El libro Dictadura y Antisemitismo. Análisis de la judeofobia durante el Terrorismo de Estado (1976 – 1983) desarrolla con elementos fácticos una posición de denuncia de la colaboración del sionismo con los genocidas del régimen dictatorial, enfatizando tanto en el carácter judeofóbico del gobierno de las Juntas Militares, como en la negación de los crímenes antisemitas por parte de la dirigencia sionista, en aras de una cooperación de intereses económicos y geopolíticos entre el Estado argentino y el de Israel.
La obra, escrita por Lautaro Brodsky, estudiante de segundo año de periodismo de ETER, analiza el antisemitismo en los centros clandestinos de detención, el frente de Malvinas, los ambientes castrenses, los medios de comunicación, la Iglesia católica y la sociedad, abordándolo como un fenómeno con una larga historia en la República Argentina, que empieza con el proceso de consolidación del Estado Argentino y se desarrolla y agudiza en las etapas de crisis vernáculas e internacionales, a fines de la centuria decimonónica y a lo largo del siglo XX.
El autor establece una clara diferencia entre ser judío o israelita (su territorio es el mundo) y ser israelí (su territorio es el Estado de Israel) o sionista. En este último caso, demuestra que hasta los más rabiosos antisemitas pueden ser sionistas, en función de volver realidad la intención de enviar hasta el último judío del planeta al Estado-gueto opresor, para que, según una vieja aspiración xenófoba y racista, no “contaminen” a las otras nacionalidades con su bagaje filosófico, político y cultural.
En definitiva, se reivindica la universalidad de la cultura judía como producto de la cooperación, el contacto e intercambio con las culturas de los países anfitriones, en contraposición a la guerra permanente que promueve el sionismo como horizonte del pueblo judío, mirándose en un espejo retrovisor que atrasa tres mil años.
En este sentido, el autor postula el movimiento inevitable de integración y asimilación entre los pueblos de todo el mundo, en la medida en que el ser genérico se vaya imponiendo al individuo cerrado, egoísta y paranoico. La Humanidad sería el destino inexorable de todas las naciones. Y a eso debe apuntar la lucha del pueblo judío.
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