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Paz Cano: “La creatividad, un juego total”
Junto a su pareja fundaron en Mar del Plata el estudio Cano Rolón desde donde diseñan muebles que, por sus diseños, fueron galardonados en varios países y en Argentina. Su silla Rambla es su producto estrella y un homenaje a la ciudad costera.

Junto a su pareja fundaron en Mar del Plata el estudio Cano Rolón desde donde diseñan muebles que, por sus diseños, fueron galardonados en varios países y en Argentina. Su silla Rambla es su producto estrella y un homenaje a la ciudad costera.
En sus proyectos de mobiliario explota al máximo las posibilidades de los materiales trabajando cuidadosamente los detalles y la terminación logrando objetos con carácter propio que trascienden el entorno.
La silla Rambla es una demostración de esto: fue seleccionada por el Fondo Nacional de las Artes ya que rinde homenaje a la tradicional silla Mar del Plata conjugando la relación con la ciudad y la historia familiar de la diseñadora industrial.
Los antecesores de Paz Cano llevaron adelante la legendaria y emblemática canastería “La obrera” donde producían más de 6.000 sillas Mar del Plata al año. Estas sillas se volvieron objeto de culto con fuerte raíz identitaria por ser confeccionadas por el modesto material, sostenible, maleable y natural que es el mimbre. Hoy es patrimonio histórico, simbólico, social, artístico y cultural desde el 4 de junio de 2009.
Ella, bisnieta de aquel famoso mimbrero que pasaba horas en su taller confeccionando la silla que alcanzaría el rol de representar una ciudad de Buenos Aires, se deja llevar por la creatividad permitiéndose honrar su influencia con un nuevo diseño y con futuros proyectos que materializan ideas a través de múltiples formas y elementos.

Paz se graduó de diseñadora industrial de la Universidad Nacional de Mar del Plata y, junto a su pareja Santiago Rolón, fundaron el estudio Cano Rolón donde realizan productos de uso diario pero con carácter propio. Sus creaciones de mueblería recorrieron las principales ferias de diseño en Milán, Londres, Nueva York, París, Roma, Guadalajara, entre otros países.
Así mismo, sus diseños han sido galardonados con el Sello de Buen Diseño en 2018, 2019, 2020 y 2023 por el Ministerio de Producción de la Nación, el Premio MAD en 2016 por el Museo de Arte Decorativo, Premio Roma Design Lab, Premio Diseño Sustentable Feria Puro Diseño, entre otros.

-Nieta de Miguel, bisnieta de Reynaldo, ¿qué representa esta historia en la Paz de hoy?
-¡Un montón! Cuando elegí la carrera no fui consciente de eso porque arranqué queriendo hacer diseño de indumentaria. En el primer año, que es un ciclo común, me llamó mucho la atención que chicos más avanzados estaban diseñando barcos. Sentí que era un desafío y así fui por diseño de productos.
-¿Y más atrás en el tiempo? ¿Dónde fue tu infancia?
-Muy loco… porque mi infancia fue acá en el bosque donde hoy tenemos nuestro Estudio. De hecho, mi viejo trabajó con mi abuelo en su momento y también tuvo una infancia en el bosque, que era muy distinta en su momento. El patio de la casa eran manzanas enteras. Él hoy es arquitecto pero, por ejemplo, hace tallas en madera para mi abuelo. En un momento también hizo muebles en madera.
-¿Sentís que estar rodeada de naturaleza marcó tu camino hacia el diseño?
-Creo que sí. Tuve una infancia muy imaginativa donde la creatividad estaba muy fuerte, muy presente y fue derivando por ahí. Con mis hermanos hacíamos desde vasijas con arcilla hasta cortinas con cocos. Estaba todo el tiempo presente esa cosa de jugar y hacer. La creatividad era muy importante.
-Y, ahora, siendo adulta, ¿cómo vivís la creatividad? ¿Qué representa para vos hoy?
