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Las formas de contar Cromañón


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La serie que cuenta una de las tantas historias sobre el incendio del boliche de Once no es la única que se hizo en estos 20 años. Muchos de los sobrevivientes decidieron no volver a hablar del tema. Muchos otros sí, y lo hicieron a través de libros, ensayos, documentales e historias de ficción.

En noviembre de este año se estrenó una de las pocas ficciones creadas en base al incendio de Cromañón. Pero no fue la única. “Todas las personas que estuvieron ahí (adentro) tienen una historia posible de ser contada y no hay una sola forma de hacerlo”, definió Olivia Nuss, una de las actrices de la serie. A 20 años de la muerte de 194 personas durante un recital de Callejeros, la masacre vuelve así a ser el tema central de conversación en mesas familiares, en reuniones con amigos e incluso en el laburo. Las generaciones más jóvenes admiten en las redes sociales que nunca antes habían buscado información sobre el tema.

LA SERIE

Cromañón fue dirigida por Fabiana Tiscornia y Marialy Rivas. Es una serie de ocho capítulos que cuenta la historia de Malena y de sus amigos, un grupo de adolescentes de Villa Celina que va a ver a Callejeros el 30 de diciembre del 2004. Inicia con los festejos de Nochebuena, en los días previos a las tres fechas que Callejeros iba a tocar en el boliche en Once, y juega con saltos temporales al 2008, cuando los sobrevivientes (y, en este caso, la protagonista) declaran en los juicios.

Con un elenco numeroso en el que aparecen actores de renombre como Luis Machín, Paola Barrientos, Esteban Lamothe, El Purre y Kevsho, entre otros, la historia no solo cuenta lo que ocurrió esa noche sino también los debates y discusiones posteriores entre sobrevivientes y familiares -que aún persisten- acerca de la responsabilidad del boliche y de los músicos que tocaron esa noche.

Durante el proyecto, no solo los guionistas estuvieron acompañados por un grupo de sobrevivientes y familiares para construir la trama, sino que también los actores pudieron reunirse en más de una ocasión con ellos para escuchar sus experiencias. 

“Está destinada a cualquiera que tenga ganas de revisar un poco nuestra historia”, señaló a ETER Digital Olivia Nuss, la actriz que interpreta a Malena, una de las personajes. “Me parece que está bueno que al estar en una plataforma global permita que en muchos países donde quizás no se conocía el tema puedan saber lo que pasó. Además, es sobre una situación puntual pero que refleja muchas cosas de la región latinoamericana: pone en juego el rol de los medios, la memoria y el Estado”, agrega.

No obstante, la serie no fue bien recibida por todos. La organización de sobrevivientes y familiares “No nos cuenten Cromañon” emitió un comunicado señalando que repudian “que se genere rédito económico con algo que todavía duele”. El punto de vista tiene que ver con la mirada que ellos le dan a una obra artística, su libro “Voces, tiempo, verdad” destina todas sus ganancias a programas de asistencia de salud mental para sobrevivientes y familiares. 

“Sentí que estigmatizaron a una generación entera”, opinó Javier Carreño, sobreviviente de la masacre y escritor del libro “Una noche en el infierno”. Él trabajaba en un kiosco en Villa Celina -al igual que la protagonista de la serie- que quedaba en frente de la sala donde ensayaba Callejeros. “Los mostraron como vagos y drogadictos, pero la mayoría laburaba o estudiaba”, señaló a ETER.

LOS LIBROS EN PRIMERA PERSONA

Carreño tenía 27 años cuando fue a escuchar a la banda aquel 30 de diciembre. Sobreviviente, publica su libro en julio del 2023. En él, construye una historia coral en la que plasma distintos testimonios de sus amigos y compañeros que sobrevivieron y sus recorridos de esa noche, desde la salida del boliche hasta la morgue y los hospitales. Además incluye la combina con la historia de la banda y del rock nacional. 

“La idea se me ocurrió cuando se cumplió el primer mes de la masacre. El primer 30 estábamos marchando y me pareció necesario empezar a dar a conocer lo que cada uno vivió esa noche”, recuerda.

Camila Fabbri, por su lado, tenía 15 años cuando fue con su prima a ver a Callejeros el 29 de diciembre. No consiguió entradas para el 30. Su novio y sus amigos sí. En 2019, 15 años después, publicó “El día que apagaron la luz”, una novela de no ficción que relata lo que ocurrió aquel fin de año del 2004.

