Solo una de cada diez mujeres que están bancarizadas pueden generar un plan de ahorro porque existe desigualdad de género dentro del sistema financiero y de pensiones.
Las emprendedoras millennials deben empezar a hablar de dinero si quieren vivir tranquilas cuando les toque jubilarse. Puede resultar un tema ajeno para una mujer que tiene entre 18 a 35 años hablar de su etapa de retiro, sin embargo, no resulta ajeno que muchas mujeres mayores en la actualidad enfrenten dificultades económicas por recibir una escasa jubilación.
En Argentina, las mujeres pueden jubilarse a los 60 años con 30 años de aportes o mediante una moratoria para completar los años faltantes con una jubilación mínima de $206.931,10. Sin embargo, si se aprueba en el Senado la ley de Bases impulsada por el presidente Javier Milei, las mujeres perderán la moratoria previsional y necesitarán cinco años más de aportes.
“La vejez es algo que vemos muy lejano pero hay que pensar en esta etapa, estar atento desde ahora sobre cómo nos vamos a sostener económicamente e informarse bien, porque los años pasan rápido”, comparte al respecto Leticia Bonfiglio, licenciada en economía.
Por otra parte, la desigualdad de género que persiste en el mundo provoca que la posibilidad de generar un plan de ahorro a largo plazo para muchas sea una idea abstracta. Esto significa que la opción de jubilarse con algo más que lo ofrecido por el estado requiere una planificación meticulosa y rigurosa.
En el sitio web de Ecofeminita, la Asociación Civil de Economía Feminista, hay un apartado llamado Ecofemidata en donde se pueden acceder fácilmente a los principales datos del informe “La desigualdad de género se puede medir”. Este informe incluye datos que abarcan desde el tercer trimestre de 2017 hasta el cuarto trimestre de 2020. El primero de estos revela que las mujeres ganan un 26,4% menos que los varones, y a esto le suma que tienen una esperanza de vida de cinco años más, lo que implica que a lo largo de su vida profesional “deben generar más dinero para su etapa de retiro”. Esta combinación, de ganar menos y vivir más, coloca a las mujeres frente a una doble carga económica: facturar y ahorrar más.
De igual manera, el informe establece que “la próxima generación de mujeres seguirá dedicando 2.3 horas más por día a trabajos domésticos y de cuidados no remunerado que los hombres”. Las mujeres de 25 a 34 años tienen “1.2 veces más probabilidades de vivir en pobreza extrema que los hombres de esa edad”, y se estima que “más de 340 millones de mujeres y niñas seguirán en esa situación para 2030”.
Dentro de esta realidad se esconde otra dificultad que, aunque muchas ignoren, se avecina: el acceso a un sistema de jubilación que, por sí solo, está mostrando fallos en sistema considerando que en 28 de los 116 países, sobre los que se basaron para hacer el informe “Progresos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible: la instantánea de género 2023” de Organización Unwomen: “Menos de la mitad de las mujeres adultas mayores reciben una pensión”.
Al respecto, Bonfiglio explicó: “Se necesitan cuatro personas activas para sostener una jubilación. Hoy por hoy, con mucha suerte llegamos a dos activos para mantener a una jubilada, y hasta por ahí nomás. Hay mucha gente que está caída del sistema”.
Es importante recordar que las jubilaciones en Argentina se pagan por cuenta bancaria. Según el Banco Mundial, solo el 51% de las mujeres posee una cuenta bancaria, el 20% dispone de crédito y solo una de cada 10 mujeres bancarizadas tiene ahorros dentro del sistema financiero. Esta situación revela una notable exclusión de las mujeres en el sector financiero formal reflejando su marginación dentro del sistema.
