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Luis García, el kinesiólogo preferido de Messi

El kinesiólogo Luis García hace ejercicios diferenciados con Lionel Messi. Créditos: Aníbal Greco/La Nación

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Su trayectoria y su enfoque deportivo lo convirtieron en un profesional indispensable para los atletas de alto rendimiento. Entrevista al elegido por el número uno de Argentina para el cuidado de sus lesiones.


Kinesiólogo de la Selección Argentina y una figura fundamental en la rehabilitación y prevención de lesiones en el fútbol de élite. Luis García tiene una sólida formación como atleta federado.

Comenzó su carrera profesional en San Antonio de Areco, su ciudad natal, donde abrió un consultorio especializado en medicina deportiva. En 1997, dio el salto al fútbol profesional al unirse a Racing Club de Avellaneda y en 2001 asumió en Boca Juniors liderando investigaciones pioneras sobre biomecánica y su relación con las lesiones deportivas. 

Luego del Mundial de 2006, Alfio “Coco” Basile lo convocó para formar parte del cuerpo técnico de la Selección Argentina y desde entonces ha sido un pilar en el cuidado físico de jugadores de talla mundial. 

-¿Qué te inspiró para dedicarte a la kinesiología?

-Lo que me inspiró es difícil de saber porque es algo que se siente. La mayoría de las decisiones en mi vida las he tomado de manera intuitiva. Creo que la intuición es una mezcla entre la razón y el corazón. 

Desde pequeño me gustaba correr en los torneos intercolegiales y eso me llevó al atletismo, aunque en Areco era un deporte amateur. Al mudarme a Buenos Aires para estudiar, me federé en un club y entrené en el CEDENA (hoy CENARD). Ingresé a Educación Física en el Instituto Romero Brest, pero no me convenció porque estaba enfocado en la docencia y yo prefería el alto rendimiento. 

Mi hermana en ese entonces estudiaba Kinesiología y, al vivir juntos, me empezó a interesar en su carrera. Decidí cambiarme; y, mi experiencia como atleta, tanto en entrenamiento como en lesiones, fue clave para complementar la teoría con la práctica.

Créditos: TyC Sports

¿Tuviste algún mentor o referente que influyó en tu primera etapa como profesional?

-Pertenecemos a una generación que ingresó a la universidad en 1984, justo después de la dictadura y con Raúl Alfonsín en el Gobierno. Formamos parte de una gran camada de kinesiólogos que entraron en la UBA junto a profesores que habían sido proscritos. 

En ese momento, Kinesiología estaba muy vinculada a la medicina y no existía la especialidad en deporte. Fue un tiempo de creatividad y pasión por estudiar. Creamos esa especialidad de forma autodidacta, sin referentes claros. También fundamos después la Asociación de Kinesiología del Deporte impulsando así el crecimiento de esta área.

-¿Cómo fueron tus primeros pasos en Racing y Boca? ¿Fueron difíciles? 

-En Racing hubo un momento en que quise dejar todo. Venía de trabajar en ligas locales sin tanta presión, pero mi amigo Rubén Araguas me recomendó para Racing. Entré con Coco Basile como técnico y todo era muy intenso: viajes constantes y largas concentraciones. Una vez, tras una semana en Ecuador por la Libertadores, ya querían que nos concentremos para viajar a Jujuy, y le dije a mi mujer que “no aguantaba más”. En ese viaje, el “Colorado” MacAllister me convenció de que era una etapa de mucha competencia. Aguanté, la rutina se normalizó y terminé adaptándome. 

El fútbol es un ambiente muy loco en el sentido de que es particular. Son horarios muy estrictos, son demasiadas concentraciones, sobre todo en un club. En la Selección estoy en el mejor trabajo del mundo porque no tiene el día a día de un club y entonces tenemos convocatorias muy particulares, acotadas.

-Durante tu tiempo en Boca Juniors estuviste trabajando con la Biomecánica. ¿Qué es y qué relación tiene con el deporte?

-La Biomecánica es la ciencia que estudia el movimiento, aunque en sus inicios estaba más ligada a la ingeniería (como en el diseño de asientos de autos, por ejemplo). Yo empecé a desarrollar una técnica para aplicar la biomecánica como estudio de la forma de movimiento y su relación con la lesión. 