-Es difícil. Hoy la creatividad está bastante más estructurada. Hay muchos proyectos que tengo pendientes que son más intuitivos y que representan una suerte de necesidad mía de exploración, pero en el Estudio no estamos teniendo tanto lugar para esos proyectos. Sé que en algún momento lo van a tener.
-Y si pudieras elegir hacerlo, ¿qué sería la creatividad en tus proyectos?
-¿La creatividad? ¡Un juego total!
-En la actualidad como diseñadora, ¿cómo obtenés tus ideas? ¿Qué sentís que te inspira?
-Hoy nos está inspirando mucho la ciudad de Mar del Plata, haciendo foco en lo que nos rodea y es un diferencial. Sentimos que hay arte en la ciudad. Creo que te cambia vivir en una ciudad con mar. Ahora estamos trabajando con lámparas y el proyecto se llama “Acantilados”.
-Inmersa en el proceso creativo ¿cuándo cobran relevancia las formas y los materiales?
-Es como un ida y vuelta. Nosotros trabajamos mucho desde el boceto en papel y de ahí vamos después llevando a cabo el proyecto. Es ahí cuando empiezan a aparecer los materiales. Al que recurrimos más es al metal, ya que nos sentimos muy cómodos con él y lo podemos trabajar muy bien.
-¿Lo catalogarías como un condicionante al metal?
-No, porque tratamos de seguir exigiéndolo. Sucede que, cuando jugaste tanto con un material, podés ir corriendo los límites.
-Y, con el mimbre, ¿cómo te sentís? ¿Te conecta con algo?
-El mimbre para mí es historia, viene con la historia de mi familia. En un momento quise aprender cestería. De hecho mi tío da clases porque sigue tejiendo. Pero soy muy ansiosa y es algo que lleva mucho proceso. Lo que más me gusta es el tejido de la textura y esto es algo que quiero abordar en algún momento. Por ahí no desde el mismo material pero tal vez desde otro lado.
-¿Qué significa para vos la ciudad de Mar del Plata?
-Creo que lo veré con el tiempo. Me sucede a mí y también a Santiago que seguimos eligiendo a esta ciudad para vivir. Habiendo tenido la posibilidad de viajar bastante y recorrer mucho… seguir eligiendo este lugar para vivir, ¡me encanta!
Destaco la cantidad de kilómetros de costa que tiene y, a pesar de eso, sigue siendo una ciudad chica si la comparás con Buenos Aires.
-¿Cómo es vivir del diseño en Mar del Plata?
-Es difícil. Nosotros hicimos un cambio en la pandemia. Antes, el público marplatense no era tan receptivo al tipo de diseño que planteamos. Estábamos mirando Buenos Aires y al resto del país, pero sobre todo la city. Y, con la pandemia, quisimos empezar a mirar un poco más a la ciudad nuestra y creo que fue un cambio súper positivo. Si bien seguimos vendiendo nuestros muebles fuera de Mar del Plata, empezamos a trabajar más con arquitectos e interioristas de acá.
-Santiago y vos tienen este proyecto laboral juntos además del personal, ¿cómo hacen?
-Es complejo pero a la vez creo que también es bastante divertido porque con los años vamos sabiendo cuál es el fuerte de cada uno. Entonces nos dividimos: por ejemplo, de clientes me encargo más yo y de proveedores se encarga más él.
Hemos aprendido con los años que los productos que funcionan son los que están entre las ideas de los dos. Si bien tenemos cada uno distintas formas de proyectar, ese punto medio es el que sabemos que es donde el proyecto funciona.
-Respecto de la silla Rambla, ¿en qué momento se despertó esta epifanía de reversionar la silla Mar del Plata?
-En realidad, la idea fue de Santi. A nosotros nos había quedado como un pendiente. Previo a hacer estudio Cano Rolón y a desarrollar mobiliario veníamos haciendo luminarias. Trabajando con materiales reutilizados que nos daban. En ese momento, mi abuelo vivía. Y, como siguió trabajando el mimbre hasta último momento, teníamos la idea de tejer lámparas. Pero quedó trunco ese proyecto cuando él fallece. Fue así como empezamos a hacer muebles.

