Gracias a su talento, la formación de Proyecto Changuitos en Jujuy y el esfuerzo de su madre, el adolescente de 14 años podría viajar a Buenos Aires para comenzar su carrera futbolística.
Era una mañana fría en San Salvador de Jujuy, de esas en que las ventanas amanecen empañadas, cuando Melina Sotelo se levantó y fue directo a la cocina para comenzar el día. Preparó el mate cocido y calentó la casa para sus cuatro hijos. Pero algo captó su atención que cambiaría el destino de su hijo de 14 años: una publicación de una prueba de fútbol para Independiente, Banfield y Defensa y Justicia, en las redes sociales del Club Proyecto Changuitos Jujuy.
Entendiendo el amor por chutiar -como se dice en el Norte a la acción de “jugar a la pelota”- que tiene Danilo, el mayor de sus hijos, organizó todo para llevarlo. Con nervios, frío y unos botines gastados pasó por varias instancias y finalmente fue seleccionado. Desde entonces a Melina le llegó un nuevo desafío como mamá: conseguir los fondos necesarios para costear el viaje a la prueba en Buenos Aires.
Disponiéndose a “los tiempos de Dios”, agregando esfuerzo y disciplina, ella asegura que Danilo “puede llegar tan lejos como se lo proponga”, porque “no solo es cuestión de soñar, sino trabajar en el sueño”.
Melina Sotelo organizó entonces en mayo una rifa solidaria en varias hojas a mano, por falta de impresora. Contó con la ayuda del kioskero de la vuelta que ofreció premios, doña Carmen que colaboró con una torta para el sorteo y tantos otros vecinos que se unieron con un fin común: llegar a cubrir los gastos de alojamiento, pasajes, traslado y comida de ambos. El entusiasmo, la firmeza y la seguridad fue tanta, que rápidamente esta acción se viralizó y la colecta ya le pertenecía a toda una comunidad.
Impulsada por el amor incondicional que tiene por su hijo, Melina comentó: “Danilo es muy buen hijo, soy afortunada y bendecida de tenerlo. Es mi sostén, en el deporte cuenta con las condiciones necesarias, es disciplinado y autoexigente”.
Dani como le dicen los amigos “del Poli de la vuelta de su casa”, contó que desde que tiene memoria “patea cada cosa que ve”. El fútbol como muchos de los argentinos, lo lleva en la sangre y claramente en los pies también, ya que lo que más destacaron en su prueba fue la técnica.
Con un poco de timidez habló sobre su principal sueño en la vida: debutar en primera. Fanático de Enzo Fernández y Julián Álvarez dice que, si bien le gustaría quedar en Independiente, cualquiera de los otros clubes -Banfield y Defensa y Justicia- serían un buen comienzo para llegar a cumplir su tan ansiada meta.
El jugador de enganche -como se autodefine-, que en cancha organiza y es creador de jugadas ingeniosas con el resto del equipo, contó lo orgulloso que se siente de ver a su mamá “dar vuelta su mundo” para que viaje. “Mi mamá es incondicional, siento mucho agradecimiento, me acompaña y apoya siempre, en todo”, compartió. Está claro que el sueño ahora se agranda, ya que no solo es viajar para probarse sino devolverle a su mamá un poco de todo lo que hace por él.
Proyecto Changuitos en Jujuy
Este proyecto de instrucción deportiva y de acondicionamiento físico surge en el año 2019, ante una falta de espacios recreativos y de contención en el barrio Alto Comedero de la ciudad de San Salvador de Jujuy, de la mano de Alejandro Ríos y David Alvino, profesores de Educación Física.
Ambos, en un principio, solo se dedicaban específicamente a “sacar a chicos de las calles e insertarlos al deporte” y que, de esa manera, pudieran dejar atrás prácticas de consumo y delincuencia.
Pero, en 2020 ya eran una fundación asentada con un propósito más: ser el nexo entre los chicos del proyecto y los grandes clubes de Argentina. “Nosotros citamos diferentes categorías según nos vayan pidiendo, pasan por tres filtros diferentes: uno es el físico, otro es el apto médico y el último es el psicológico; y de ahí van surgiendo los convocados por diferentes reclutadores”, explicó Ríos, profesor y creador de Proyecto Changuitos.
Del caso de Danilo habla con mucho orgullo: “Me acuerdo del primer día que vino Dani porque me contó que faltó a la escuela por ir… un poco lo reté, pero después entendí las ganas que tenía de estar en esa situación”. Firmó la ficha, se hizo la revisión y, una vez que estaba todo en condiciones, empezó la entrada en calor; y después la práctica final que fue exitosa para el adolescente.
“Es mediocampista. Tiene buena altura, buena pegada, es hábil, tiene técnica y se nota que es muy compañero. Esto es fundamental, valoramos mucho ese ítem ya que cuando viajan están solos y necesitan poder hacer amistades, porque no es solo patear la pelota, sino generar lazos”, concluyó Ríos.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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