GÉNEROS
Mujeres que hacen historia: Alicia Reynoso, heroína veterana de guerra
Entrevista íntima con una de las 14 enfermeras que asistieron a los soldados heridos en la Guerra de Malvinas. Hoy, a 42 años, abre las puertas de su casa en Paraná para compartir su historia y la lucha por el reconocimiento de las enfermeras veteranas de la guerra.

Entrevista íntima con una de las 14 enfermeras que asistieron a los soldados heridos en la Guerra de Malvinas. Hoy, a 42 años, abre las puertas de su casa en Paraná para compartir su historia y la lucha por el reconocimiento de las enfermeras veteranas de la guerra.
Es enfermera y oriunda de la provincia de Entre Ríos. Durante la Guerra de Malvinas en el año 1982, Alicia Mabel Reynoso se desempeñó en el hospital móvil de campaña de Comodoro Rivadavia como personal civil de la Fuerza Aérea.
Dos años antes había ingresado en el marco de un programa de prueba piloto de incorporación de mujeres; y en 1982 ya había obtenido el grado de Cabo Principal. Ella fue una de las enfermeras que tenían entre 22 y 25 años, y que en su momento fueron embarcadas hacia la ciudad de Chubut en el marco del conflicto bélico con Inglaterra. Hoy continúa siendo una figura destacada en la lucha por el reconocimiento e igualdad en la Argentina para evitar el olvido de los y las veteranas.

-¿Cómo te recordás de niña?
–Soy la menor de ocho hermanos y siempre fui abriendo caminos. A mi papá lo perdí a los 6 años. Uno de los pocos recuerdos que tengo de él es que llegaba a la siesta con un helado de banana y yo le contaba las cosas que habían hecho mis hermanos, él me decía “vos siempre defendé la verdad”.
Nunca más pude comer helado de banana pero lo de defender mi verdad me quedó para siempre. Fui una revolucionaria desde chiquita. A los 13, como no quería ir a la escuela de monjas porque veía las diferencias que hacían con mis hermanas, me opuse y me fui a anotar sola a la Escuela Normal de Gualeguaychú.
-¿Hay algún evento que recuerdes que haya despertado tu vocación por tu profesión?
-La veía a mi mamá ayudar. Siempre estaba llevando donaciones a Cáritas. Creo que fue por eso, al ver la solidaridad de mi vieja que, al no tener nada, igual tenía para dar a los demás. Después en la secundaria teníamos una cajita de la Cruz Roja que íbamos rotando y yo nunca la quería pasar.
-¿Por qué decidiste entrar a la Fuerza Aérea Argentina?
-Por una necesidad económica. Era la primera vez que las mujeres ingresaban a la Fuerza Aérea. Yo no tenía ni idea lo que era la vida militar. Estaba viviendo en Buenos Aires por una suplencia y me quedé, pero no tenía trabajo. Entrar a la Fuerza me permitiría estabilidad, un buen sueldo y buena obra social.
-¿Qué sentiste cuando recibiste la orden para ir a la Guerra de Malvinas?
-Era la jefa de enfermería, ese día al llegar me pidieron que seleccione cinco enfermeras porque nos íbamos a la guerra. Nos sentíamos orgullosas, se vivía como un mundial. Pero pensé que no pasaría nada, que se resolvería de otra manera. Al día siguiente, cuando llegué a trabajar, me dijeron “nos vamos mañana”, así que me fui a armar el bolso y me puse a redactar una carta para mi mamá que una amiga se encargó de mandar.
-Si bien la intención era llegar a Malvinas terminan localizando el Hospital móvil en Comodoro Rivadavia. ¿Cómo fueron esos primeros días?
-Nadie nos decía nada ni tampoco podíamos preguntar. Cuando llegamos a Comodoro, nos dimos cuenta que estaba el piso listo para poner el hospital. Al día siguiente empezamos a armarlo y preparar todo.