-¿En qué se conecta y en que no con la silla Mar del Plata?
-Me parece que es una muy buena síntesis. La representa y, a su vez, se corre y no compite. De hecho, nosotros acá tenemos sillas de mimbre y es un objeto que me encanta. Nunca fue la idea competir. Me parece que quedó como un producto que representa un lindo homenaje.
-¿Contaron con apoyo en el desarrollo del proyecto?
-Sí. Nos acompañó el Fondo Nacional de las Artes que hacen como una curaduría para proyectos. Ganamos un premio con el que nos financiaron parte de la producción de la silla.
-¿Hubo presentación?
-Teníamos todo para lanzarla. Habíamos hablado con el Museo Mar que nos iba a ceder el espacio para que la presentación sea ahí pero cerró por la pandemia. Por lo que la presentación que íbamos a hacer ahí, que nos parecía un marco espectacular, se interrumpió.
A nosotros nos gusta, cuando hacemos un objeto, que el marco de la presentación permita que la gente pueda ir a ver el objeto, tocarlo, probarlo. Con esta silla, toda la fotografía que se ve la habíamos sacado en febrero de 2020 muy temprano para no encontrar gente pero sí contar con un clima agradable.
Entonces, había que decidir si esperábamos o no. No sabíamos nada. Y creo que fue un acierto decidir lanzarla digitalmente. Si bien no esperábamos tan buen resultado.
-¿Te sentís conforme con el camino recorrido por el proyecto Rambla?
-Si, recontra. Creo que tuvo un lindo reconocimiento. Y se vio al formar parte el año pasado de la muestra del Malba donde se contaba la historia del país de manera objetual.
Este año, con los 150 años de Mar del Plata, quedó en claro ese sentido de pertenencia. Hoy hablo con mi abuela que aún vive y sigue en esta ciudad; y todavía me sorprende ver cómo entre los de esa generación se conocen todos. Por ejemplo, tengo fotos de la canastería La Obrera con el camioncito de Cabrales porque eran amigos.

-¿Te acompañó tu abuela en el proyecto?
-¡Un montón! Fue la primera persona a la que le mostramos la silla, incluso antes de que fuera a prototipo. Para mí, fue muy fuerte hacer este proyecto. En cierta forma tenía la responsabilidad de competir con un elemento que es un ícono a nivel local y que tiene tanta carga familiar.
El hecho de identificar a la silla Mar del Plata con el mimbre y realizar la silla Rambla en metal nos corría. En ese momento pensaba que su opinión iba a ser muy importante y cuando se la mostré, ¡le encantó!
Tengo la suerte de tenerla y cuando uno es mayor y tiene un abuelo puede tener otro vínculo. Desde un lado diferente. Además, ella sigue de cerca nuestro camino como Estudio.
-¿Objetivos a futuro para este producto?
-Y… la silla es un producto que va a ser difícil de superar desde el Estudio; partiendo del hecho de que hoy representa un ícono nuestro.

-¿Están desarrollando otros proyectos?
-Estamos trabajando en lámparas que tienen más tecnología y un fuerte desarrollo. Abriendo nuevos canales de comercialización. Y también apuntando a dar un salto que es la idea que tenemos siempre que sacamos un producto nuevo. Ir superándonos nosotros mismos.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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Hábitat.011: un festival solidario con conciencia ambiental
“Es hora de cambiar y crear nuestra propia realidad, nuestro propio destino. Hagamos que suceda” es el lema del evento realizado en San Juan que, desde hace ya tres años, convoca a los jóvenes de la provincia a tomar actitudes amigables para con el medio ambiente y su comunidad.

“Es hora de cambiar y crear nuestra propia realidad, nuestro propio destino. Hagamos que suceda” es el lema del evento realizado en San Juan que, desde hace ya tres años, convoca a los jóvenes de la provincia a tomar actitudes amigables para con el medio ambiente y su comunidad.
