Apoyado en un plantel que denota un recambio generacional de calidad y una liga que cada vez se afianza más, Estados Unidos se prepara para hacer un gran papel en la Copa América. ¿Podrá dar el batacazo o el proyecto seguirá madurando hasta el Mundial 2026?
Estados Unidos albergará la Copa América en junio de 2024, algo que también hizo en 2016. Si bien este torneo servirá como banco de pruebas para el combinado que comanda Gregg Berhalter, hay grandes expectativas en suelo norteamericano sobre su desempeño. El técnico tendrá la misión de liderar a una camada de futbolistas con gran talento y juventud, a la que muchos consideran la “nueva generación dorada”.
A diferencia de listas confeccionadas para torneos anteriores, donde la mayoría de los jugadores se encontraban en su liga local, en esta se puede observar la predominancia de futbolistas asentados en el viejo continente. Los llamados a liderar a esta generación son Christian Pulisic, Gio Reyna, Tyler Adams, Weston McKennie y Tim Weah- hijo de George, ganador del botín de oro en 1994-.
El fútbol tiene una cualidad que no posee ningún otro deporte. Es el único que puede construir puentes entre distintas culturas. Ha demostrado incontables veces, a través de su rica historia, que puede dictaminar políticas de Estado, como también modificar el ánimo de un país. Por ejemplo, en los ciento cinco años que Islandia lleva como nación soberana e independiente, su tasa de natalidad nunca fue tan alta como nueve meses después de que su selección derrotara, y eliminara, a su par de Inglaterra por 2-1, en un partido de los octavos de final de la Eurocopa 2016, en Francia.
Otros casos recientes que se pueden citar: la algarabía desmedida del pueblo bangladesí con cada victoria argentina en el Mundial de Qatar 2022 o cuando, válido por el mismo torneo, el Rey de Arabia Saudita, Salman Bin Abdulaziz, decretó feriado nacional luego de que su seleccionado derrotara a Argentina.
A pesar de estos incontrastables factos, Estados Unidos históricamente pareció ir a contramano de esta premisa, no tácita, pero universalmente adoptada. Aunque en los últimos años se observó un cambio de paradigma en la forma en que el país percibe al “soccer”.
Este cambio se apoya en tres patas, o factores, fundamentales para el exponencial crecimiento que este deporte tomó en tan corto tiempo.
El primero es la MLS o Major League Soccer, fundada en 1996. En sus comienzos contaba con tan sólo 10 equipos y su audiencia era mayormente latina, ya que los estadounidenses prefieren deportes que tengan un alto contacto físico, como la NFL, además de no sentirse muy a gusto con resultados sin un vencedor al término del partido, como a menudo sucede con los empates en el fútbol. Aunque su predecesora, la NASL (North American Soccer League), que se mantuvo activa desde 1968 a 1984, tuvo entre sus filas a jugadores como Pelé, Franz Beckenbauer, Carlos Valderrama y Johann Cruyff, nunca gozó de gran popularidad, ya que le tocó vivir la época dorada del fútbol americano. La MLS fue cimentando en un corto lapso un negocio que hoy cuenta con 30 equipos separados en dos Conferencias -Este y Oeste-. Para poner esto en perspectiva, habría que repasar algunos números.
En 1998, las primeras dos franquicias en unirse debieron desembolsar cinco millones de dólares, mientras que la plaza número treinta, comprada por San Diego y que comenzará a competir el año próximo, costó quinientos millones. En 2008, la valuación promedio de sus equipos era de treinta y siete millones de dólares. Hoy es de quinientos ochenta y dos millones. Eso supone un incremento del 1472 %. Esto es anterior al desembarco de un tal Lionel Messi. En parte, esto se debió a la llegada de David Beckham (la liga creó la figura del jugador franquicia, quién es el único jugador que no tiene tope en su salario), al que con el correr de los años, lo sucederían nombres como los de Thierry Henry, Didier Drogba, Steven Gerrard, Frank Lampard, Kaká, Andrea Pirlo y Zlatan Ibrahimovic. Mientras que la NHL (National Hockey League) tardó 75 años en expandirse a 30 equipos y la NBA 83, La MLS lo hizo en sólo 29. Ni hablar del béisbol, o como suelen llamarlo por esas tierras, “el pasatiempo favorito de América”. Le llevó unos 122 años lograr el mismo recorrido.
Otro dato que puede ilustrar mejor el concepto de crecimiento es el debut de Lionel en ese país. Ese evento en particular, fue sintonizado por 12,5 millones de personas. La final de la NBA entre Golden State Warriors y Boston Celtics: 12,4. La primera víctima fue la Liga de Hockey sobre hielo (de cuarta a quinta en popularidad). El siguiente en la lista de objetivos del soccer es el béisbol.
La segunda pata tiene que ver con el desarrollo de los adolescentes, tanto en secundarias como en universidades. Cada vez más, las instituciones escolares entregan becas por rendimientos deportivos en relación al fútbol. Históricamente, ese apartado era reservado a deportes como fútbol americano o básquet. Además, en 2007 crearon la U.S. Soccer Development Academy (DA), una liga para jóvenes que tiene como objetivo principal la detección y el desarrollo de potenciales jugadores de clase mundial. El margen entre adolescentes que se inscribían para jugar al fútbol y al fútbol americano en el país solía ser de ochocientos mil a finales de 1980. La diferencia actual es de menos de doscientos mil.
El tercer factor es consecuencia de los dos primeros: la selección nacional de fútbol. En sus comienzos lograron un meritorio tercer lugar en el Mundial de Uruguay 1930 (a pesar de ser goleados por Argentina en la semifinal por 6-1 y lograr el tercer puesto por la renuncia de Yugoslavia). A partir de ahí, siguieron clasificando hasta 1950 con pobres resultados. Recién en 1990 volvieron a jugar un mundial debido a que la Concacaf sólo entregaba una plaza, la cuál siempre fue ocupada por el equipo más fuerte de la región, México -a excepción de la Copa del ‘74 con la sorpresiva clasificación de Haití-. Volverían a clasificar a todos los mundiales hasta que la racha se cortó en Rusia 2018. La creación dio lugar a que los primeros jugadores tuvieran una vidriera hacia el exterior y pudieran jugar al más alto nivel en clubes de Europa. Tony Meola, Eric Wynalda, Bocanegra, Alexi Lalas fueron los primeros en representar a USA fuera de su territorio. Y luego, comenzaría a gestarse la generación dorada con Cobi Jones, Landon Donovan, DaMarcus Beasley, Jozy Altidore, Clint Dempsey y Tim Howard, entre otros.
En conclusión, el fútbol estadounidense hace un tiempo que le sacó la corona de potencia reinante de la Concacaf a su acérrimo rival de siempre, México. Lo demostró con las dos últimas Copas de Oro que le arrebató sin ningún tipo de atenuantes. Además de refrendarlo en Qatar 2022, donde a pesar de ser eliminado en octavos, dio la impresión de que está lista para saltar al próximo nivel y que sólo será cuestión de tiempo.
Todo indica que las condiciones para hacer un gran papel en esta Copa América están más que dadas. Una sólida estructura de su competición interna; jugadores en importantes en ligas de Europa y una aceptación cada vez más fuerte de su propia afición que, a diferencia del Mundial organizado en 1994, le harán sentir el rigor de la localía a los demás participantes. Sólo resta confirmar si lograrán estar a la altura de su potencial.
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