Cuando vino la Cruz Roja Internacional casi nos mata por dónde habíamos localizado el hospital. Comodoro Rivadavia era la base logística, si rompían esa base se terminaba la guerra porque estaban las municiones y nosotras estábamos en la cabecera de pista. Eso demuestra que somos un país de paz porque no teníamos ni idea. Con decirte que una noche nos informan de una posible invasión y nos hacen escondernos en unos caños como los de las cloacas y a partir de ahí se dan cuenta que teníamos que armar un refugio.
-¿Cómo fue recibir a los primeros heridos?
-Los primeros días transcurrieron en una tensa calma. Hasta el 1° mayo a las 4:40 cuando comenzaron los bombardeos. Había un caminito del hospital hacia el hangar y ahí, cuando llegaban los heridos, hacíamos la clasificación: Ejército, Marina y Fuerza Aérea. Cada cual llevaba a los suyos excepto cuando debían entrar a quirófano de urgencia.
Los soldados venían desorientados en tiempo y espacio y llamaban a su mamá, nos pedían que avisemos que estaban bien. Nos impresionaba su patriotismo, porque muchos querían que los curemos rápido para volver. Encontrarse con una mujer era un bálsamo para ellos.
-¿Qué recordás de aquel día en que tu compañera Stella Maris Morales fue arrestada por haber confundido una cuchara de postre con una de café en la mesa?
-Eso fue el 23 de mayo, Stella se equivoca y estaba este militar que fue ahí a molestarnos, porque la verdad que no hizo nada y es de los primeros reconocidos como veterano.
Cuando decide sancionarla, le digo a mis compañeras que nos vayamos con ella. Ya estaba agotada de la angustia y la presión que manejaba… me retaban por todo, llegó un punto en que pensaba “ma ́ si, si no me matan los ingleses, que me maten estos”.
Al otro día no había nadie en el hospital y mi superior me mandó a llamar. Indignada le dije: “¿A usted le parece bien? Se están matando los pibes y este tipo la sanciona por semejante pavada, si sancionan a una nos sancionan a todas”. Él me abrazó y me dijo: “Reynoso anda a buscarlas y vení, en la Guerra no existen las sanciones. Si no cumplís, te matan”.
–Los soldados encontraban un poco a esa madre en ustedes las enfermeras, que eran unas jovencitas, en tu caso de apenas 22 años. ¿Necesitabas a tu mamá?
-Sí, me moría por ver a mi mamá y necesitaba escuchar su voz pero no era buena la comunicación, estaba todo cerrado en el sur. Solo habilitado para llamadas entre militares.
Recibí una carta de ella en los últimos días de mayo. Fue un alivio al alma: ella sabía que yo estaba bien. Mi mamá es mi fortaleza, al día de hoy, cuando flaqueo miro su foto y me digo “si vos pudiste, yo también voy a poder”.
-¿Creés que el hostigamiento que sufrieron desde que se publicaron imágenes de ustedes en las revistas tenía qué ver con el hecho de lo que pudieran contar o con borrar la figura de la mujer y el rol clave que tuvieron?
-Yo creo que las dos. Cuando salimos en la tapa casi nos matan, vino un superior nos tiró la revista y nos dijo: “Acá tienen, de ahora en más no se habla más”. Lo que pasa es que estaba minado de periodistas y veían a estas mujeres vestidas de verde que parecíamos de utilería. Les salió muy mal porque querían ocultarnos y llamábamos mucho la atención.
-¿Cómo fue volver a casa y el reencuentro con tus seres queridos?
-Los primeros días de junio no me dan tiempo para ir a ver a mi familia, me mandan del hospital directamente a la Escuela de Aviación para hacer un curso de oficiales de la Fuerza Aérea. Era una buena noticia para mí porque iba a ser una de las primeras oficiales mujeres y subía de cargo.
Recién a los 15 días, cuando me daban la baja para salir, pude ir a ver a mi mamá. Me acuerdo del abrazo, la emoción de ver a todos. Mi familia tomó una actitud muy inteligente, nadie me preguntó nada, se tapó todo con esto de que iba a ser oficial. En ese momento creo que era lo que necesitaba.