Hace más de 30 años, en mi consultorio en Areco, comenzamos a explorar este enfoque aunque en ese entonces era mucho más complicado filmar, digitalizar y trabajar con software debido a la tecnología limitada. Sin embargo, desarrollamos una herramienta que, con el tiempo, se ha extendido en todo el mundo. Es muy útil en la rehabilitación, especialmente en lesiones articulares como el ligamento cruzado. Éste deja secuelas en el movimiento y si uno no las estudia, precisamente a través del análisis biomecánico, del video análisis, esas secuelas quedan medio escondidas y pueden traer otras lesiones.

-En 2009 asume Diego Maradona como entrenador de la Selección Argentina, ¿cómo fue la conversación sobre tu rol y continuidad en el equipo? 

-Cuando Diego asumió se inició un proceso de evaluación sobre quiénes serían útiles en el nuevo equipo. Afortunadamente, los jugadores me apoyaron bastante. En ese momento, el “Kun” Agüero era su yerno, y yo ya había trabajado con Leo (Messi) en una lesión en 2008 en Argentina. 

Diego consultó a los jugadores, y su apoyo fue clave para que pudiera mantener mi continuidad en el cuerpo técnico. Así que, efectivamente, seguí con Diego hasta el Mundial 2010 en Sudáfrica.

-¿Qué recuerdos tenés de Diego?

-Una persona maravillosa, pero más que nada un buen compañero. Siempre se preocupaba por los demás, me decía: “Luis, ¿cómo estás? ¿Cómo está la familia? ¿Necesitan algo?”. Era un genio, tanto como persona como compañero. 

Hay técnicos que manejan sus roles de manera diferente: algunos son más distantes, otros más cercanos, pero él realmente era uno de nosotros. Además, compartíamos las comidas: después de cenar, se ponía a contar anécdotas increíbles. Era un placer escucharlo, podías quedarte horas charlando con él.

-Trabajar con jugadores de élite como Lionel Messi en competencias de alto nivel, debe generar una gran presión. ¿Cómo manejás esa responsabilidad?

-Sí, depende… pero ya estoy acostumbrado y trato de enfocarme y abstraerme del entorno. Eso me permite concentrarme en lo importante y no distraerme con lo demás. En este tipo de torneos, las concentraciones son ambientes muy cerrados donde lo externo afecta poco. 

Jugamos “otro partido” en el sentido de que estamos atentos a cosas distintas. Observamos si algún jugador sufrió un golpe y cómo reacciona, si su rendimiento baja o si se recupera rápidamente. También vigilamos quién está cansado y cómo va disminuyendo su rendimiento. 

Ningún jugador llega al 100% a un partido, así que nuestro trabajo es monitorear cómo se están recuperando de los problemas previos. Para nosotros, “nuestro mundial” es lograr que todos los jugadores estén disponibles para el técnico en los momentos clave, como fue en la final de Qatar o en otras competiciones. 

-Messi es una figura central en el fútbol mundial desde hace muchos años y tuviste la oportunidad de trabajar con él en varias etapas de su carrera pero, ¿cuál ha sido el principal reto?

-Lo primero que uno tiene que hacer es conocer al jugador. Leo, además de ser muy particular en casi todos sus aspectos de la vida, es muy común en su vida cotidiana lo cual lo hace más particular todavía y después tiene una historia de lesiones que yo he aprendido a manejarlas. Cuando apareció el dolor durante uno de los partidos del Mundial, el jugador se tocaba la zona afectada y aproveché el entretiempo para tratarlo. En dos minutos el dolor se va. Eso es lo que implican los 18 años de conocimiento que tengo de trabajar junto con él.

El desafío más grande fue en 2013, cuando Messi tuvo una lesión importante en la pierna izquierda, además de venir de una lesión en la pierna derecha a mitad de año. Viajé para resolverlo y se solucionó sin problemas, pero a finales de noviembre sufrió otra lesión seria. Me instalé en Barcelona por pedido de Julio Grondona, quien me dijo: “Luis, quiero que llegue bien al 2014”. Trabajamos en laboratorios de biomecánica, parte en Argentina y parte en Barcelona. Por suerte, logramos que llegara en buenas condiciones al Mundial 2014 que era el objetivo de Leo, el mío y el de la selección. Durante seis meses estuve yendo y viniendo para asegurar su recuperación.

