En Argentina, el fenómeno de las apuestas en línea se ha convertido en una preocupación creciente, con una gran parte de la población que reconoce haber participado en este tipo de actividades. Esta problemática es especialmente alarmante entre los adolescentes, quienes se ven cada vez más atraídos por estas plataformas, alcanzando cifras preocupantes.
Facundo es un joven de 15 años que está entrando en la adolescencia, ya había perdido $350 mil pesos en el transcurso de dos años desde que entró al nuevo secundario, donde en su grupo de amigos apostar era rutinario y costumbre de las mañanas durante el desayuno. Aunque todavía no es considerado ludopatía como tal, gracias a que aún no llegó a interferir del todo en su vida social, familiar y estudios. Una vez que los factores mencionados se vuelven frecuentes, quiere decir que la ludopatía ya entró a la cancha y la ruleta de la adicción ya está empezando a girar cada vez más rápido y el juego dejó de ser un juego. Betina Peluso, psicopedagoga especialista en adolescencia asegura que a los jóvenes cada vez les cuesta más diferenciar la diversión y la ludopatía en los juegos de apuestas.
Desayuna dos tostadas con queso crema y mermelada mientras mira en su celular la grilla deportiva de la fecha. Carga sus útiles en la mochila, guarda también unas galletitas para el recreo y emprende viaje hacia su escuela, que está a diez cuadras de la casa de su madre, en la localidad de Villa Urquiza.
Mientras camina no suelta el celular, abre X, sigue por Instagram y finaliza en la casa de apuestas Betsson. Al mismo tiempo, habla por Whatsapp con su grupo de amigos sobre a qué le van a jugar hoy. A Facundo solo le interesa el fútbol, pero hace ya dos años que conoce nombres de equipos de cricket y de waterpolo, así como también sabe a qué hora juega el Al Hilal contra Al Nassr por la liga de Arabia Saudita, para él las apuestas le hicieron conocer más sobre el deporte, no lo ve como un problema, sino como un juego y eso no le pasa solo a él, por culpa de los influencers los jóvenes no comprenden que apostar frecuentemente no es un juego, es una enfermedad.
Dentro del aula
Al llegar al colegio secundario, más precisamente al entrar al aula, la preceptora le pide a los alumnos que guarden el teléfono en una caja comunitaria la cual será cerrada con candado al inicio de la jornada, aunque Facundo junto a su grupo de amigos jamás lo hacen, solo lo ponen en silencio. “Ya son las nueve y media, tenemos que seguir el partido de rugby australiano”, les comentó el adolecente a sus amigos. Decidieron apostar dos mil pesos a que los Reds le ganaban a los Brumbies, para comenzar la mañana. Esta vez ganaron el doble de lo que habían puesto, aunque por supuesto con dinero proveniente de sus padres, quienes piensan que solo es un juego y no creen que sus hijos vayan a convertirse en ludópatas en un futuro no tan lejano.
El rango etario disminuyó y sigue disminuyendo. Si bien la edad de iniciación a esta enfermedad es a partir de los 15 años, psicólogos y psiquiatras especializados en el tema comenzaron a recibir consultas por pacientes más chicos. GRAN DATO “Estamos cada vez más preocupados porque la edad de iniciación sigue disminuyendo y los jóvenes desde más pequeños están padeciendo esta enfermedad. A veces siendo invisible para su círculo cercano, con lo que se vuelve más grave” afirmó el psiquiatra infantojuvenil Andrés Luccisano. A raíz de esto, el licenciado Luccisano contó: “Los jóvenes están comenzando a apostar a partir de los 12 años, a diferencia de años atrás que lo hacían las personas de entre 40 y 55 años”.
El aumento de la ludopatía entre los adolescentes se hace evidente en las escuelas. Según Eugenia Coce, ex-profesora y directora del colegio Normal N°3 Anexo Parque Avellaneda11, la preocupante tendencia ha crecido significativamente en los últimos tiempos generando inquietud entre los educadores. Al ver las coincidencias entre los profesores sobre esta problemática, la docente remarcó que se llevaron a cabo jornadas pautadas por la agenda educativa para tratar los consumos problemáticos.