-Muchos veteranos y veteranas no pueden hablar de lo que vivieron, ¿tuviste algún período de tu vida en el que pasaste por eso?
-Por supuesto, es que no se podía hablar, había que esconder la cagada que se mandaron. Con el tiempo me di cuenta que el haber callado tantos años nos hizo mucho mal a todas. El silencio impuesto ya sea por la conducción o por el estrés post traumático por algún lado explota, porque eso queda en el disco rígido, ¿y cómo explota? Se transforma en un suicidio, ACV, cáncer…
–En tu caso, fuiste víctima de un ACV… ¿Recordás qué pasó y cómo saliste adelante?
-Volvía de la terraza, estaba tomando sol y cuando quise tomar agua de una botellita, se me cayó para el costado. Me di cuenta que algo me pasaba e inmediatamente toqué el botón de pánico, y gracias a Dios y el personal del Hospital De Clínicas, estoy viva. Me recuperé bien porque mi hija me necesitaba, ya que en ese momento ella tenía 19 años, había sido mamá y yo la ayudaba con mi nieto para que pudiera estudiar, entonces no podía quedarme con una dificultad neurológica. Eso me sirvió de empuje.
-Luego de Malvinas comenzó otra batalla durísima, la lucha contra el olvido. Vos alzaste esa bandera y comenzaste a militar para que reconozca a las veteranas de Guerra. ¿Cómo fue ese recorrido?
-Demoré 10 años y tres meses en que la Justicia me diera la razón y mi juicio cambió la jurisprudencia en Argentina. Mientras tanto, entre amigos armaban listas falsas. Se han pagado favores políticos con las pensiones. ¿Cómo puede ser que siendo 11.000 soldados haya 23.000 personas cobrando?
En el 2013 me enteré que había 200 mujeres para ser reconocidas, lo cual era imposible porque éramos 80. Más tarde consigo las listas y había azafatas de Aerolíneas Argentinas y hasta personas fallecidas antes de la guerra.
Es un desgaste muy grande, somos solo dos reconocidas y a la tercera le llegó el reconocimiento 15 días después de que murió. Nos niegan porque reconocernos significa exponer lo mal que se contó la historia desde los inicios. Yo creo que no nos desaparecieron gracias al periodismo, que estamos vivas gracias a todas esas notas que nos han hecho.
-De todos los premios que recibiste, ¿tenés un favorito?
-Me entregaron muchos, pero lo que atesoro realmente son las cartas que me dan en los colegios cuando voy a dar charlas. La creatividad de los niños y jóvenes nunca deja de sorprenderme y sus palabras me llenan el alma. A veces, cuando tengo un día triste, me pongo a leerlas y me da fuerza.
-¿Qué mensaje te gustaría dejarle al lector de esta nota?
-Hemos tenido el honor de cumplir la función pero también vivimos el horror, sentimos el olor y el dolor de una guerra, por eso no queremos que se vuelva a repetir. Vamos por los colegios, las facultades, los clubes y las cárceles hablando y diciendo que todos vivimos una guerra propia y a nosotras lo que nos salvó fue el diálogo. Todos debemos dialogar ante el mayor o menor conflicto que tengamos.
Si en aquella época hubieran elegido el diálogo y no la violencia, hoy sería otra la historia. Por eso a las generaciones que vienen y a las actuales les digo que hablar sana, no importa si hoy no te entienden, mañana te tratan de loco o loca, un día alguien te va a escuchar y ese día vas a sanar.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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GÉNEROS
Placenta humana como “boom de energía” para el post parto y como cura de heridas complejas
La placentofagia se dio a conocer por varias celebrities, pero hoy son muchas las embarazadas que deciden consumir placenta. ¿Qué dicen los estudios científicos acerca de esta práctica?