Hábitat.011 es “música y comunidad sustentable” al promover “prácticas de reciclaje con el fin de reducir el impacto ambiental”, según explica en su sitio web. Allí también hablan -brevemente- de los objetivos y quienes colaboran en cada uno de los festivales en la provincia de San Juan que se llevan a cabo. Si bien no tiene redes sociales propias ni una campaña de marketing -algo llamativo para la época- cada año es más convocante.
Para profundizar sobre el evento y sus valores se entrevistó a Mauricio Agüero Sitjar, sanjuanino, emprendedor y gestor de este movimiento; quien, junto a su grupo de amigos, se convirtió en pionero de una propuesta que viene a marcar un antes y un después en su provincia.
-¿Qué los distingue como propuesta de festival?
-Nosotros proponemos hacer festivales convocantes, que reúnan a una gran cantidad de personas y que haya algo en particular que los motive a ir. En un primer momento utilizábamos la parte artística como punto de partida, es decir, gente a la que la unían los gustos musicales. De a poco eso se fue complejizando y propusimos que, además de los gustos musicales, se unieran a través de ciertos valores. Entender que somos todos iguales, que no hay exclusividades, trabajar sobre el respeto y el no prejuicio.
Para la sociedad esta propuesta resultaba un poco polémica. Un festival que reunía personas de diferentes capacidades, estratos sociales, religiosos y culturales. En definitiva, el mensaje es: entender que no importa la “carcaza” de cada uno, sino algo más profundo como “tus valores”.
-¿Cómo y cuándo surge la idea de armar un evento con fines ecológicos, de conciencia ambiental y, a su vez, de ayuda a quienes más lo necesitan?
-En 2022 con la productora Nasty. Nosotros veníamos proponiendo trabajar con asociaciones de chicos con discapacidad en donde se los incluía colaborando y trabajando en la fiesta, por ejemplo, en la recepción entregando helados, stickers, llaveros, entre otros. Pero también ya habíamos comenzado a aplicar contenedores para separar la basura. Y en mayo del 2023 nos dijimos “bueno, es hora de hacer algo ambiental y generar conciencia”. Así nació Hábitat.011.
-¿Cuándo se realizó la primera edición? ¿Cumplió con las expectativas que buscaban?
-En mayo del 2023 fue un Hábitat en donde la gente para ingresar no pagaba entrada pero sí debían ingresar con una o más botellas de plástico. Este evento no cumplió nuestras expectativas, ya que al finalizar la fiesta nos dimos cuenta que el público continuaba tirando
basura al piso. Nuestro objetivo era que el festival finalizara con un espacio impecable. Pero ya lo vamos a lograr, todo es aprendizaje.
-Para una provincia como San Juan que no había implementado aún este tipo de festivales, ¿cómo fue llevarla a cabo? ¿Tuvieron apoyo del público? ¿Qué problemáticas surgieron en el camino?
-Tuvimos la ventaja de contar con un público amigo por los festivales que ya previamente convocaban nuestra gente los organizadores de Nasty. En ese sentido, ya teníamos un gran apoyo de quienes resonaban con nuestras fiestas. Como “problemática” puedo hacer referencia al cuestionamiento de algunos sectores que aún piensan que las propuestas de estos festivales tiene un trasfondo oculto. ¿Por qué lo hacen? ¿para qué? ¿lavan dinero?, son “raros”, entre otros, son solo algunos de los cuestionamientos que surgen. Igualmente no lo vemos como problemática, sino como desafíos.
-¿Cuáles son los requisitos que las personas deben cumplir para poder ingresar a los festivales?
-La entrada es libre y gratuita, apto para mayores de 18 años. Se habilitan 4.000 tickets online para el/la que quiera ir y lo puede sacar de manera individual. Al sacar el ticket, cada persona acepta los términos y condiciones del evento, los cuales tienen que ver con el comportamiento y los valores a respetar allí adentro.
Por ejemplo, es motivo excluyente si alguien tira basura al suelo o provocan disturbios dentro del lugar. Por otro lado, se permite ingresar con tu vaso personal, y en este último festival, la impronta requería llevar un alimento no perecedero y/o materiales y herramientas que sirvan para un taller, en una escuela de Educación Especial ubicada en el departamento Rawson en San Juan.
