Luka Modric, quien vio morir a su abuelo en el conflicto bélico de los Balcanes, se convirtió en uno de los mejores del mundo. Llevó dos veces a su Croacia al podio mundial, ganó seis Champions con Real Madrid y ahora irá por la Euro.
Es 13 de diciembre de 2022, en el estadio Lusail de Qatar. Argentina 3-0 Croacia. Cancha explotada por los argentinos que festejan el pase a la final de la Copa del Mundo. Minuto 80, partido liquidado y sacan al “10”, al capitán, a la figura del equipo. Todos se paran de sus asientos y empiezan a aplaudir. En medio de la amargura, levanta la mirada y no lo entiende lo que está pasando. La ovación de los argentinos no es para Messi, es para Luka Modric, el 10 de Croacia. Primero duda, pero luego empieza él mismo a aplaudir al mismo ritmo que las hinchadas croatas y argentina. Sale del terreno de juego masticando la bronca por haber perdido la posibilidad de ganar el mundial con su selección, pero lleno de la gratitud del pueblo futbolero, el propio y el ajeno.
Luka Modric nació el 9 de septiembre de 1985 en Zadar, Croacia. Su infancia fue dura, durísima. Vivió una sangrienta guerra con bombardeos e incluso vio pasar varias veces la muerte por delante de sus ojos. Antes de que estalle la guerra de los Balcanes, su familia se movió 60 kilómetros para que el astro croata pudiera nacer. Vivió como refugiado en hoteles y usaba los estacionamientos como cancha de fútbol para practicar.
A sus seis años, presenció una de las peores cosas que le pasó en la vida. “Por la noche, nos enteramos de todo lo que había pasado y fue una situación muy triste para todos, pero sobrevivimos. Tenemos grandes recuerdos de él, es una pena que no haya visto lo que he logrado, pero espero que lo haya visto desde arriba”, dijo el futbolista recordando a su abuelo asesinado en esa guerra.
Cuando tenía 8 años, lo rechazaron por su contextura física en el club de sus amores: el Hajduk. Pero entrenó muy duro hasta que, por fin, lo ficharon. A los 16 se entrenaba con el Dinamo Zagreb, un equipo enorme de Croacia. En su etapa como profesional con ese club, jugó 73 partidos, metió 22 goles y dio 21 asistencias. Tras esos rendimientos, en 2008 emigró a la Premier League. El Tottenham pagó 20 millones de euros por su ficha: jugó 160 partidos, metió 17 goles y 26 asistencias. Pero llegó el fichaje que cambió su carrera por completo. En el verano europeo de 2012, el Real Madrid puso 30 millones de euros para llevárselo, una apuesta total. Sus primeras temporadas fueron muy complicadas. Era criticado por el madridismo y no podía revertir su situación. Pero con mucho esfuerzo y dedicación, como cando era niño, Luka mejoró su juego y sobre todo su estado físico, para convertirse en uno de los mejores mediocampistas de la historia del fútbol. Pasó el tiempo y en 2018 ganó su cuarta Champions con el “Merengue”, fue subcampeón histórico de la copa del mundo con su selección, perdieron la final con Francia. Pero para cerrar el año de una grandísima manera, le otorgaron el Balón de Oro como mejor futbolista de la temporada, por encima de Cristiano Ronaldo y de Lionel Messi.
El croata renovó por una temporada más en el Real Madrid y llegará a su 13ª en el club español, con el que ganó 26 títulos, entre ellos, 6 Champions. El “10”, uno de los máximos ídolos en la historia del Real Madrid, buscará aumentar sus números.
El 27 de marzo de 2021, en un partido contra Chipre de clasificación para el Mundial de 2022, se convirtió en el jugador con más partidos de la historia de su selección, superando las 134 presencias de Darijo Srna. Fue partícipe de la Copa Mundial Qatar, donde al igual que en Rusia 2018 pudo jugar con Croacia los siete partidos. Cayó en semifinales contra Argentina, pero posteriormente le ganó a Marruecos el partido por el tercer lugar. Así logró la hazaña de poder meter al equipo croata en el podio mundialista en dos ediciones consecutivas. En la Euro Alemania 2024 nadie se anima a dejar a los croatas fuera de la consideración.
Agregar comentario