La placentofagia se dio a conocer por varias celebrities, pero hoy son muchas las embarazadas que deciden consumir placenta. ¿Qué dicen los estudios científicos acerca de esta práctica?
El 4 de marzo de 2018 en el Hospital Materno Infantil de la ciudad de Mar del Plata, nacieron los mellizos Luca y Renata. Su abuela esperaba fuera de la sala de parto con una conservadora en mano para recibir sus placentas que días después, Soledad, la madre de los bebés, tomaría cruda en forma de licuado junto con frutos rojos. Para ella, esa bebida fue “una bomba de energía”.
La “placentofagia” es la conducta de comer placenta que es el órgano que se desarrolla en el útero durante el embarazo. Su función es suministrar oxígeno y nutrientes al bebé. La placenta está conectada al bebé por medio del cordón umbilical. Esta práctica poco instaurada en la sociedad por el tabú en el que está envuelto, despierta discusiones cada vez que una personalidad reconocida realiza la misma.
La placenta cruda es ingerida por la madre y luego de su transformación ya sea en cápsulas, shampoo o cremas es consumida por toda la familia. El actor Tom Cruise fue uno de los primeros en dar a conocer esta práctica. “Me voy a comer la placenta. Pensé que sería muy nutritivo”, comentó el actor durante una entrevista con la Revista GQ en el 2006. Aunque luego de la polémica que se armó, desmintió su dicho.
Luego, siguieron la modelo y empresaria Kim Kardashian que en sus redes sociales mostró un frasquito etiqueta rosa que decía: “Kim, tu increíble placenta” y en interior se podían ver las cápsulas de su placenta. Además, realizó un video. En Argentina, la actriz Juana Repetto y la periodista Agustina Kampfer también decidieron hacer cápsulas. Los cantantes, Evaluna Montaner y Camilo Echeverry fueron los últimos famosos en contar que hicieron esta práctica. “A mi esposa le encapsularon la placenta y se la comió”, dijo Camilo durante una entrevista con el programa español “La resistencia”.
Según la Ley de parto humanizado de nuestro país promulgada el 17 de septiembre de 2004, se establece que las familias se pueden apropiar de la placenta sin contraindicación alguna al menos que deba ser sometida a un estudio de laboratorio. “Hay más familias de las que pensamos que recurren a este método”, confirmó Laura Fitch, doula que aconseja, ayuda y acompaña a las embarazadas durante los nueve meses y post parto.
Ella, que también es instrumentadora quirúrgica, contó que después del parto pierde el contacto con las madres, entonces hace cuatro años decidió ser doula para seguir acompañando a las familias. Fitch entonces, para trabajar, se basa en la tesis doctoral “Influencia en la reincorporación oral (rop) autóloga tras el parto, en la evolución bioquímica sanguínea y láctea” publicada en noviembre de 2015 por la Universidad de Las Palmas de Gran Canarias, España.
En este documento español se explica el proceso de esterilización, preservación de la placenta post parto; y también cómo deshidratarla, realiza alquimia placentaria, práctica que se encarga de preservar la placenta. No obstante, la doula explicó que cualquier persona puede llevar a cabo esta técnica. “Todavía no está regulado por ninguna entidad médica ni científica. Pero, claramente, se deben tener en cuenta cuestiones higiénicas”, expresó.
La profesional comentó que las mamás que tienen enfermedades como sífilis y sida, aunque hayan tenido tratamiento durante el embarazo no pueden utilizar la placenta porque puede ser perjudicial para la salud de la familia al momento de consumirla. Y, de la misma manera, para ella aunque utilice “delantal, barbijo y material descartable para manipularla sigue teniendo residuos nocivos”. “Aunque todo esto aún no está comprobado científicamente”, destacó.
“Cada vez que tomo una pastilla siento una inyección de energía y me siento saludable y bien”, contó Kardashian en sus redes sociales. Mientras que Repetto compartió en el programa PH por Telefe: “Nada tiene más power que la placenta porque tiene vitaminas y hierro. Además, ayuda con la depresión post parto y la lactancia”.
