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“La Justicia no estaba preparada para Cromañón”


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Joe Stefagnolo fue el abogado de Raúl Villarreal, “la mano derecha” de Omar Chabán. Habló con ETER Digital sobre su relación con el dueño del boliche y los grupos de familiares de víctimas. En su opinión, “Cromañón no fue una noche sino que fue y es un tiempo que no termina”.


Jose Albino Stefanolo, apodado “Joe” y conocido como el “abogado rockero”, expresa su opinión y sus experiencias durante el proceso judicial por la masacre del boliche Cromañón. Fue el abogado de Raul Villareal pero cuenta también cómo fue su relación con Omar Chaban, con las víctimas y el rol del Estado. También habla sobre las intimidades de un juicio histórico.

-¿Cómo calificás el proceso judicial por la tragedia de Cromañón?

-Hubo falencias durante la etapa de investigación, durante lo que fue el juicio y también con las responsabilidades que le ocupa al Estado desde el punto de vista civil. Fundamentalmente de reconocimiento a los derechos de las víctimas. 

-¿Cuáles son esas falencias?

-La falencia está en que la causa principal de la tragedia fue el propio Estado y su control deficitario. La habilitación del lugar debió no haber pasado o por lo menos, no en esas condiciones. Debió haber sido controlado de otra forma. Hay una cuota importantísima de un Estado que en definitiva no cumplió con las garantías y eso nos hace entender, sobre todo en estos tiempos, que evidentemente tiene que haber un Estado presente. El Estado presente que hoy tanto se vitupera, el Estado presente que hoy prácticamente se lo menoscaba. De no existir el Estado, como se pretende hoy, el riesgo de que ocurran tragedias (como Cromañón) es altamente probable. 

-¿Qué fue lo más difícil de representar a Raul Villarreal?

-Raúl Villarreal trabajaba en Cromañón, era un empleado de Omar Chabán, un hombre de confianza de él, pero simplemente era un empleado. Fue muy difícil tratar de explicar esa situación en la cual él no decidía, no tenía posibilidades de tomar decisiones de ningún tipo más allá de trabajar. Eso fue tal vez lo más difícil de explicar. Otra dificultad fue hacerle entender a él que como trabajador quedó condenado. También fue difícil explicarle a la gente y a las víctimas que entendieran que él era un trabajador y no había tomado ninguna decisión que causó la muerte de tanta gente.

-En el primer juicio, Villarreal tuvo una condena leve. Pero en el segundo se le dictaron seis años de prisión y ya está libre. ¿Quedaste conforme con el fallo?

-Creo que hubo éxito en el juicio porque fue absuelto por el tema de Cromañón. A su vez, los distintos fallos que tuvo el expediente, las apelaciones y demás, terminaron con su condena. Lamentablemente, fue condenado por estrago culposo. Eso fue una de las cosas que nosotros planteamos, que ahí no había dolo, que no era un estrago doloso, sino culposo.  Eso fue aceptado, y en definitiva la condena que él tuvo fue esa, de estrago culposo. Mi convicción es que a pesar de aceptar el fallo de la Justicia, como siempre lo hago, me quedó un sabor amargo de entender que en esa culpa, el estrago está bien definido, ya que no tenía participación Raul, por lo tanto no debía ser condenado más que por esa carátula.

-¿Cómo era tu relación profesional con Villarreal fuera de los tribunales?

-Nuestra relación era muy cercana, profunda, de respeto, de aprecio y compartí con él las diversas angustias que tuvo. La causa Cromañón tuvo una tremenda particularidad jurídica y es que hubo diversos fallos, el primero lo absolvió y luego hubo una condena.

-¿Omar Chaban colaboró con la defensa de Villarreal?

-Sí, desde el primer momento Omar Chaban declaró y dijo el rol de empleado de Raúl. Siempre aclaró ese punto; el no tener decisiones, no tener que intervenir en ninguna negociación, etcétera. Se sentía realmente apesadumbrado por lo que estaba viviendo Raúl. Desde el primer día y hasta el último día del juicio, él manifestó la realidad de los hechos que además estaba absolutamente probado en los expedientes.

-¿Charlabas también con Omar en la intimidad? ¿Cómo era la relación entre ellos?