En el ámbito escolar los conflictos derivados de la ludopatía son cada vez más evidentes. La profesora señala que la adicción al juego provoca tensiones y peleas entre los alumnos. Estas disputas surgen, por ejemplo, cuando el banquero/prestamista de un juego no paga lo acordado, o cuando varios estudiantes juntan dinero para una apuesta y luego no lo reparten de manera equitativa. En este contexto, la escuela percibe los efectos de esta adicción, no tanto por la ludopatía en sí, sino por las consecuencias sociales y de comportamiento que se derivan de ella.
Muchos docentes se encuentran en una situación compleja respecto a esta problemática, ya que no es un tema que dominen o que se aborde regularmente en las clases. El uso constante de celulares por parte de los estudiantes facilita el acceso a plataformas de apuestas y juegos en línea, lo que agrava la situación. German Beneditto, psicólogo experto en juego y adicciones, destaca que la falta de conocimiento sobre cómo manejar este problema puede generar un ambiente de tensión en las aulas. Es común que los maestros retiren los celulares de los estudiantes para mantener el orden y la atención en clase, pero esto no soluciona la raíz del problema: el acceso a las apuestas en línea.
Para abordar esta problemática, la escuela se enfoca en promover un ambiente pacífico y democrático, brindando a los alumnos oportunidades para desarrollar proyectos de vida saludables. Coce destaca la importancia de los dispositivos de escucha y la observación atenta por parte del personal educativo. Cuando se detecta alguna conducta inusual o algún indicio que sugiera un problema subyacente, la escuela actúa rápidamente convocando al estudiante y solo en caso que sea necesario, involucran a la familia o instituciones externas que puedan ofrecer apoyo.
La vida diaria de los estudiantes se ve alterada por la ludopatía, manifestándose en forma de peleas, ausencias prolongadas o síntomas de depresión. No obstante, los tutores y preceptores están alerta y suelen identificar rápidamente cuando algo no está funcionando bien en la vida del estudiante. La escuela, entonces, juega un papel fundamental en la detección temprana y en la intervención para prevenir y abordar los problemas relacionados con la ludopatía.
Los estudiantes que sufren de esta adicción además de poder tener conflictos con sus compañeros, muestran un aumento en el ausentismo escolar, ya que suelen quedarse hasta tarde jugando, lo que afecta su rendimiento académico y su bienestar general. Además, la ludopatía puede romper los vínculos sociales, ya que los adolescentes, al sentirse aislados o alejados de su grupo de pares, pierden el sentido de pertenencia, crucial para su desarrollo emocional y social.
Cuando se observan cambios en el comportamiento de los estudiantes, como una disminución en la asistencia o problemas en sus relaciones interpersonales, la escuela interviene de inmediato. Estas señales pueden estar relacionadas no solo con la ludopatía, sino también con otros problemas como dificultades emocionales o conflictos personales. La rápida intervención de las instituciones educativas es esencial para abordar estos problemas de manera efectiva y ofrecer el apoyo necesario para que los jóvenes superen estas dificultades.
La adicción al juego entre los estudiantes no es un fenómeno aislado, sino una problemática generalizada que se ha visto facilitada por el acceso masivo a la tecnología y a plataformas de apuestas en línea. Los jóvenes, en su mayoría tienen a su disposición dispositivos móviles y acceso a internet, lo que les permite involucrarse fácilmente en actividades de juego y apuestas. Este acceso no regulado y la falta de conciencia sobre los riesgos asociados con las apuestas han llevado a una situación preocupante donde muchos estudiantes han comenzado a desarrollar comportamientos adictivos.
Redes e influencers
Con los avances de las tecnologías que están cada vez más desarrolladas, los jóvenes y niños desde más chicos son capaces de manipular un teléfono celular, tablets y hasta videojuegos dificultando la posibilidad de controlar que es lo que hacen con ellos. El acceso constante a internet y a las redes sociales hace que cada vez sea más sencillo apostar y el constante incentivo de los influencers es un factor a tratar.
Por un lado están los adultos, los cuales pueden tomar conciencia sobre esta problemática, pero no se les puede prohibir, aunque por otro muy distinto están los niños y/o adolescentes, que estando totalmente inmerso en la tecnología y siendo que esta no se usa únicamente para el ocio, quitarle los dispositivos puede ser un problema. Entonces, al estar constantemente usando Google, Instagram, X, Youtube, Twitch y todas las redes que se conozcan, viendo la televisión o streamings es muy difícil que no vean una propaganda que los incentive a jugar.
