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La salmón argenta de plata: Jeanette Campbell


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Existe una variedad de pez de la familia “salmo” llamada “pez salmón”, también conocida solo como “salmón”. Estos peces tienen la particularidad de nacer en el agua dulce de los ríos, donde pasan su juventud, luego emigran hacia el agua salada de los océanos, pero al momento de reproducirse vuelven hacia el río, remontando cascadas de hasta tres metros de alto, y, por supuesto, nadando contra la corriente.


Jeanette Campbell nació el 8 de marzo de 1816, en Francia, pero se crió en Argentina de la mano de su abuela, maestra, que llegó tras la invitación de Domingo Faustino Sarmiento. Desde muy chica se involucró con la natación y le fue muy bien, incluso logró títulos, pero bajo el contexto de la década infame: los deportistas no tenían el apoyo del gobierno, por lo que dependían de sí mismos y de sus clubes.

Su formación no fue completa, no contaba con entrenador personal ni con el tiempo para poder perfeccionar, por ejemplo, la salida, que era una de sus debilidades. Esto se debía a que tenía un trabajo administrativo que cumplía desde primera hora hasta las 18. Recién ahí podía presentarse en el Club Athletic de Belgrano para poder entrenarse. Sus herramientas eran originadas y propias del amateurismo, lo que destaca más aún sus actuaciones en los torneos y el camino hasta los Juegos Olímpicos.

En 1936 los Juegos Olímpicos tuvieron sede en Berlín, Alemania, con el imperio nazi en el poder. En Argentina hubo resistencia para que la delegación no participara de esos Juegos, pero fue en vano. Esa delegación viajó y con una mujer en ella: Jeanette Campbell. La atleta  se desempeñaba en 100 metros libre de natación, pero no era candidata. Para llegar a Berlín, la delegación tuvo que viajar en barco durante 20 días. Allí, Jeanette tuvo la suerte de coincidir con Juan Carlos Borrás, quien optó por tomar el rol de entrenador e ideó un plan de entrenamiento el cual pudo ejecutar luego de pasar por Brasil. En el paso por Río de Janeiro consiguió una cámara de bicicleta que usó como soga para poder fijar la posición de Jeanette en una pileta del barco y allí medía sus tiempos. De esta manera, la cual no era la ideal ni garantizaba una gran actuación, permitía que llegara con ritmo a los Juegos.

Aquella carrera fue muy atractiva. La favorita era Willie den Ouden, quien comenzó muy bien. También estaban teniendo grandes actuaciones la alemana Gisela Arendt, la argentina Cambpell y una de las revelaciones, una joven de 16 años llamada Rie Mastenbroek. La pelea fue muy pareja, pero fue la joven Mastenbroek quien se quedó con el oro. El bronce fue para la alemana Gisela Arendt, y en segundo lugar (la medalla de plata) llegó Jeanette Campbell, la única mujer de la delegación argentina.

Luego continuó compitiendo, pero también se dedicó a formar su familia. Se casó con su novio de siempre, Roberto Peper y tuvieron tres hijos: Inés, Susana y Roberto. Susana Peper  fue la encargada de seguir su legado y se convirtió en una de las nadadoras argentinas más importantes de la década del 60.

Así como el salmón debe atravesar el océano y luego luchar contra la corriente para volver a agua dulce, Jeanette Campbell tuvo que ir contra un mundo machista, sin formación profesional y sin apoyo del Estado para hacer historia. Por eso es importante que su historia se conozca, porque es el ejemplo y la inspiración que todo atleta debe tener.


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