-¿Cuál es el siguiente paso?
-Luego de cada festival se arma un inventario con todo lo recaudado. Eso se traslada a un galpón en donde guardamos todas las donaciones que festival a festival reunimos. En el caso del evento pasado que recaudamos plástico, debimos tercerizar la tarea a una planta recicladora llamada “Bosque Urbano”, una fábrica que cuenta con un novedoso mecanismo de reciclaje utilizando plástico para luego convertirlo en muebles y mobiliario con aspecto madera. Las producciones de esta planta dan vida a mesas, bancos, entre otros, que llegan a los merenderos de la provincia.
En otros eventos, si los materiales no necesitan otro proceso de producción (como en el caso de las donaciones de herramientas para la Escuela Carolina Tobar García), directamente las trasladamos nosotros mismos hasta el lugar. Coordinamos un día y horario de entrega al lugar seleccionado y lo ejecutamos.
-¿Cómo hacen la selección de merenderos o lugares donde hay más necesidad de asistencia social?
-Me llegan muchos mensajes día a día, intento ayudar en la medida que puedo, pero no siempre puedo. Mi pensamiento es: “Lo que tiene que ser, va a ser y va a llegar de una manera muy fluida”. Es muy loco porque nos llegan muchas causas pero como aún no tenemos la infraestructura para hacer la fiesta más seguido, debemos seleccionar los casos. Intentamos también investigar las situaciones que nos llegan, nos reunimos y vemos las posibilidades de accionar.
-¿Cómo consiguen el apoyo de emprendimientos para sumarse al festival?
-Todo es autogestivo, a prueba y error. Tratamos de sacar ganancias de la venta de bebidas para así afrontar los gastos. Nos ha sucedido de salir a buscar sponsors y ya nos conocían gracias a la divulgación de los eventos. Esto ha generado en muchas personas el famoso “efecto contagio” y solos se van sumando. Emprendimientos, locales y hasta empresas ofreciendo transporte para colaborar en el traslado de las donaciones a los diferentes lugares.
-¿Tenés alguna anécdota que recuerdes que te haya marcado?
-Me pasó al visitar un merendero y repartir juguetes por el Día del Niño. Allí había un nene de 3 años que, cuando le preguntamos qué juguete quería elegir, nos expresó que en realidad él deseaba un “bastoncito” a lo cual presté atención y me di cuenta que era un chico no vidente. Su bastón se le había roto y lo que más anhelaba era volver a tener uno. Ahí mismo me puse en campaña y en muy poco tiempo el bastón llegó y lo solucionamos. Esa situación, sumada a todo el amor y cariño que se recibe de la gente agradecida, no hay dinero que lo pague.
-¿Creés que San Juan puede ser una provincia que expanda esta idea al resto del país?
-Sí, y con convicción. Esta propuesta se va a expandir no solo al resto del país, sino al mundo entero.
-¿Alguna reflexión sobre tu desempeño en esta ardua tarea de montar un festival que no solo promueve la solidaridad sino que también ofrece diversión, entretenimiento y conciencia ambiental?
–Me siento muy motivado a seguir haciéndolo, sobre todo por cómo todo fluye. La gente que llega y se suma; cómo se destraban algunas cosas; lo loco de conocer personas en el camino súper agradecidas que, sin conocerte, te aman. Para mí, está bien lo que hago. Quizás para alguien más no, pero por ahora me siento motivado a continuar en este camino.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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El hallazgo casual de un tesoro paleontológico que convirtió a una ciudad del conurbano bonaerense en una “tierra de mastodontes”
El encuentro de los huesos fósiles de mamíferos de hasta ocho toneladas en territorio nacional conmovió a todos. Cómo fueron los hechos que hace 14 años cambiaron la vida de los vecinos de Marcos Paz.

El encuentro de los huesos fósiles de mamíferos de hasta ocho toneladas en territorio nacional conmovió a todos. Cómo fueron los hechos que hace 14 años cambiaron la vida de los vecinos de Marcos Paz.