Cuando uno abre la red social Instagram, por ejemplo, las publicidades son muy frecuentes. Estas pueden ser de manera directa, con un posteo, un reel o una historia de la propia empresa o de manera indirecta, a través de un influencer que promociona los servicios de dicha empresa. “Las aplicaciones y las redes sociales tienen componentes adictivos sí y esos componentes adictivos son peligrosos porque sin duda se puede desarrollar hoy una adicción. De hecho hoy la Organización Mundial de la Salud está considerando ese tipo de adicciones”, aseguró Damián Supply, psicólogo especialista en ludopatía.
Dentro de estos anuncios que recurrentemente aparecen, cada vez es mayor la frecuencia con la que se muestran publicidades de distintas casas de apuestas: Betsson, 1xBet, Bplay, Codere entre otras. El nuevo formato de anuncios es contratar personas conocidas en las redes sociales como, influencers, que como bien dice el nombre son capaces de influir en sus seguidores o followers. Estos algunas veces comentan que lo que están realizando es una publicidad paga, en cambio otros no lo hacen. Entonces es allí donde ocurre una especie de engaño o pseudo-engaño, ya que dentro del tema tratado se muestran apostando en algún casino online y ganando grandes sumas de dinero, el cual es ficticio u otorgado por la propia empresa que lo contrata, para que realice dicha la propaganda.
Por esto mismo el gobierno porteño está tomando cartas en el asunto y en el último tiempo suspendió 715 perfiles en redes sociales y se ordenó el bloqueo de 12 sitios web en dominios .AR. A su vez, secuestró 275 mil dólares e intimó y envió cartas de documento a influencers como Florencia Peña, Flavio Azzaro o Juliana Furia Scaglione, basándose en el artículo 301 bis del Código Penal de la Nación que establece que se impondrá una pena de prisión de tres a seis años a quien, directamente o por medio de terceros, maneje, opere u organice juegos de azar sin la autorización pertinente de la autoridad judicial que corresponda. Quizás adelantaría que algunos influencers promueven
Además, a raíz de estas medidas tomadas, Jorge Macri, gobernador de la Ciudad de Buenos Aires, aseguró que la ludopatía infantil es un problema grave, serio y que no aceptarán que se aproveche la falta de experiencia en los chicos porque puede traer graves consecuencias. Y agregó: “Con los chicos no podemos tener grises. Que un chico apueste, es un delito, y lo vamos a combatir siempre”.
Apuestas deportivas
Si sacamos el foco del mundo de las redes sociales y lo llevamos al mundo del deporte, esto sigue y es algo cada vez más grande. En los canales deportivos, durante todo el día hay propagandas que incentivan las apuestas. Antes de comenzar un partido, como al finalizar, durante el entretiempo y en el propio transcurso del partido aparecen propagandas de distintas casas de apuestas que además apelan a la parte emocional de los consumidores, BetWarrior, el sponsor oficial de los campeones del mundo, o Confía en Betano, sponsor oficial de la Copa América, entre otras.
Tanta es la frecuencia con la que estas propagandas aparecen, que según la plataforma Seenka, especializada en monitoreo, análisis de medios y audiencias, siete de cada diez segundos de anuncios emitidos en canales deportivos están relacionados a sitios o actividades que tienen que ver con las apuestas; siendo más específicos, el 66,65 por ciento de las publicidades tienen que ver con el casino o relacionados.
Una vez que el árbitro da inicio al partido, cualquiera pensaría que es solo fútbol, pero no. El segundo rubro más popular en tema main sponsors (sponsor que se encuentra en el pecho de las camisetas) en los clubes argentinos son los casinos online, con cinco equipos. Siendo que dos son de los clásicos más importantes del país: Boca Juniors tiene a Betsson, River Plate a Codere, Newell´s Old Boys y Rosario Central a CityCenter Online y Vélez Sarsfield BPlay.
Un problema de la adolescencia
Desde una mirada cercana, Daniel , un ex-apostador, brindó una recomendación para aquellos adolescentes que se encuentran cercanos a esta patología: “Que no apuesten, que no se metan en eso porque se van a pegar muy fuerte contra la pared. Entrar, entra cualquier salir, no”. Sobre este problema adolescente, también agregó que, según vivencias, hoy en día es muy fácil jugar porque lo recomiendan los influencers en Instagram y no te piden ninguna identidad, con una transferencia bancaria y un usuario que te crean ellos ya podes comenzar.
