GÉNEROS
UX Writing con empatía de género: más allá de @, e y x
El sexismo existe hasta en el mundo digital. Emilia Alegre propone conocer y pensar alternativas para volverlo más accesible e inclusivo.

El UX (Experiencia de Usuario) es una metodología que ayuda a las personas a entrar en contacto con productos digitales, aplicaciones y/o sitios web con el objetivo de facilitar su uso o comprensión. El UX Writing, por tanto, facilita esto desde el lenguaje.
La UX Content Writer y especialista en UX Writing, Emilia Alegre, entendió desde su experiencia laboral y profesional que sería estratégico repensar las cuestiones de género en el universo digital; ya que resulta fundamental que la tecnología pueda ser más accesible, diversa e inclusiva para todas las personas.
– ¿La empatía de género y el lenguaje inclusivo son lo mismo?
-Cuando empecé a investigar de este tema y lo empecé a necesitar en mi trabajo, me di cuenta de que se hablaba mucho del lenguaje inclusivo, la inclusión, diversidad; y notaba poca aprobación o que se asociaba directamente a la “e” inclusiva, y automáticamente venían cuestiones políticas a la mente de la gente y eso generaba rechazo.
Entonces, quería buscar formas de incluir dejando eso de lado, porque entiendo que puede generar sensibilidades, más allá de que todo lenguaje es político. Así que pensé cómo poder asociarlo a mi trabajo, al UX Writing, que es la redacción para el mundo digital para aplicaciones y sitios web.
Me pregunté de qué manera se podía incluir, quizás sin decirlo exactamente, sin palabras que generen rechazo. La empatía es uno de los primeros pasos dentro de una metodología que se usa para la creación y el diseño de experiencias digitales es lo que se usa para conocer a las personas a las que les hablas, les escribís o les diseñás un producto.
Combiné las dos palabras y armé esta frase de “empatía de género” que ya después se empezó a usar como inclusión o diversidad de la misma manera, pero con otro tinte.
-En tu libro “UX Writing con empatía de género” mencionás que hay varias técnicas para aplicar.
-Yo propongo 12 que obviamente no estoy reinventando la rueda ni nada, surgen de lecturas que hice, de mi conocimiento de la facultad que mezclé e incorporé y que obviamente tienen mi huella y mi creación.
Lo primero que enseño en el libro es que existe el sexismo en el uso del español, para que tengas ese chip activado. Y, como segunda instancia, te ayudo a conocer y pensar alternativas que salgan de estas tres técnicas que surgieron (@; e y x) que generan rechazo por muchos motivos.

