo.
En el mundo de Chili Parker, su estilo y sus letras están impregnados de sus convicciones políticas. En un país donde el rap fue tradicionalmente una voz de la resistencia y la protesta, la irrupción de una figura como él representa un cambio total. Su apoyo al presidente Javier Milei no solo marca su alineación política. En los últimos años, la ideología libertaria ganó terreno, especialmente entre pibes jóvenes. Chili se erige como uno de sus principales embajadores en el ámbito del rap.
Chili reflexiona sobre cómo este cambio de ideología se ha traducido en un cambio en el público. “La gente que viene a Bazooka está buscando algo más que solo un buen espectáculo; quieren sentir que sus ideas son representadas”, explica. En su opinión, la explosión del evento y el crecimiento de la Liga Bazooka son, en parte, consecuencia de un momento político y social donde las ideas libertarias han tomado fuerza. “No es casualidad que la gente se sienta atraída por este tipo de rimas”, añade.
“No debe haber una batalla tan popular como esa. Estaba seguro que iba a tener mucha repercusión. A él le gusta hablar de la familia de los demás, entonces hablemos. ¿Cuál es el problema? De la mía hablan todos. ¿Me vieron llorando alguna vez? ¿Ahora resulta que yo crucé una línea? Esa es la hipocresía que se maneja”, señala el rapero en relación al segundo -y durísimo- asalto que protagonizó, en donde atacó a su rival recordándole un aberrante episodio intrafamiliar.
“¿Qué pensabas, Coque?”, tira G Sony en otra batalla antes de exponer al trapero Coquein Montana en el escenario del Teatro Gran Rex. Le dijo de todo y la batalla es de las más virales de la liga en YouTube, con más de seis millones de reproducciones. Es que la energía de la Bazooka es palpable. Cada batalla es un espectáculo en el que los competidores se enfrentan cara a cara, con el público al borde de sus asientos. El intercambio verbal se convierte en un diálogo entre ideologías.
Si bien es importante para el rap game en español, las rimas no solo se basan en la habilidad técnica de cada rapero, sino en su capacidad para conectar con el público a través de su visión. “Cuando estoy en el escenario, no solo quiero ganar; quiero que la gente sienta lo que digo. Quiero que se identifiquen con mis palabras”, asegura Parker.
Obvio que hay un sector de la escena que no comulga con la ideología y aún mantiene las raíces del rap. “Hay quienes creen que al apoyar a Milei estoy despojando al rap de su esencia”, admite el rapero. Pero él lo relaciona al punk y dice que “hacer y decir” lo que piensa es “lo más rapero que hay”. ¿Por qué la gente compra con su discurso? Por la misma razón que Javier Milei fue elegido como presidente con poco más del 55% de los votos en el balotaje. Algo cambió en el pensamiento popular.
Varios análisis políticos han demostrado que el voto a Milei se puede explicar a través de una combinación de factores. Rasgos de interés en los sectores productivos medios altos y altos defraudados por Juntos por el Cambio, el descontento de las clases bajas y medias con la inflación generada durante el Gobierno de Alberto Fernández y un discurso anti casta que compró la mayoría de la población. Además, al igual que otras extremas derechas en el mundo, la mayoría de sus votantes tienen un sesgo inicial masculino y juvenil: es en la franja de menos de 30 años donde el libertario hizo la mayor diferencia respecto de sus competidores. El público de la Liga Bazooka también.
“Yo creía que era de izquierda porque mi idea era romper y prender fuego todo, pero cuando la conocí dije: ‘No tengo nada que ver con estos chabones’. Y de golpe, me encontré con que el gobierno actual llegó para romper todo. Me gusta, aunque en algunas cosas no esté conforme al 100%”, comenta Parker y se define como de derecha y anticomunista. Y respecto a la banca hacia Javier Milei, confiesa: “Me alegré cuando ganó, aunque yo no lo voté porque no voy a votar. Es un grano en el culo para un montón de gente”.
“No tengo dudas de que la Bazooka es el fiel reflejo de la sociedad argentina”, opina Dario Dos Santos, jurado de la liga de freestyle profesional FMS y distintas regionales de Red Bull Batalla. Daro organizó durante años una competencia de plaza underground en San Miguel y Vicente López, el Eje de la Rima. “En el under los pibes se mataban por un sueño. Llegar a lo alto a través de rimas. Todos rodeados de sus amigos y gente que conocen. La Bazooka representa lo contrario. Es la fama la que rodea al competidor y se expresa cada vez más el deseo de tener más y más guita para ostentar”, agrega.
La influencia de Chili Flow Parker y su mensaje libertario trascendieron las fronteras de la música. Su presencia en las redes sociales y su participación en debates públicos llevaron su discurso más allá de las batallas, alcanzando a una audiencia más amplia. Al compartir sus ideas y experiencias, Chili se convierte en un referente no solo en el rap, sino en el movimiento libertario argentino. “La música es una herramienta poderosa, puede inspirar a la gente a cuestionar lo que les rodea”, sostiene.
En este contexto, es innegable que la Liga Bazooka se transformó en un microcosmos de la sociedad argentina, donde las luchas ideológicas y las aspiraciones individuales coexisten en un mismo espacio. A medida que la liga crece y evoluciona es probable que veamos más voces emergentes que desafían las convenciones y aportan nuevas perspectivas al rap argentino.
“Verlo a Chili Parker en el escenario es impresionante. El público se vuelve loco cuando sale en escena”, describe Daro, quien estuvo presente en la última fecha de Bazooka. Al lado de él, Bizarrap y Duki disfrutando de la misma manera que la gente. Con cada batalla, cada rima y cada palabra, los batalleros no solo compiten, cuentan una historia que resuena en una generación en busca de nuevas voces y nuevas ideas. Muchas de ellas, se asocian con el morbo. Ya que en la liga no solo explotan las frases libertarias, sino también la que exponen las vidas personales de quienes participan en ella. La figura de Chili Flow Parker no solo representa un cambio en la ideología del rap, sino también una invitación a repensar lo que significa ser un artista en un contexto político en constante cambio.
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