Los desafíos del sistema de jubilaciones y la deuda que tiene con las mujeres
El sistema de jubilaciones y pensiones en Argentina opera principalmente bajo un régimen de reparto, donde los trabajadores registrados y las empresas realizan aportes para financiar las jubilaciones de los actuales jubilados a través de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES). Sin embargo, la presencia de más de 200 regímenes de excepción dentro del sistema junto con la implementación de moratorias previsionales ha generado desafíos para su sostenibilidad. Según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento: “En Argentina hay cerca de 3,7 millones de beneficios de regímenes de excepción (un 40% del total) con haberes que, en promedio, son un 85% superiores al promedio del régimen general. Los recursos que la sociedad destina a estos esquemas alcanzan el 7% del PIB”.
Estos regímenes de excepción abarcan trabajos físicamente demandantes, méritos especiales, fuerzas armadas y de seguridad, sistemas provinciales y pensiones no contributivas para situaciones extremas, e impactan negativamente en la sostenibilidad y eficiencia del sistema. Este panorama se agrava por la baja relación entre trabajadores contribuyentes y jubilados, así como por un financiamiento insuficiente, especialmente ante el incremento de la precarización laboral.
Podemos sumar al contexto la posibilidad de que se apruebe la Ley de Bases, una modificación que dificultará aún más la jubilación para las mujeres, ya que 9 de cada 10 sólo podrá acceder a la “Prestación Universal al Adulto Mayor” a partir de los 65 años, recibiendo un 20% menos que la jubilación mínima. Esto añadiría una capa adicional de desafíos al sistema previsional argentino, particularmente para la comunidad femenina.
“En el momento que tuve acceso a esa información supe que no quiero estar a merced de lo que suceda cuando esté en una edad no laboral. Entonces, empecé a averiguar las distintas formas en las que uno puede empezar a trabajar para su jubilación”, compartió Angie Sammartino, también conocida como “Angie Transmedia“. Ella se identifica como “una emprendedora multipotencial” y utiliza la comunicación para contar su experiencia personal en relación al dinero; además de brindar consejos para empezar a ahorrar, siendo mujer y emprendedora.
Ella sintió entonces la necesidad de tomar el control de su futuro financiero, ya que su enfoque inicial en su carrera laboral como especialista en comunicación y sin un trabajo en blanco, no estaba puesto en desarrollar un plan para su retiro. Sino que el enfoque de Sanmarino era el de ahorrar. Sin embargo, su visión cambió cuando conoció el funcionamiento de los sistemas previsionales en todo el mundo y sus problemáticas.
Es histórico que las mujeres enfrenten desafíos en cuanto a la relación con el dinero y el acceso a esos conocimientos. Bonfiglio indicó que el vínculo histórico que existe entre las mujeres y el dinero se refleja en la situación actual, cuando de cada diez personas que no tienen aportes, siete son mujeres.
Mientras que, para Sanmarino, esto tiene que ver con la falta de educación financiera. “Por lo general, a los hombres se les habla más de estos temas que a las mujeres. Nosotras estamos más vinculadas a hablar del mini ahorro que podés hacer en el supermercado, el 2×1 en la fiambrería de la esquina, pero no se nos habla de productos de inversión, de acciones, mercados, de la bolsa”, señaló.
La falta de educación financiera en las escuelas y la falsa creencia de que las finanzas son cosas de varones, ha perpetuado la dependencia de muchas mujeres a otros para su seguridad económica.
Ecofeminita reveló que el 69% de las labores domésticas recae en las mujeres. Este dato se alinea con la realidad que presenta el informe de la Organización Unwomen donde se confirma que “muchas llegan a la vejez con escasos ahorros y sin una pensión adecuada”. La economista consideró, ante estos datos, que si las mujeres hubieran tenido educación financiera desde una edad temprana, el impacto habría sido otro ya que podrían haber tomado decisiones informadas sobre sus finanzas a lo largo de su vida.
