Repensar el diseño urbano de las ciudades desde una mirada más integral, luchar por el cupo de género en distintos organismos, y hasta obtener el premio de arquitectura más importante del mundo. Estos son algunos de los espacios que han conseguido en estos años de trabajo. Sin embargo, el mundo arquitectónico sigue siendo tradicionalista y estructurado y muy pocas mujeres ocupan grandes cargos jerárquicos o acceden a remuneraciones iguales que los hombres. En Argentina, diferentes movimientos y organizaciones tomaron la posta y visibilizan las problemáticas que padecen las mujeres en el oficio de la construcción, constituyéndose en pioneras de una lucha que promete ser larga.
¿Qué se sabe del rol de las mujeres en la Arquitectura? ¿Cúal fue el desempeño de ellas en este oficio que viene de antaño? Argentina es un ejemplo de lo que se hizo con las arquitectas a lo largo de la historia. Por ejemplo, si se nombrara la Biblioteca Nacional pocos conocen que el diseño tuvo la participación de una mujer, Alicia Cazzanigia. Cuando se consultan los libros de Historia de la arquitectura en la Argentina, sólo figuran un 1% de mujeres entre más de 600 biografías. “Mientras los hombres eran destinados a la guerra, las mujeres se encargaban de construir las viviendas en las que luego habitarán las personas”, señala Ines Moisset, arquitecta e investigadora que desde hace años, ha realizado diferentes investigaciones y proyectos que buscan visibilizar el rol de las mujeres y sus problemáticas dentro de la arquitectura.
Durante el 2021, la red Soy Arquitecta, un espacio que se dedica a contener y acompañar a las mujeres que están dando sus primeros pasos dentro del oficio de la construcción, decidió hacer una encuesta en la que participaron más de dos mil profesionales de todo el país. El objetivo era mostrar un diagnóstico de cuál es la situación laboral en la que se encuentran las arquitectas argentinas en las diferentes regiones del país, reflexionar sobre las dificultades que atraviesan las profesionales argentinas en diferentes ámbitos, plantear líneas de acción y transformación para mejorar la situación existente.
Cayetana Mercé es periodista y arquitecta. Trabajó en el suplemento de arquitectura del diario Clarín y ahora ejerce como profesional de la construcción. En el 2018, decidió fundar Soy Arquitecta. “El 60 % de las personas que egresan de la facultad de urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (Fadu), son mujeres. Pero no hay cupos de género en los jefes de cátedra”, indicó la arquitecta en relación a los cargos jerárquicos dentro del mundo de la facultad, uno de los bastiones que más se resiste a integrar cupos femeninos para el liderazgo y conducción de la carrera. De hecho, los datos hablan por sí solos y son colosales: desde 1888 hasta el 2024, sólo hubo una sola decana mujer en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA: fue Carmen Cordova, y ocupó el cargo en 1994. Diez años más tarde, en 2004, recibió el Premio Trayectoria Artística del Fondo Nacional de las Artes.
“Sin ir más lejos, en 2022 se eligió a Rosa Aboy como Presidenta del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU). En ochenta años de existencia del consejo, ese rol lo ocupa solo una mujer. Por eso estamos tratando de que se tome conciencia de la importancia del cupo de género”, sentenció Mercé.
En ese sentido, la encuesta de Soy Arquitecta reveló que quiénes ocupan los cargos donde se toman las decisiones en el ámbito laboral, el 60.3 % está en manos de los hombres, un 15% en mano de las mujeres y el restante 24.7% es compartido. Por supuesto, estos datos revelan también otra de las problemáticas que afrontan las profesionales: la brecha salarial. El 84% de las encuestadas vive de la profesión, pero solo el 22% cree que hay equidad en las ganancias. Otro de los datos sorprendentes de ese informe es que muchas profesionales no pueden dedicarse al 100% a su profesión ya que tienen a cargo otras personas(46.52%), por problemas de desempleo (39.11%) o porque simplemente necesitan de otros oficios para cubrir sus gastos mensuales (31.70%).
Sin ir más lejos, para tomar conciencia del desplazamiento al que las mujeres padecieron en el ambito profesional, es el caso de Denise Scott Brown, una arquitecta estadounidense que junto con su esposo, Robert Venturi, compartían un estudio de arquitectura en Estados Unidos. Nominados al premio Premio Pritzker para la edición de 1991, que es considerado el nobel dentro del mundo de la arquitectura, dicho reconocimiento fue entregado a Venturi y se desplazó a Browm, siendo que ambos habían trabajado en los diseños y aportes por los que fueron nominados.
Natalia Paola Czytajlo es arquitecta, doctora en Ciencias Sociales, docente e investigadora del Conicet. Es egresada de la Universidad Nacional de Tucumán, y también integra el espacio de Soy Arquitecta, junto a Cayetana Mercé y otras colegas. “Yo me estoy refiriendo más al urbanismo. Con la encuesta lo que buscábamos eran saber ‘cuál era el rol de las mujeres en la arquitectura’, y ahí lo que se evidenciaba que había una dedicación mayor de las arquitectas en ámbitos de docencia e investigación, y una parte del rol profesional dedicada a la actividad privada, pero las menos”, comentó Natalia cuando se le preguntó sobre qué actividades venían realizando las arquitectas dentro del oficio.
Por otro lado, Czytalo señala “la importancia de incorporar la perspectiva de género en la obra pública, lícita mientos y hasta escuadrillas donde, se destaca un fuerte trabajo de campo que llevan adelante las mujeres a la hora de hacer el relevamiento urbano”, esto es un dato muy valioso, porque son las arquitectas las que ven las problemáticas barriales desde su raíz, conversando con las personas y viendo sus realidades.
Aportes de la mujer al oficio: urbanismo feminista
El movimiento feminista desde hace varios años atrás, viene dando debates y cuestionando los paradigmas imperantes en todos los ordenes de la sociedad. La arquitectura no fue la excepción. ¿De qué se habla cuando se habla de Urbanismo Feminista? ¿Qué concepciones propone cambiar? ¿En que se apoyan los diseños tradicionales y que ahora están siendo cuestionados fuertemente?
“El urbanismo con perspectiva de género parte de la base que el urbanismo no es neutro y que nuestras ciudades y nuestros barrios se han configurado a partir de los valores de una sociedad que es patriarcal y que la forma física de los espacios ha contribuido y contribuye a perpetuar y reproducir estos valores. Frente a esto, el urbanismo feminista propone poner la vida de las personas en el centro de las decisiones urbanas”, explica el sitio www.punt6.org, una cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas de procedencias diversas con más de 10 años de experiencia fundada en Barcelona.
En este sentido, Cayetana Mercé e Inés Moisset concuerdan en que la mirada del feminismo y disidencias tiene una visión más integral a la hora de pensar el diseño urbano. Ambas explican que, tradicionalmente, los conglomerados urbanos eran pensados en base a un resultado. De la oficina a la casa y de la casa al colegio. Se pensaba más en el fin estructural. En cambio, la óptica feminista busca re pensar espacios teniendo prioridad a las personas y su situaciones en lo cotidiano.
Agregar comentario