Observando las diferentes realidades con perspectiva, Federico Gómez, un apostador de póker, comentó que muchas veces uno va a jugar a los casinos y a salas de póker donde hay máquinas con diversas temáticas y formas de apostar, las cuales son muy llamativas y es fácil de caer en la tentación, así como también sucede en los sitios de apuestas online.
Matias nació en 2007 o sea que es considerado un nativo digital, es decir, no conoce otra cosa que estar todo el día con el celular en la mano como si fuera una extensión de ella. Llega a su casa después del colegio, agarra un paquete de galletitas, de preferencia melbas, se va sacando capas de ropa como quien pela una cebolla, deja el buzo tirado en el sillón, las zapatillas en el lavadero y entra a su cuarto listo para una extensa jornada sentado en su silla gamer ubicada justo enfrente del monitor de su pc. Donde estará al menos 4 horas en línea con sus amigos mientras juegan a diferentes juegos. Siempre con su celular al alcance de la mano izquierda y con la otra encima del mouse, mientras espera que se conecten sus amigos al Discord (plataforma donde se puede crear un canal de voz y jugar al mismo tiempo), scrollea en Betsson para estar al tanto de los partidos y las cuotas de hoy.
“El creciente acceso que tienen los adolescentes a los dispositivos está muy relacionado a la posibilidad de desarrollar una adicción. Las aplicaciones y las redes sociales tienen componentes adictivos y estos son muy peligrosos ya que sin duda podrían generar una adicción. De hecho la Organización Mundial de la Salud está considerando o reconociendo ese tipo de adicciones “, comentó el licenciado en psicología, Damián Supply, quien además brinda talleres y charlas en colegios para prevenir y advertir acerca del mundo de la ludopatía, que está cada vez está más presente, según remarcó. Sin embargo explicó que las condiciones que hoy tienen los jóvenes en relación de poder apostar desde el celular sin duda, va a generar futuros ludópatas y eso va a traer muchísimas consecuencias”.
Que los adolescentes tomen malas decisiones y se comporten de manera distinta cuando están en grupo es un dato que no revela nada nuevo. Se sienten contenidos y seguros en ese espacio en común, ya sea en una casa o en una escuela. Es en esos lugares donde más apuestan o toman riesgos innecesarios para competir uno con otro y ganarse el respeto de los demás. Haciendo alusión a estos espacios de seguridad, el licenciado también reconoció que los jóvenes y la adolescencia, históricamente necesitaron lugares de paridad y de reconocimiento. Al contar con pocos sitios que sean saludables, se terminan volcando a las apuestas. Además remarcó que eso sería lo peor que podría pasar, advirtiendo que la ludopatía en los jóvenes es una problemática que parece no tener techo, ni horizontes.
Cayó la noche y así pasó un día más en la vida de Facundo, sentado en su computadora desde que llegó del colegio, no tuvo noción de nada de lo que pasó a su alrededor durante esas horas. Seguiría sin tener ni idea de lo que estaba pasando de no ser por su madre, quien lo llamó para que se acerque a la mesa, una vez, dos veces, tres veces, pero él nunca la escuchó. Mientras resonaban los golpes de los tacos de la madre contra el piso de parquet, también se podía escuchar la voz de ella cada vez más furiosa porque su hijo no le prestaba atención. La escena al abrir la puerta de su habitación era clara, Facundo nunca la había escuchado ni siquiera llegar del trabajo, estaba totalmente sumergido en el mundo del stream, viendo a esa hora como su streamer favorito jugaba juegos de azar en el casino online. Sin mediar palabra alguna, su madre le tocó el hombro, inmediatamente Facundo esbozó de mala manera y sin voltear a mirarla: “Ya voy”.
La cena no duró más de 15 minutos, en los cuales Facundo se ahorró la mayor cantidad de palabras posibles, como si ya se las hubiera gastado hablando con sus amigos toda la tarde. Terminó, se levantó y se fue nuevamente a su cuarto a conectarse a Discord para hablar de cuánto habían “ganado” con sus amigos y ver a quien le fue mejor en ese día, siempre contando las ganancias pero jamás haciéndose cargo de las pérdidas.
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