El informe de 2023 demuestra que las mujeres están directamente relacionadas a las tareas del cuidado, por este motivo, suelen interrumpir sus carreras para asumir responsabilidades no remuneradas e incluso trabajar a tiempo parcial con salarios reducidos por la desigualdad jerárquica de las empresas. “Si te fijás en cómo está dividido el mundo del trabajo, te digo enfermera, pensás en una mujer; y si te digo cirujano, pensás en un hombre. Y, por lo general, sucede así: el CEO es el hombre y la secretaria es la mujer”, lamenta Sammartino.
La emprendedora, que es dueña de su propio negocio online, considera a la educación financiera como una base fundamental para poder llevarlo adelante. “La educación financiera es la base para poder empezar a entender cómo funciona el sistema y para ver qué oportunidades tenemos para potenciar nuestros ingresos y lograr ahorrar a pesar de la crisis económica”, fundamentó Sammartino.
Asimismo, consideró: “Para mí, entender cómo generar ingresos por mi propia cuenta fue muy aliviador porque incluso en contextos muy terribles, como la pandemia o como la crisis que está viviendo Argentina en este momento, tengo cierta tranquilidad de que yo sé generar más”.
Emprendimiento femenino: el impulso de las comunidades digitales en el mundo de los negocios
La digitalización laboral ofrece oportunidades de generar ingresos de forma exponencial, gracias a toda la información disponible en las redes sociales y las comunidades de mujeres emprendedoras que se están formando en ellas. Así lo afirmó la licenciada en economía: “Hoy ha cambiado muchísimo la forma de ejercer el trabajo. Las redes se han puesto en ese sentido y el paradigma ahora, para la generación millennial, es ver cómo crear sus propias oportunidades”.
Nos encontramos en un escenario donde las emprendedoras se apoyan mutuamente compartiendo sus conocimientos para ayudar a otras a alcanzar los resultados deseados. Tal es el caso de Sabrina Castelli, fundadora de Mujer Financiera, que en su charla TED “El dolor como oportunidad” compartió la difícil situación económica que enfrentó su familia tras el fallecimiento de su padre y cómo ésto la impulsó a crear su negocio enfocado en educación financiera para mujeres.
“Cuando comencé a crear mi empresa, nadie me apoyó. Decían que a las mujeres no les interesan las finanzas y que no tendría clientas”, contó en la presentación realizada en marzo del 2024. Tanto en su cuenta personal como en Mujer Financiera, Castelli motiva a las mujeres a apostar por el emprendimiento, a organizar sus gastos y a aprender a invertir. “Yo decidí que mi misión en la vida fuera que ninguna mujer se vuelva a sentir sola al momento de tener que tomar una decisión con respecto a sus finanzas”, enfatizó en la charla TED.
Lo que antes se consideraba “seguro” para las trabajadoras independientes -como pagar un monotributo para asegurarse una futura jubilación-, en realidad ese esfuerzo no se traduce en una remuneración adecuada en función de los años de servicio que han dedicado. “Hay muchas profesionales, incluso universitarias, que trabajan por su cuenta y aunque lograron acumular los aportes requeridos saben que la jubilación no les permitirá mantener sus ingresos, ni siquiera se acerca a un porcentaje bastante parecido”, explicó Bonfiglio sobre las trabajadoras autónomas.
Por lo tanto, la especialista remarca que las mujeres necesitan seguir trabajando porque, de lo contrario, “no les alcanzará para vivir”. “Incluso podemos ver que hoy en Argentina hay mucha gente que ya se retiró, es decir que tiene su jubilación, buscando trabajo”, resaltó.
En este sentido, en estos tiempos donde se hace tanto hincapié en el empoderamiento femenino, reconocerse dueñas de sus propias finanzas es fundamental. “No es cuestión de que me vista como quiero y ya estoy empoderada, o no me opero la cara y ya estoy empoderada. O sea, hay discursos del empoderamiento que no son representativos, si se quiere lograr de verdad un cambio radical”, argumentó Sanmmartino.
*Estudiante de la carrera de Periodismo.
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