“Nosotros fuimos los que pusimos a la selección de Bélgica en el mapa”, asegura Jean-Marie Pfaff, emblema de su seleccionado en los 80 y quien se quedó con la camiseta de Diego tras la derrota en la semifinal de México 86.
Franky van der Elst baja la vista y se fija en la pelota. Mientras, empuja la misma con la suficiente fuerza para que no se aleje más de unos centímetros. El mediocampista levanta la cabeza y delante de él, visualiza a Uli Stielike. Con la intención de frenarlo, el alemán se ubica a dos metros del área germana. Van der Elst sigue avanzando y no parece que vaya a bajar su velocidad. El defensor teutón, al verse rebasado por el jugador de Bélgica, salta con sus dos piernas hacia él y con sus botines impacta en los tobillos del rival.
Año 1980. Diego Maradona era el máximo goleador de la Primera División del fútbol argentino. Club Brujas se proclamaba como el último campeón de la liga belga. Nottingham Forest ganaba la Copa de Europa. El inglés, Kevin Keegan, se adueñaba del Balón de Oro. Y ese año, precisamente el 11 de junio, comenzaba la sexta edición de la Eurocopa en Italia. La Azzurri arrastraba el caso Totonero: escándalo de corrupción en el Calcio. Paolo Rossi, quien sería Balón de Oro del 82, se perdía la Euro por una sanción de dos años, debido a estar involucrado en apuestas ilegales.
Con Pinocchio como mascota, esta Eurocopa innovaba en varios aspectos: por primera vez no había semifinales y se formaba una fase de grupos. La Euro contaba con ochos países para esta etapa, dividida en dos grupos; la final se disputaba entre los punteros de cada zona y los segundos jugaban por el tercer puesto.
En las clasificatorias hacia el certamen, Bélgica se encontraba en el Grupo 2 con Austria, Escocia, Noruega y Portugal. El 20 de septiembre de 1978 comenzaban las clasificatorias para los Diablos Rojos: fue con un 1 a 1 ante Noruega de local; la siguiente fecha llegaba 20 días después y a los belgas les tocaba enfrentar a Portugal en Lisboa: empate a uno. En marzo del ‘79, Bélgica volvía a igualar con Austria, de local y de visitante. La primera victoria belga llegó ante Noruega por 2-1, en septiembre; y en el siguiente encuentro, Bélgica triunfaba 2-0 contra los lusos. Los Diablos Rojos hilaban su tercera conquista seguida frente a Escocia por 2 a 0 y en el último partido de las clasificatorias, se medían, el 19 de diciembre de 1979, ante Escocia en Glasgow, y vencieron 3-1. Con 12 puntos (los triunfos otorgaban 2 puntos), Bélgica acababa la fase clasificatoria primera de su grupo.
El plantel que presentaban los belgas para la Eurocopa sostenía una característica habitual en esos tiempos: todos los jugadores pertenecían a clubes de Bélgica. Entre los 22 convocados por el entrenador Guy Thys resaltaban: el arquero Jean-Marie Pfaff, quien luego defendió 7 años el arco del Bayern Múnich y en 1987, la IFFHS (Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol) lo destacaría como el mejor guardameta del mundo. ¿Otros premios que recibieron compatriotas suyos en la historia? Michel Preud’homme, 14 años después, ganó el Premio Lev Yashin, al mejor arquero del Mundial 94. En el 88, el defensa Eric Gerets conseguiría la Copa de Europa, actualmente Champions League, con PSV. De la mano del Brujas, el capitán Julien Cools venía de obtener el subcampeonato de la Copa de Europa en 1978. Jan Ceulemans, mediocampista que disputó tres Mundiales con Bélgica, formó parte, en 2004, de FIFA 100 (lista elaborada por Pelé acerca de los mejores jugadores de la historia). Para finalizar, Erwin Vandenbergh, en 1980, levantó la Bota de Oro, y la Copa de la UEFA con el Anderlecht en el 83.

En el primer partido del Grupo B de la Euro 80, los dirigidos por Thys se veían las caras con Inglaterra en el Estadio Olímpico de Turín. Al minuto 26, Ray Wilkins adelantaba a los Three Lions. Para fortuna de los belgas, tres minutos más tarde, Ceulemans marcaba el empate definitivo. A la conclusión del primer tiempo, los hooligans ingleses hacían que el encuentro se suspendiera por varios minutos porque habían generado incidentes en las gradas, y la policía italiana se veía obligada a lanzar gases lacrimógenos. Aunque el partido se reanudó, varios jugadores padecieron esos gases. En la segunda parte, el árbitro Herbert Aldinger le anuló un gol a Inglaterra por un presunto offside: la polémica decisión impidió a los ingleses sacar ventaja.
Los Diablos Rojos jugaron luego ante España en el Giuseppe Meazza. Gerets sumó el primer tanto para Bélgica a los 17′, Quini igualó, pero el mediocampista Cools anotó y permitió que los belgas se llevaran la victoria. En el Estadio Olímpico de Roma, Italia debía ganar para arribar a la final en la última fecha de la zona B de la Eurocopa. El seleccionado local dominaba el cotejo, pero la defensa férrea de los belgas evitaba que la Azzurri sacara ventaja en el marcador. En el segundo tiempo, una mano clara dentro del área de Bélgica significaría un penal a favor de Italia. Sin embargo, Antonio Garrido, el juez del partido, pitaba tiro libre al borde del área. Finalmente, el 0-0 derivó en la histórica clasificación de Bélgica a la final. Así, llegaba por primera vez a esta instancia. Había obtenido, en su mejor performance, la tercera plaza de la Euro 72, gracias al triunfo ante Hungría por 2-1. En tanto, tras posicionarse primera del Grupo A, Alemania Federal llegaba a su tercera final consecutiva.
La final de la Eurocopa de 1980 se celebró el 22 de junio, 6 años antes del gol de Maradona a los ingleses. Alemania Federal se veía la cara ante la revelación del torneo, Bélgica. En el Olímpico de Roma, los germanos, de la mano de Horst Hrubesch, a diez minutos del silbatazo inicial convertían el primer tanto del encuentro. “Bernd Schuster recuperó el balón y comenzó un ataque muy directo. Me lanzó un pase en profundidad y marqué el 1-0”, contaba Hrubesch, en una entrevista. A los 75′, Bélgica emparejaba el partido vía un penal anotado por René Vandereycken, derivado de una falta fuera del área, que el juez Nicolae Rainea señalaba incorrectamente. Igual, la alegría belga duraba poco, ya que, a falta de dos minutos para ir al tiempo extra, Karl-Heinz Rummenigge pateaba un córner desde la izquierda, el arquero Pfaff fallaba en la salida al corte del centro, y de cabeza, Hrubesch marcaba el 2-1 para Alemania Occidental. De esta manera, el sueño de los Diablos Rojos se desvanecía y debía esperar hasta el siglo XXI, para volver a colocarse en el mapa futbolístico con una nueva generación dorada.
“Nosotros fuimos los que pusimos a la selección de Bélgica en el mapa”, concluyó Jean-Marie Pfaff en una entrevista. Además, recordó que en el Mundial 82, Maradona le cambió una camiseta de la Selección Argentina por sus guantes “para mi hermanito que es arquero” y cuatro años más tarde, el capitán argentino intercambiaron camisetas después de la semifinal del Mundial 86.
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