-Se sabe que Messi incluyó una cláusula especial en su contrato con el PSG para que fueras a atenderlo si lo necesitaba. ¿Qué creés que hizo que te ganarás su confianza?

-Eso sucede gracias al conocimiento y la confianza que se ha construido entre nosotros. A veces, voy a trabajar con un jugador y nadie se entera porque cuando se hace público y comienzan a opinar personas que no saben del tema. Es mejor que todo se resuelva sin tanta exposición. 

En un Mundial o en una Copa América hay muchas situaciones, especialmente médicas, que no salen a la luz. Cuanto menos se sepa, mejor, porque así todo se maneja de manera tranquila y sin interferencias.

-A nivel de rehabilitación y prevención, ¿qué consideras que ha sido clave para que La Pulga mantenga un nivel físico tan alto durante tantos años?

-Leo tiene dos características: es muy profesional, se cuida muchísimo en las comidas, en sus descansos; y la otra es que necesita jugar, su forma física la agarra jugando. Entonces, cuanto más juega, mejor es para él. Y hay que estar alrededor para que él pueda jugar. 

En su etapa actual en Miami ha enfrentado lesiones y no ha podido jugar con regularidad, lo que ha complicado su preparación. Ahora, está comenzando a retomar su nivel y por eso tuvo un buen desempeño en el último partido. Entonces, creo que hay que mantenerlo sano para que juegue, por un lado; y, por el otro, él se cuida personalmente. 

-La final de la Copa América fue un momento épico. Pero Messi se lesionó y salió llorando, ¿cómo manejaste esa situación? ¿Cómo fue el proceso de la lesión?

-Lo primero que hay que hacer es que cuando un jugador tiene la angustia de tener una lesión, es como cualquiera. En este caso, su profesión es lo que le gusta y no lo puede hacer porque está lesionado. Es un momento de bastante angustia y hay que saberlo manejar. Ahí la angustia hay que dejarla que fluya, que saque todo para afuera, hay que dejarlo solo, hagas o digas lo que digas no le va a generar ningún tipo de consuelo. Y, después que pasa, depende del jugador, el tiempo de recuperación. Puede ser una, dos horas, lo que fuera; pero empieza a calmarse y a darle certeza, seguridad, tranquilidad.

Una lesión articular necesita de cuidados, entonces el jugador no se tiene que apurar. Lo primero que le digo a un jugador es que ahora “ya está”, “ahora no se puede hacer nada y hay que estar tranquilo”. Y cuanto más tiempo se le da, mejor es. Entonces, el jugador tiene que olvidarse del universo, olvidarse del club, olvidarse del técnico, olvidarse de los compañeros y pensar en él y recuperarse.

Además, esto evita la secuela posterior. Si tenés un tobillo que no queda bien se puede lastimar el cartílago y, en un año, eso empieza a doler y uno tiene que dejar de jugar. Hoy cuidamos mucho más a los jugadores, por suerte.

A nivel personal, ¿cómo viviste la noche previa a la final del Mundial? ¿Cómo estaban los jugadores?

-La verdad es que estábamos tranquilos y confiados, con una sensación positiva. Nadie puede asegurar nada, pero me impresionaron esos 70 minutos de juego donde Argentina se convirtió en una máquina. En cada partido es difícil prever el resultado, y lo que vi fue impresionante, así que intenté mantener la calma y disfrutar el momento.

Qatar fue una gran experiencia: todo estaba cerca y la logística era sencilla. Además, el grupo tenía una unión especial, y mucho de eso se debe a Lionel Scaloni, quien ha marcado una diferencia notable respecto a selecciones anteriores. 

Recuerdo lo caótico que fue el Mundial de 2018, pero eso depende del liderazgo. He visto muchos cambios generacionales desde la época de la “Bruja” Verón, y ahora hay una dinámica más afectiva. 

Mis experiencias en Brasil y Qatar fueron muy buenas con los jugadores. Esa sensación de no querer que se termine, como cuando terminás quinto año… refleja lo cómodo y feliz que nos sentimos. Es un ambiente que hace que los jugadores tengan ganas de llegar, de venir a jugar.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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