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Consumo de alimentos procesados: el tabaquismo del siglo XXI


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El mundo actual se rige por estrictas leyes estéticas que nuestro subconsciente relaciona con el éxito, al mismo tiempo estas promueven un intento de hábitos “limpios” para alcanzarlo. Sin embargo, los jóvenes consumen excesivas cantidades de alimentos procesados en forma habitual.


Las nuevas generaciones fueron las responsables de levantar la bandera de la lucha contra el tabaco y en algunas décadas se pudo advertir su correlato en el comportamiento de la sociedad. Pero, el consumo saludable de alimentos, aún con la nueva Ley de Etiquetado frontal en vigencia no logra encauzar un camino de nutrición más limpia con la misma velocidad.

Un informe reciente realizado por la Escuela de Comunicación ETER indica que cerca de un 85% de los estudiantes en el rango de 18 a 30 años consume alimentos ultraprocesados de manera habitual y la mitad de la población encuestada repite esta conducta todos los días. 

Al momento de analizar la primera comida del día, la mitad de los estudiantes desayuna panificados, galletitas o distintas variantes de dulces. Estos alimentos ultraprocesados que casi en su totalidad contienen glucosas y lípidos, van conducir a un desbalance en los llamados centros de placer, a generar adicción y una baja sensación de saciedad, como nos indican los profesionales de la salud consultados. Otro dato curioso es que un gran porcentaje de consultados elige saltear la primera ingesta del día.

Gráfico de las respuestas de Formularios. Título de la pregunta: Desayuno. Número de respuestas: 107 respuestas.

Matias Pini, antropometrista y nutricionista nos habla de un contexto cultural, muy relacionado con la forma de consumo y señala: “En la infancia, lo que llamamos rico, es cuando asimilamos esos sabores y los relacionamos con la felicidad. Un ejemplo claro es cuando nuestros padres nos decían, si te portas bien vamos al local de comida rápida, desarrollamos esa relación en nuestro inconsciente”.

La problemática de este contexto cultural recae no solo en la baja calidad de los nutrientes aportados al organismo sino también en la deficiencia total de los mismos para el desarrollo y bienestar de nuestro físico. Sumado a que estos productos están pensados intencionalmente para generar placer y continuar con el círculo de la adicción.

La merienda es casi un ritual en muchos hogares de nuestro país, es el momento de sentarse a la mesa con la familia a compartir una infusión o con amigos cuando salimos a degustar delicias en una confitería. Si bien en este segmento de jóvenes se puede advertir un crecimiento de ciertos hábitos recomendados, como la ingesta de proteínas de rápida asimilación presente en los huevos de gallina, grasas saludables en el caso de la palta y frutas que aportan gran cantidad de fibras con múltiples beneficios para el funcionamiento de nuestro organismo; la mayoría confiesan que, en la hora de la tarde, incluyen distintas variantes de los alimentos ultraprocesados mencionados anteriormente.

Gráfico de las respuestas de Formularios. Título de la pregunta: Merienda . Número de respuestas: 108 respuestas.

Quizás uno de los datos alentadores del informe en lo que se refiere a nuestros comportamientos nutricionales tienen como protagonista a la ingesta más importante y abundante del día para los argentinos: la cena. 

En este caso, los estudiantes consultados expresaron una tendencia a elegir la alimentación más acorde a las necesidades del organismo. Una dieta rica en proteínas de alta calidad es importante para la regeneración de tejidos, órganos y fibras musculares, mientras que una porción de vegetales y legumbres garantizan una correcta digestión y asimilación de vitaminas y minerales beneficiosos para la salud.

Gráfico de las respuestas de Formularios. Título de la pregunta: Cena. Número de respuestas: 108 respuestas.

Según una investigación de FIC Argentina y UNICEF Argentina sobre los hábitos de ingesta de los jóvenes, se puede advertir que en el 2023 que los alimentos ultraprocesados representan más de un 35% del aporte diario, lo que se traduce como calorías vacías debido a su baja calidad nutritiva.

En nuestro país, señala el informe, los niños, niñas y adolescentes consumen en promedio apenas el 20% de las cantidades recomendadas de frutas y verduras. Y la malnutrición por exceso en adolescentes se encuentra presente en todos los grupos socioeconómicos.

La batalla por una alimentación saludable en los segmentos más jóvenes encuentra su correlato político en la sanción de la Ley de Etiquetado frontal en 2021. Estas regulaciones establecen límites para la publicidad engañosa y obliga a las empresas a otorgar de manera visible información sobre los excesos de sodio, grasas y azúcares en sus productos, de una forma que se pueda detectar a simple vista.

Sin embargo, el doctor Alejandro Ugarte, nutricionista especialista en obesidad y diabetes, señala que si los recursos gubernamentales son escasos, y no se dispone de un presupuesto para la educación de los jóvenes en el aspecto nutricional; a su vez alerta que “no se puede siquiera competir con la cantidad de poder que tiene la industria alimentaria para hacer publicidad”.

¿Se logrará dentro de algunos años revertir la tendencia con un aprendizaje social similar a lo que ocurrió con el consumo de tabaco? Por el momento nos queda la sensación que la urgencia de los negocios se anteponen al cuidado integral de la salud.


*Estudiante de la carrera de Periodismo.

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