¿Qué se puede hacer con la placenta?
Fitch explicó cómo es el proceso hasta que la placenta llega a “su laboratorio casero” para hacer cápsulas, shampoo, cremas e impresiones para cuadros. Luego que se produce el alumbramiento -que es el tiempo que transcurre desde que nace un bebé hasta que la placenta es expulsada de la madre-, a ésta se coloca en una bolsa de anatomía patológica que prevé el sanatorio y se guarda en una conservadora de telgopor con hielo o frío pack.
“Por lo general, siempre hay un familiar esperando y ese es quién me entrega la conservadora”, compartió sobre el proceso de conservación de la materia prima. También añadió que es importante que se de el retiro dentro de las primeras tres horas para poder realizar la impresión. Esta “impresión” de la que habla la doula se basa en acomodarla “lo más linda posible” dibujando un árbol que simboliza “el árbol de vida”, sobre un papel de alto gramaje para que absorba la sangre que todavía contiene y luego se encuadra.
“La placenta se corta en pequeños pedacitos y se coloca en un deshidratador, el mismo que se utiliza para secar frutas que son de industria casera y después se mixea varias veces hasta que se convierte en polvo”, explicó la especialista en preparados de placenta en nuestro país.
Posteriormente, se procede a rellenar con ese polvo cápsulas de gelatina presentadas en frascos color ámbar y cada uno contiene alrededor de cincuenta unidades. Estas cápsulas no tiene un prospecto, sino que la paciente la ingiere cuando cree necesario ya sea para combatir la depresión post parto, mejorar la lactancia o algún tipo de dolencia como el dolor de cuerpo.
Fitch, además de preparados para ingesta, hace jabones que se utilizan para el cuerpo y las manos. En su laboratorio que tiene en su casa mezcla glicerina hipoalergénica con el polvo de la placenta y le da forma de “piecitos”. Este producto de uso diario lo entrega con fragancias a lavanda y bambú. El mismo procedimiento llevan las cremas de vitamina E y shampoo neutro que sirve para la caída del cabello.
Paralelamente, se utiliza la membrana que recubre la placenta también disecada para realizar parches de amnio que cumple la misma función que una “curita “. En este caso, se humedece la materia prima con agua, se coloca en la herida y finalmente se descarta. “Una mamá sufrió una quemadura, usó el parche y no le quedó cicatriz”, comentó Fitch.
Lucia Dusio, una paciente de Laura, afirmó que “gracias a los jabones mejoró la dermatitis de su hija”. Mientras que otra paciente, Natalia Zurita, confirmó que las cápsulas “le dieron energía y la ayudaron en la etapa del puerperio”. En contraposición, la investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET) Alicia Damiano sostiene que la placentofagia es “potencialmente dañina, principalmente por los virus y bacterias que no se eliminan correctamente durante el procesamiento de la placenta”.
¿Consumo de placenta si o no?
El artículo “Placentofagia entre las mujeres que planean partos en comunidad en los Estados Unidos: frecuencia, justificación y resultados neonatales asociados” publicado por la revista Birth issues in perinatal care en diciembre de 2018 comparó los resultados neonatales (hospitalización, ingreso en la unidad intensiva neonatal o muerte neonatal en las primeras seis semanas) entre los consumidores y no consumidores de placenta. También se comparó los resultados de los participantes que consumieron placenta cruda frente a los que consumieron placenta cocida.
Asimismo, los investigadores quisieron saber si la condición de la placenta cambiaba en algún resultado beneficiario diferente para la salud, pero llegaron a la conclusión que “cruda o cocinada no tiene resultados neonatales adversos, pero aún no hay certeza que el consumo de la misma en cualquiera de sus variantes garantice alguna posibilidad de prevenir la depresión post parto”. Del estudio se supo que el 73,1% de las mujeres consumió placenta para prevenir la depresión post parto.