Un reservorio prehistórico oculto por el velo de la naturaleza esperó al menos 10 mil años para ser encontrado. Ese secreto desenterrado, que actualmente sirve para reconstruir cómo era la vida en el pasado, aguardó una casualidad para encontrarse con el presente. Fue en 2010, cuando un vecino de una localidad bonaerense denunció que había descubierto huesos en una tosquera donde hoy se ubica la reserva paleontológica “Francisco P. Moreno”.
Tras el llamado, expertos en el asunto constataron que esos restos pertenecían a un pariente extinto de los elefantes. Los siguientes trabajos abrieron un prolífico caudal de material de ese mamífero fósil hallado y hoy, ese confín del conurbano, exhibe en sus credenciales una leyenda con su nombre. Desde ese día fortuito, aquella ciudad pasó a tener la denominación: “Marcos Paz, tierra de mastodontes”.
La criatura -la primera joya desempolvada de ese cofre invaluable para la paleontología y la geología- fue la especie más grande que reinó en esa zona milenios atrás: una mole que pesaba entre seis y ocho toneladas, con una altura de hasta tres metros y dos característicos dientes incisivos. Aunque no hay certeza de por qué desaparecieron, su extinción se asocia con la del resto de la megafauna. Tanto los cambios climáticos como la cacería humana son considerados los principales factores de su ocaso en la naturaleza.
Los primeros hallazgos que se hicieron en la cantera situada a metros de la Ruta Nacional N° 3, kilómetro 48, donde antaño dormían los vestigios de más de 50 especies, abundaron varios individuos de mastodontes, “algo poco común” según señalan los especialistas. Algunos ejemplares de ese grupo de animales eran juveniles de tamaño muy pequeño.
“La reserva es muy importante, ya que es la más grande de la provincia de Buenos Aires”, indica Victoria López, licenciada en Biología y directora del Museo Municipal. El yacimiento fosilífero -donde década atrás ya se habían hallado huesos de especies menores- está conformado de una superficie aproximada de 15 hectáreas y unos 15 metros de profundidad sobre la margen del río Matanza. En el lugar se montó un taller donde se depositan los fósiles para su posterior tratamiento y mantenimiento.
El anuncio histórico de Marco Paz
El intendente Ricardo Curutchet, acompañado de paleontólogos, encabezó una conferencia de prensa el 31 de mayo de 2011 en el Concejo Deliberante donde dio a conocer a la comunidad el memorable acontecimiento. “Hoy compartimos esta noticia que ya tuvo su impacto en el mundo científico, con nuestros vecinos de Marcos Paz. Sabemos que es un tema que puede causar mucha sorpresa, pero es importante que como comunidad seamos conscientes del valor que tiene este hallazgo”, expresó el jefe comunal en esa oportunidad.
Por su parte, el periodista local Jorge Recaite también recuerda ese momento: “Cuando se dio a conocer fuimos con el móvil hasta ese punto que está en un límite con el partido de La Matanza. Nos encontramos con la gente que estaba trabajando en esa cantera, donde ya se habían encontrado también restos de un gliptodonte y garras de un tigre dientes de sable”.
El también locutor destaca la labor desarrollada a lo largo de este tiempo en el área, donde se realizaron charlas, observaciones, excursiones y visitas guiadas con jóvenes y niños que “se asombraron al ver lo que se encontraba en ese lugar”. En ese sentido, Recaite remarca la posibilidad de “contactarse, acercarse y de observar algo que conmovió a todos y que hizo que Marcos Paz se transformara en esta tierra de mastodontes”.
La relevancia que tuvo el suceso para el distrito llevó al Municipio a crear una Dirección Paleontológica. Por otra parte, el Honorable Concejo Deliberante, a través del decreto 17/2013 declaró a la cantera “Vignona III”, espacio de la reserva, de “interés municipal” por “la importancia histórica y científica de los yacimientos de restos fósiles de animales que habitaron la región”. A su vez, la ordenanza 49/2023 contempla a la cantera como una de las “Áreas Naturales Protegidas Municipales (ANPM)”.
