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SOCIEDAD

¿Pueden las nuevas tecnologías evitar el deterioro cognitivo de las personas?

En un contexto de proliferación de herramientas digitales, IA y aplicaciones de la tecnología en la vida cotidiana, expertos ponderan los riesgos y virtudes de su uso y la relación que puede llegar a tener con la pérdida de capacidad cognitiva.

En un contexto de proliferación de herramientas digitales, IA y aplicaciones de la tecnología en la vida cotidiana, expertos ponderan los riesgos y virtudes de su uso y la relación que puede llegar a tener con la pérdida de capacidad cognitiva.

En los últimos años, en especial con la democratización de la inteligencia artificial (IA) con motores como ChatGPT —un chatbot que acumuló 57 millones de usuarios activos en su primer mes de disponibilidad y superó los 100 millones de usuarios activos en enero de 2023— se monopolizó un nuevo discurso: no hay nada mejor que hacer que la tecnología piense por vos.

No obstante, el uso de dispositivos, apps y herramientas digitales para agilizar los procesos cotidianos no son algo nuevo: usamos alarmas inteligentes que modulan el sonido para el despertar óptimo, agendas y daily planners para manejar el resto del día y algoritmos para determinar el mejor horario para irse a dormir y lo hacemos, relativamente, sin mediar riesgos desde hace más tiempo. 

El estudio “Teléfonos inteligentes y cognición: una revisión de la investigación que explora los vínculos entre los hábitos de tecnología móvil y el funcionamiento cognitivo” publicado en la revista científica Frontiers in Psychology en 2017 informa que los hábitos actuales de uso de teléfonos celulares tienen un impacto negativo y duradero en la capacidad de los usuarios para pensar, recordar, prestar atención y regular las emociones. Entonces, ¿es la tecnología nuestra amiga o nuestra enemiga al momento de pensar en el deterioro cognitivo?

¿De qué hablamos cuando hablamos de deterioro cognitivo?

Eso que “altera el déficit de memoria, lenguaje, atención o cálculo” es el deterioro cognitivo. Así lo define la Dra. Leticia Pérez del Tío, jefa de la Unidad de Desarrollo Cognitivo del Hospital Nisa Pardo de Aravaca (España) y explica: “La cognición está definida por factores genéticos, físicos, psicológicos y sociales y abarca desde los estados de ánimo, las relaciones sociales, la ocupación de las personas y su historia personal enmarcada en su capacidad de procesar la información, jerarquizarla y poder recurrir a ella cuando sea necesario”.

En este sentido, Enrique de Rosa Alabaster, quien es neurólogo, sexólogo y psiquiatra, desmitifica el uso de herramientas digitales como potenciadores de la pérdida de la capacidad cognitiva: “Uno puede pensar que no acordarse los contactos de memoria, como se hacía hace unas décadas, es un retroceso pero también podemos pensar que los autos son malos porque nos evitan caminar. Es ver las cosas superficialmente“. 

Así, el estudioso argentino de las Ciencias del Conocimiento y la Medicina, advierte acerca de las aproximaciones morales al tema y problematiza la pregunta sobre la bondad o maldad de la tecnología analizando dos aspectos fundamentales.

“Que no tengamos que acordarnos la fecha de nacimiento de un prócer también significa que podemos invertir más tiempo en analizar críticamente su vida e involucrarnos en procesos cognitivos superiores”, dice el Dr. De Rosa Alabaster y agrega: “Una persona puede no acordarse cómo dividir a mano, pero aprender a usar dispositivos para hacer esas cuentas le permite acceder a funciones cognitivas que de otra manera no llegaría”.

Demasiado, a veces, es suficiente

Un informe del Estado Móvil 2022 que ha publicado la compañía de análisis App Annie en el que analizó el panorama general de sector móvil enfocado en las aplicaciones y en las nuevas tendencias de consumo de los usuarios en 17 mercados estipula que “los usuarios de teléfonos móviles utilizaron estos dispositivos una media de 4,8 horas al día durante 2021”, lo que supone un tercio de las horas que pasan despiertos.

También, un estudio de HMD Global concluyó que, en promedio, “las personas agarran el celular 142 veces al día y pasan 18 horas y 12 minutos a la semana viendo la pantalla”. “El gran problema que tenemos hoy no es la tecnología, es la sobreestimulación y el estrés: es lo que nos afecta a la concentración y la memoria, aquello que recibimos a través de la tecnología y eso sucede en todas las edades”, explica De Rosa Alabaster.