-Sí hablamos, hemos hablado muchísimas veces. El juicio duró un año y compartimos lugares con Omar y Raúl. Es decir la charla era constante, diaria y siempre el se manifestó muy dolido por lo sucedido, siempre estaba como quebrado, le costó muchísimo tanto a Omar como Raúl lo que vivieron. Tenían una relación muy fuerte y compartieron realmente el dolor, creo que ambos, Omar con su muerte y Raúl con una gran carga luego de recuperar su libertad, sobrellevaron ese momento con la angustia de lo sucedido. Yo creo que una de las causas de su muerte sin duda fue Cromañón, eso generó su enfermedad, al igual que le pasó a  muchos padres y muchas familias de Cromañón que me constan.

-¿Sufriste amenazas, insultos o agresiones por defender a uno de los principales imputados?

-Sin duda fue muy duro, en el comienzo hubo agresiones y hubo insultos en la puerta de Tribunales por ejemplo, una mañana sobre  la calle Talcahuano sufrí la agresión de la madre de una de las víctimas y durante alguna audiencia previa antes del debate también recibí insultos en las puertas.

-¿Cómo te afectó en lo personal?

-Cuándo las víctimas vieron el respeto que se tenía en lo personal con cada uno de los que declaraba como testigo, permitiendo con mi opinión que los psicólogos estuvieran con aquellos que lo necesitaban, muchos cambiaron su visión sobre mí. El fiscal de juicio hizo una mención especial hacia mí, agradeciendo el amplio criterio que tuve de acuerdo a la posibilidad de presencia de psicólogos en cada testimonio. Esas palabras, cuando dijo que habíamos entendido el criterio humano que había que tener en la defensa de Raúl, fue para mí tal vez uno de los mayores logros en mi carrera. Creo que a partir de allí se dió vuelta aquella cosa de los insultos y terminamos con muy buena relación con muchísimos familiares.

-Tuviste una relación particular con Jose Iglesias, uno de los querellantes y referente de los padres de Cromañón.

-La relación con José siempre fue muy buena y de alguna manera quedó cristalizada en una nota que nos hizo la revista Rolling Stone. Lo recuerdo muy bien, en un fin de año cercano a la fecha del 30 compartimos una tarde en esa entrevista. Charlamos sobre la música y cuestiones que tenían que ver con esta historia, él me hablaba de su hijo y yo le contaba de experiencias de historias de otras personas que estaban allí, cercanas a Cromañón. Como referente de muchísimas de las víctimas se produjo un acercamiento entre las partes. Siempre lo tengo muy presente y cada vez que me lo cruzo por la vida y por tribunales está ese respeto mutuo de haber compartido las peores horas de su vida y una de las más tristes también de la mía.

-¿Creés que la Justicia argentina estaba preparada para un juicio como el de Cromañón?

-En realidad no, la Justicia no estaba preparada y justamente Cromañón marcó un cambio en un montón de cuestiones que hacen a la tecnología y al avance de las cuestiones probatorias. La forma en que fue el juicio, la forma de buscar el lugar adecuado, el tratar a tantas víctimas y tanta cantidad de testigos. Fue realmente un hecho conmocionante y la justicia no estaba preparada, realmente fue un antes y un después.

-¿Fue algo que se mejoró a partir del juicio de Cromañón o a día de hoy todavía sigue teniendo falencias en su proceder?

-Principalmente el tema de las mejores especificaciones para realizar el juicio de Cromañón tienen que ver con la cantidad de imputados, la cantidad de víctimas y las cuestiones dramáticas del suceso. Desde luego la Justicia aún está en deuda y tiene infinidad de carencias que incluso en situaciones de normalidad se ven con más claridad. Tenemos una gran deuda para adecuar a la justicia en el día de la fecha y eso lamentablemente no mejoró después de Cromañón. Sí hubo un cambio que trajo aires nuevos, pero el cambio de fondo, el cambio profundo todavía está pendiente y lo estamos esperando todos los actores de la justicia.

-¿Qué dejó Cromañón?

-Como reflexión final, para mí Cromañón marca las deficiencias que teníamos en los controles. El Estado deficitario y  un montón de cuestiones que hacen a una política que debe mejorar, algo que es totalmente opuesto a la idea que nos quieren imponer hoy, sin duda. El Estado ausente no va a ser la solución, será el Estado presente el que seguramente dará una garantía para evitar que se repitan hechos como este. Debemos entender que Cromañón no fue una noche, sino que fue y es un tiempo que no termina.


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