Por otro lado, existe la investigación Efectos de la placentofagia materna humana en el estado de hierro posparto materno: un estudio piloto aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo publicada por la revista Journal of Midwifery & Women’s Health, del Colegio Americano de Enfermeras-Parteras en febrero de 2017 en el que se compararon las concentraciones de hierro en mujeres sanas que tuvieron embarazos sin complicaciones y consumieron la placenta encapsulada y en quienes consumieron placebo de carne vacuno.
Se evaluó el estado de hierro a través de muestras sanguíneas extraídas en cuatro momentos: la semana 36 de embarazo, dentro de las 96 horas luego del parto, entre los días cinco y siete de posparto y durante la semana tres de posparto. Los resultados arrojaron que las mujeres que tomaron las cápsulas de placenta tuvieron una concentración de hierro de 0,664, mientras que las que consumieron el placebo de carne de res obtuvieron una concentración de 0,93.
Según la conclusión de los investigadores, la suplementación con placenta encapsulada “no mejora significativamente ni perjudica el estado de hierro materno en la dieta durante el embarazo y la lactancia, en comparación con un placebo de carne de res”. Pero afirman estas investigaciones que el consumo de placenta no hace daño a la salud.
Por otro lado, la tesis “Influencia en la reincorporación oral (rop) autóloga tras el parto, en la evolución bioquímica sanguínea y láctea” de 2015 encuestó a 512 personas -el 85,40% mujeres y el 14,60% hombres- para preguntarles por sus experiencia al consumir placenta. 70 Mujeres afirmaron que consumieron su propia placenta en el parto y 57 respondieron sobre el sabor de la placenta:
- El 43,86% refirió percibir un sabor neutro.
- El 28,07% un sabor agradable.
- El 21,05% no supo definir el sabor.
- El 10% coincidió que la placenta tiene sabor salado.
- El 8,77% sabor dulce.
- El 5,26% noto sabor desagradable.
- El 1,75% como amargo.
- El 1,75% dijo que tiene gusto ácido.
En febrero de este año, el CONICET propuso ampliar el uso terapéutico de la membrana amniótica -que es el tejido que cubre la cara fetal de la placenta- para heridas complejas, procesos inflamatorios y problemas cardíacos. Están investigando los efectos cicatrizantes y antiinflamatorios de este tejido a partir de su aplicación en casos clínicos concretos.
“Nuestra investigación apunta a simplificar la aplicación de la membrana de la placenta para evitar procesos complejos como la cadena de frío y el ingreso al quirófano para la colocación y de esta manera crear otros formatos como apósitos, parches e insertos”, expresó Griselda Moreno, investigadora del CONICET en el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos.
La mayoría de los casos que llevan tratados lo realizaron con parches, apósitos e insertos de membrana amniótica a personas con patologías oculares o pie diabético, aunque también hay otras con quemaduras, úlceras por presión o escaras, y lastimaduras.
Por su parte, Alejandro Berra, investigador del CONICET en el Centro de Medicina Traslacional (CEMET, HEC), y director de Investigación, Desarrollo e Innovación del Centro de Membrana Amniótica (AMNIOSBMA), concluye: “Observamos resultados exitosos en los pacientes, teniendo en cuenta que en general son heridas que tenían indicación de amputación por no responder a los tratamientos convencionales, y que, de este modo, pudieron salvarse”.
*Estudiante de la carrera de Periodismo.
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GÉNEROS
Trabestia: territorio de perfo y lucha
“¿Por qué tardaste tanto en venir?”, preguntó entre cueros, arneses, brillos y otras fantasías. Le Brujx se movía en la noche queer como pez en el agua, era la madama alienígena del mostrerío y el taconeo. Hizo en ese preciso instante una lectura muy rápida de mi envase: una paki que viene a acompañar al amigo trolo. Ella se mostraba muy fresca y animada, si tan solo hubiese sabido que llegar a Trabestia, el antro drag por excelencia, me había costado un vodka entero, del más barato que pudiese haber en la góndola. Esa noche reuní fuerzas para hacerle frente a mi identidad, sin saber que me depararía un sinfín de luchas internas. El alcohol me terminó por animar a jugar con un maquillaje más osado del que estaba acostumbrada y Le Brujx lo sabía.