En la misma línea, el psiquiatra argentino estipula que la sobrecarga de cualquier estímulo “es peligroso, incluso psicotizante”. “Antes, la información se recibía del diario o la televisión; ahora hay generación de contenido minuto a minuto. Ese bombardeo tiene el problema de que no puede procesarse o jerarquizarse a la misma rapidez con la que nos llega y genera formas de locura”, amplía y da como ejemplo, el no poder distinguir una noticia real de una fake news. 

“La sobreestimulación es el gran problema. Tal es el caso de las fiestas electrónicas en las que uno se enfrenta a estímulos simples de luz y sonido. De manera espaciada, uno podría disfrutar de eso pero no podría vivir 24/7 así porque esa información que el cerebro decodifica es abrumadora”, cita.

La prevención nunca llega tarde

Cecilia Jáuregui es psicóloga y coordinadora de los talleres del Programa de Atención Médica Integral (PAMI) en el Centro de Jubilados San Luis, de la localidad de Pilar. Allí, da clases de Memoria y también de Tecnología a adultos mayores que pasan sus días en la residencia geriátrica. 

Al respecto, cuenta: “Antes que nada, trato de que se diviertan, que hablen entre ellos y formen un grupo para que puedan socializar lo que les está pasando”. En tanto a los ejercicios en sí, Jáuregui enumera: desde juegos lógicos como sudokus y crucigramas, hasta juegos de “encontrar diferencias, de escribir historias, de repetir lo que dijo el compañero agregando palabras a la secuencia”

Todo lo que tenga que ver con la imaginación y estimularla, lo uso. Trabajamos la oralidad, la escucha, que usen las manos no hábiles. La idea es que sus cerebros tengan nuevas conexiones, por decirlo rápidamente, y eso se logra de muchísimas maneras”, amplía.

Sobre la relación entre sus dos talleres, la psicóloga dice: “Creo que la tecnología también ayuda en la estimulación buena de la mente. En este taller vemos justamente qué cosas pueden ser buenas como son el acceso a la información, contactarse con otras personas, y qué son malas como pueden ser desde forzar la vista o el oído, hasta confíar datos personales”. 

“Al utilizar el celular están aprendiendo algo nuevo. Es que se descarguen un juego para usar en los ratos de ocio, les implica un mínimo desafío que genera también en ellos nuevas conexiones neuronales y el acercamiento a nuevos problemas”, desarrolla la coordinadora de los talleres de Memoria y Tecnología para adultos mayores.

Alabaster concuerda con la mirada de su colega: “Del mismo modo que pensamos que si no entrenamos no vamos a tener un estado físico; tenemos que pensar que si no entrenamos las capacidades cognitivas las vamos a ir perdiendo“.

Cuando los adultos mayores se acercan al taller “lo hacen con curiosidad pero también con preocupación”, dice Jáuregui porque “el bombardeo de información acerca de los peligros de la tecnología es abrumador”. Pero, al mismo tiempo, según comparte, “quieren conocer ese mundo que tal vez se están perdiendo”. 

“Al principio, veíamos cosas de configuración general y después, pasamos a aplicaciones como Facebook e Instagram. Y, ahora, estamos viendo cómo usar WhatsApp”, cuenta la psicóloga y prevé que el próximo paso será aprender a “usar el cajero o el Homebanking”. 

“Ese trabajo con la barrera de la brecha tecnológica involucra sentimientos y preconceptos que, al trabajarlos, representan un estímulo cognitivo importante”, agrega el neurólogo De Rosa Alabaster. 

Por consiguiente, el especialista explica que el trabajo cognitivo “puede ser cualquier cosa, porque las redes neuronales se activan prácticamente con todo”. Lo que hay que generar son entrenamientos críticos de análisis, imaginación, desarrollo de temas y conceptos que, en definitiva, son “ir un pasito más allá de meramente recibir información”.

Respecto a la prevención del deterioro cognitivo, el médico cuenta que las personas que llegan a su consultorio por “problemas pérdida de memoria y concentración”, los cuales cree que representan “un problema grave”; al mismo tiempo que advierte que son “tópicos naturalizados en una sociedad donde reina el estrés y el burnout”.  

“El que se acostumbra a no poder concentrarse o no poder sentarse a analizar críticamente algo, no piensa que tiene un problema, sino que lo ve como ‘normal’”, concluye. 


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“La Catedral de Francisco”

Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.

Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.

Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.

Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.

Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.

Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.

A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.

El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera. 

Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.

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Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso 

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.


Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”. 

De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.

Créditos: Gobierno de la Ciudad.

Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura. 

Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.

Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.

Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.

“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.

Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.

Créditos: Sabe la Tierra

Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas

“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   


“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre  en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información. 

Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios. 

La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados

La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes. 

A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”

“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”. 

Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.

A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80. 

Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro. 


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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