Variando entre su memoria y ajenas, Fabbri no sólo relata lo que pasó en Cromañón sino también los años posteriores y las dificultades que surgieron como secuelas de aquella noche. Desde entonces, la autora no puede, por ejemplo, subirse al subte ni dejar de analizar escenarios en búsqueda de materiales inflamables. “Si enumero los miedos, ahí detrás siempre están el encierro y el fuego”, escribe.

Para ella, la escritura fue una herramienta esencial para bajar a tierra lo sucedido. “Teníamos catorce, quince, dieciséis años y tuvimos que vivirlo sin entenderlo del todo”, señala.

Algo similar ocurre “En zapatillas”, una novela escrita por Mónica Jurjevcic que relata la historia de Martín, un chico que estuvo en el boliche esa noche, que perdió a su novia tras el incendio y que al cabo del tiempo busca hacer una catarsis para la cual recibió la ayuda de sus compañeros y docentes del secundario.

FICCIÓN vs DOCUMENTAL

A la serie “Cromañón” también se le criticó la elección de ser una ficción en lugar de un documental.  “Con la ficción muchas veces se puede llegar a más gente. Con una serie como esta, que cuenta desde lo más particular a lo más general, podés hacer que la gente se enganche con la historia de los personajes para después desde ahí entienda lo que les pasó”, explica Nuss, que además de actriz es directora de cine.

“Para mi fue un gran hallazgo y una decisión acertada que el proyecto sea de esta forma. Cuanta más empatía se pueda generar con los personajes, más empatía se genera con la historia”, agregó.

Igualmente, el documental ya existe. Nueve años atrás, en 2015, se estrenó “La lluvia es también no verte”, dirigido por Mayra Bottero. Cuenta Cromañón a través de material de archivo combinado con entrevistas a sobrevivientes y familiares de víctimas.

“Yo siempre supe que era un documental. Lo supe en cuanto pasó la masacre. Nunca me plantee que tenga otro formato. Necesitaba que sea así porque quería representar una realidad, una búsqueda de verdad -contó Bottero- La ficción tiene una fuerza de espejo difuso que es difícil para mí. En el tomarse licencias puede haber peligro discursivo”.

En una hora y media, el documental recrea no sólo los hechos y las razones detrás de lo ocurrido esa noche sino que también explica las causas y los procesos judiciales que lo rodean. Muestra, además, la cobertura en la televisión y le da lugar a los sobrevivientes y sus familias para contar las discusiones -que dividen a la lucha internamente- sobre la responsabilidad de Callejeros.

“Lo hicimos para nuestros pares, para mi generación. Pasaban tantas cosas, fue tan enquilombado el juicio, que yo, por ejemplo, había muchas cosas que no terminaba de entender. Quisimos explicarnos todo”, explicó la directora a ETER Digital.

Pese a que soñaba con hacerlo desde sus 18 años, le llevó una década poder plasmar sus ideas en la pantalla. “Sé que hubo muchos intentos de otros proyectos antes que el mío, pero ninguno se pudo terminar. Es un tema tan delicado que yo creo que recién pasado un tiempo y habiendo tomado distancia se podía empezar a contar”, señaló.

La cineasta acompañó todos los 30 de cada mes a la familia de Federico, un amigo suyo que murió en la masacre, al santuario y a las marchas, donde fue recolectando material tanto audiovisual como narrativo.

Fuera de lo ficcional y lo documental, a pocos años de la masacre se editó “Pensar Cromañón”, un ensayo hecho sobre la base de  una serie de charlas organizadas por uno de los grupos de familiares que se contactaron con intelectuales de distintos ámbitos y víctimas de tragedias como el atentado de Atocha, en Madrid, y el incendio del supermercado Ycuá Bolaños, en Paraguay, ambos ocurridos en 2004.

TRES MIL CROMAÑONES

La serie “‘Cromañón’ es la historia de solo un posible grupo de amigos. Al día de hoy no se sabe cuánta gente entró al boliche, pero sería absurdo pensar que las 3 mil personas lo vivieron de la misma manera -explica Nuss-. Todas las personas que estuvieron ahí tienen una historia posible de ser contada, y no hay solo una forma de hacerlo”.

Bottero, la directora del documental, coincide y agrega: “Me parece que todavía hacen falta miles y miles de representaciones. Si hay alguien que sienta necesidad de contar algo más sobre esto, ese proyecto debe ser realizado, no importa el formato. Cada historia que aparece le abre el paso a la próxima”.


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