Esos testimonios de seres que ya no existen, archivados por el tiempo bajo capas de tierra y rocas, fueron valorizados como el tesoro que realmente representan.
Los hallazgos paleontológicos de Marcos Paz
Un artículo publicado en 2016 por la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP) destaca “la buena preservación de los restos, ya que se han conservado desde pequeños dientes hasta elementos articulados del esqueleto de megamamíferos en posición de muerte”.
“Apenas pudimos recorrer el yacimiento encontramos restos de gliptodontes, toxodontes, macrauchenias, osos prehistóricos, también de animales de tamaño mediano a pequeño como roedores, aves, peces, entre muchos otros”, precisa David Piazza, paleontólogo del Museo Argentino de Ciencias Naturales, y que también trabajó como director de la reserva y del Museo local.
Los fósiles encontrados pertenecen a un plazo muy extenso de tiempo que va de los 8 mil hasta unos 40 mil o 100 mil años. A lo largo de ese período, la zona experimentó cambios numerosas veces. Al respecto, Piazza explica que el sitio atravesó climas cálidos y húmedos, con abundancia de pastizales altos, aunque también por intervalos más secos y fríos más parecidos a los de la estepa patagónica.

El especialista, quien actualmente asesora a la municipalidad marcospasense en cuanto a la temática, menciona además que junto con un equipo de investigadores del Museo de La Plata efectuaron diferentes estudios y comprendieron la importancia de esa fauna que, por si fuera poco, también incluía invertebrados marinos.
Esos trabajos revelaron que el mar cubrió buena parte de la Cuenca del Río Matanza -que hoy abarca 14 municipios, entre ellos Marcos Paz- y que formó lagunas de agua salobre (con más sal que el agua dulce, pero menos que la marina) donde habitaba una fauna típica de esos ambientes, como ostras y corvinas negras. Hoy de todo ese paisaje abundante, solo queda el pasado.
El Museo de Ciencias Naturales de Marcos Paz
Los descubrimientos también impulsaron la creación del Museo de Ciencias Naturales “Lucas Kraglievch”. Allí se encuentran expuestos algunos de los restos fósiles recolectados de la cantera, otros están en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata y algunos en el Bernardino Rivadavia de la Ciudad de Buenos Aires. “En Marcos Paz tenemos los más pintorescos, los que sirven más de exhibición, y los de estudio o los más valiosos están guardados, ya que son únicos en la colección”, detalla López.
El espacio se encuentra en el casco urbano de la ciudad en una edificación, que hasta hace pocos años era una casa particular, en la calle José C. Paz 146. En la primera sala, al ingresar, se muestran fósiles, réplicas, infografías y maquetas de los distintos animales que residieron en la región en una lejana etapa pretérita.
El lugar tiene unos pocos metros cuadrados, pero es de gran valor. Sirve además como morada para el descanso de los restos de aquellos seres que ayer fueron parte de la vida animal prehistórica y que hoy pertenecen al patrimonio, la ciencia y la cultura del partido.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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El león de Capilla del Señor: un testigo inmutable en los cielos bonaerenses
Una visita a las inmediaciones del Tigre y del León para recordar un conflicto comercial de pura viveza criolla de principios del siglo XX entre un almacenero y el propietario de la esquina.

Una visita a las inmediaciones del Tigre y del León para recordar un conflicto comercial de pura viveza criolla de principios del siglo XX entre un almacenero y el propietario de la esquina.
“¡Hola a todos, yo soy el león!”. Mientras el Presidente de la Nación, Javier Milei, se apropia y personaliza como el animal referido en la canción de La Renga; en Capilla del Señor, Provincia de Buenos Aires, un león de escultura se mantiene en las alturas a pesar de la(s) crisis.