-¿De dónde viene ese rechazo? ¿Es un tema político?
-Creo que es bastante político. Y tiene que ver mucho con algunas tradiciones o con una mentalidad un poco más conservadora. Hablo de eso en la segunda edición de mi libro que explica un poco este debate. Porque hay gente que está a favor y hay gente que está en contra.
Por ejemplo, la palabra bizarro fue cambiando su significado para adaptarse a la influencia del inglés, antes solo significaba “valiente” en español, ahora también significa “raro”, al igual que en inglés. Entonces, a mí eso me hace cuestionar que la resistencia esconde miedo al cambio y principalmente cuestiones políticas o diferencias en valores también.
-Cuando lo reedistaste, ¿tuviste que hacer una gran actualización?
-Sí, hubo un cambio bastante fuerte en la cantidad de capítulos. El primero tenía tres y este tiene nueve. Esos tres se expandieron porque fui escuchando mucho feedback de la primera edición: me decían “es muy lindo, pero es muy introductorio” o “necesita más base, más contenido”. Entonces los desarrollé un poco más.
Obviamente, los desarmé y moví muchas cosas. Pero, hay muchos capítulos nuevos como el de la Inteligencia Artificial (IA o AI) conectada al mundo del UX y del sexismo.
-¿Creés que también en la IA hay sesgo?
-Sí, por supuesto. Si te ponés a pensar termina siendo un modelo de lenguaje alimentado por una sociedad, con bases sexistas. Entonces refleja exactamente los mismos problemas que tenemos como sociedad. Por esto, también escribí un capítulo sobre accesibilidad.
-¿Qué es la accesibilidad?
-Es una forma de cuidar que todas las personas puedan acceder a los contenidos. En términos generales, si yo diseño una aplicación para pedir comida, tengo que cuidar que, por ejemplo, una persona ciega pueda utilizarla. Entonces tengo que garantizar que la navegación sea fácil para esa persona que usa un lector de pantallas, y que pueda tener la misma experiencia que alguien que puede ver.
Por ejemplo, la “@” o la “x” no se pueden leer por los lectores de pantalla. Entonces si están muy presentes en la identidad de nuestros textos, pero posiblemente una persona que use un lector de pantalla tenga dificultades para entenderlo. Y eso aplica a muchas otras limitaciones o discapacidades; se trata de tener eso presente.
-Hace un tiempo hiciste una encuesta de aceptación del lenguaje inclusivo, que dio como resultado una mayoría de rechazo. ¿Crees que cambiaría el resultado si la repetís hoy?
-Si hablamos del lenguaje inclusivo como la “e”, antes, por tirarte un número, el rechazo era del 90%. Hoy creo que bajaría a un 50%, pero seguiría siendo fuerte. Ahora, si hablamos del lenguaje inclusivo en términos generales como esto que yo planteo en el libro… quizás en vez de decir “bienvenido”, decir “te doy la bienvenida” que es simplemente parafrasear, puede que haya un poco más de aceptación. Hay más información, hay mucha más gente que entiende por qué se hace.
-¿Hay una manera de medir qué realmente le estás cambiando?
-Hay muchas formas de medir. Por ejemplo, una vez estábamos dando una charla con una persona no binaria y esta persona contaba que le molestaba que en los formularios las opciones de sexo o de género fueran por lo general tres: masculino, femenino y prefiero no decirlo. Y me decía: “Yo sí quiero decirlo, ¿por qué me obligan a no decirlo? ¿Por qué me obligan a ponerle ese tinte? De última dame otra opción”.
Y, en efecto, el “prefiero no decirlo” a alguien puede molestarle. Probablemente sea a una persona que ya está mal predispuesta con esa aplicación porque ya entiende que no la tienen en cuenta.
Es tan fácil y poco costoso poner una tercera opción o incluso eliminar eso. También hay que preguntarse: ¿para qué tenemos ese campo? ¿Para qué lo preguntamos? Es muy lindo estar del otro lado de la pantalla y ver que hay un campo que te incluye. Entonces ya la conexión con esa aplicación, con esa marca, con ese texto va a ser distinta y va a traer mejores resultados.

-¿Cuál creés que es el paso siguiente en el mundo digital?
-Pensando si hablamos de la “e” inclusiva siento que no va a quedarse como parte del español. Siento que va a ser siempre una herramienta de debate, que es un poco el objetivo.
Muchas veces las técnicas que surgen vienen con un motivo muy claro por detrás, por ejemplo, hacer ruido, generar debate, generar incomodidad. Una vez que eso pasa, que ya nos acostumbramos a tener ese debate, empiezan a fluir otras opciones. Siento que estamos en esa etapa. El trabajo más fuerte ya se hizo, ya el rechazo lo pasamos, nos quedemos con lo que le sirva a la mayoría. Y creo que todavía estamos explorando un poco eso.
Algo que sumé en esta segunda edición del libro es que cuento un poco cómo es el proceso de la RAE con estos cambios, algo que me parece algo súper importante porque mucha gente se aferra a ese argumento y tienen como una visión un poco más purista: “El español es así”. Y, en realidad, el rol de la RAE es el de observar los cambios. Y para que un cambio realmente ingrese a la lengua tiene que pasar mucho tiempo de uso.
Pero, el trabajo de la RAE frena ahí: en observar y eventualmente decir “che, la gente está usando bizarro como raro, ¿qué tal si lo incluimos?”. Ese es su trabajo. Por esto digo siempre: “La lengua le pertenece a quien la usa”. Esa es la frase que llevo como bandera. Y no es la RAE quien decide si todes está bien o no, es la gente que usa ese lenguaje. Esta es mi reflexión final, porque me parece lo más importante para defender estas intenciones de incluir desde las palabras.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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