Es domingo, no hay nubes, y el sol no da abasto para combatir el frío. No obstante, algunas de las mesas instaladas en la esquina del bodegón “La Fusta” están ocupadas. Los comensales al aire libre están tan abrigados que es difícil entender cómo hacen para comer sin tirar nada -más aún teniendo en cuenta que, por momentos, las miradas vuelven a posarse en la terraza que tienen enfrente, y no en la copa que les sirven-.
Una familia compuesta por madre, padre, dos hijos (nene y nena) y su mascota (un caniche negro y con sobrepeso), se acomodan sobre la calle Urcelay. Es la niña la que primero se sorprende justo cuando se sienta. Abre tanto la boca como el león que acaba de ver: es un felino en el tejado de la antigua “Tienda El León” que data del principios del siglo pasado.
Capilla del Señor, cabecera del partido de Exaltación de la Cruz, es una ciudad chica pero que cada vez recibe más turistas de la zona, principalmente de la Capital Federal. En épocas de crisis, resulta una escapada atractiva y económica. Está a tan solo 80 kilómetros hacia el noreste -una hora de auto-, y el pueblo ofrece aire de campo, buena gastronomía y edificaciones históricas como la Casa Mira Lejos de 1920; el Salón Roma de 1880; y la esquina de principios del siglo XX que es custodiada, desde lo más alto de su segundo piso, por la escultura de un león que ruge.
“No somos de acá, pero… un chico nos dijo que ahí había un boliche que se llamaba Zoo…”, dice una señora y gira la cabeza para tirar el humo de su cigarrillo. “La moza nos dijo que había sido una tienda”, agrega desconcertada una de sus compañeras, pocillo de café en mano. “Fue una tienda… La Tienda de Ballesteros o la Tienda del León, como también se la conoció hace muchos años”, acota un hombre ancho de gorra vasca y voz cascada, que fuma con un pie en la calle.
La conversación se detiene un instante como si los visitantes se hubieran sentido en falta por estar chusmeando sin el permiso de los lugareños. Y, antes de que pudieran reaccionar, el hombre tira el pucho y pide permiso para entrar. “Hace mucho frío”, dice antes de volver al interior de la “La Fusta”, el bar que desde la década del 60 es observado por el felino.
La planta baja de la vieja edificación en la esquina de Urcelay y Bartolomé Mitre fue subdividida en cinco locales comerciales donde se pueden conseguir desde perfumes hasta cargadores de celulares. La segunda planta está dividida entre la escultura del león -y otras ornamentaciones de menor tamaño que a la distancia cuesta identificar-, un balcón que da vuelta toda la esquina y los dibujos gastados de planisferios de América que cubren los ventanales. El contraste entre los pisos es notorio: abajo no hay lujo, pero sí actualidad; en cambio, arriba, quizás por la pintura descascarada se notan los años, las décadas, el siglo.
Es imposible pasar por la esquina, a una cuadra de la Plaza principal de Capilla del Señor, y no levantar la cabeza y preguntarse: ¿qué es eso? La Municipalidad de Exaltación de la Cruz da cuenta del atractivo del lugar: “Esta esquina de principios de siglo XX, que remata en la figura de un león, nos remite al antagonismo comercial que enfrentó a Manuel Ballesteros, antiguo propietario de esta esquina, con Don Viola quien colocó en su negocio, calle de por medio, un enorme cartel con la figura de un tigre en acecho, por lo que todo el pueblo dio en llamar a los almacenes de Viola y Ballesteros, del Tigre y del León”.
Al respecto de esto, EnCapilla.com.ar asegura que la rivalidad fue total ya que “en el afán de ganar a los parroquianos fueron rebajando el precio de ciertos artículos hasta cifras irrisorias”. Ahora bien, en el sitio web del Municipio aseguran que la propiedad es “objeto de un proyecto de restauración de su fachada”.
El comercio de Viola y su tigre fueron desplazados por el Banco Provincia, pero al felino no le importa. Tampoco le interesan los cambios de dueño ni los rubros de los locales que debería defender. Él se mantiene alerta, inmune a todo. Solo cuida su suelo, su pedazo de historia, como un “rey de un mundo perdido”.
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