“¿Por qué tardaste tanto en venir?”, preguntó entre cueros, arneses, brillos y otras fantasías. Le Brujx se movía en la noche queer como pez en el agua, era la madama alienígena del mostrerío y el taconeo. Hizo en ese preciso instante una lectura muy rápida de mi envase: una paki que viene a acompañar al amigo trolo. Ella se mostraba muy fresca y animada, si tan solo hubiese sabido que llegar a Trabestia, el antro drag por excelencia, me había costado un vodka entero, del más barato que pudiese haber en la góndola. Esa noche reuní fuerzas para hacerle frente a mi identidad, sin saber que me depararía un sinfín de luchas internas. El alcohol me terminó por animar a jugar con un maquillaje más osado del que estaba acostumbrada y Le Brujx lo sabía.
Mi primera zambullida en el universo drag ocurrió hace algunos años atrás en Sitges, el emblemático boliche porteño de la comunidad LGBTIQ+, donde se celebraba la fiesta Trabestia, primer Drag Club. Sus madamas fundadoras, Le Brujx y Santamaría, paseaban semidesnudas por todo el lugar como si estuvieran en el living de su casa. Además de socias de la noche, eran pareja. La cultura queer despidió a Matías Madala, mejor conocido como Le Brujx hace ya cinco años. En esta entrevista, Javier Santamaría, “Santamaría”, artista drag y maquillador, recuerda aquellos años en los que Trabestia se erigía en lo más alto de la noche porteña y nos cuenta sobre su vínculo con su gran amor, Le Brujx.







—¿Cómo pensaron la creación del espacio Trabestia?
—Antes de Trabestia, la frase que usábamos era “somos el florero de los eventos”. Era ir, que nos dijeran cuál era la temática, cómo nos teníamos que peinar y vestir. Las fiestas están manejadas por gente que no hace drag: no entendían lo que necesitábamos ni lo que queríamos. La fiesta se creó con la idea de que fuera por y para drag queens y eso fue lo que la hizo funcionar. Además, era un espacio amigable donde no existía la competencia.
—¿Cómo era la dinámica de performance en la fiesta?
—Poníamos una temática para incentivar el montaje y ofrecíamos un escenario abierto. Elegíamos a tres o cuatro drag queens que quisieran mostrarse, las invitábamos y les dábamos el espacio para performear. Para elegir a las drag queens no nos importaba si el drag se veía caro o si habían gastado mucha plata en armar el personaje porque el drag lo podes hacer con papel y plasticola, el punto es que crees un personaje. Era algo que evaluábamos, nos importaba que se viera como una “fantasy”. Y siempre buscábamos que las temáticas fueran algo más general para permitir la versatilidad de estilos de cada drag.
—¿Y cómo fue recibido por el público?
—En la primera fiesta hubo cola toda la noche para entrar, la gente se quejaba porque el lugar era chico. No se nos había ocurrido que iba a tener tanta convocatoria. Todos querían pasear por ese escenario.
—¿Es un proyecto que pensás retomar en algún momento?
—Trabestia tiene un lugar muy especial en mi corazón y siempre quiero hacerla. Con Le Brujx pasamos mucha miseria: todo lo que teníamos lo poníamos en la fiesta, el vestuario, las pelucas, el maquillaje. Al principio arrancamos con lo que teníamos y muchas cosas las hacíamos nosotras, nos volvíamos locas. Además, nosotras teníamos una dinámica en la que las “montadas” pasaban gratis y ahora, por la economía del país, es muy difícil de llevar a cabo. Trabestia fue un espacio que se necesitaba y ahora se volvió a necesitar.
—¿Cuáles serían los desafíos de volver a hacer Trabestia?
—Estuvimos imaginando qué nueva dinámica le podríamos encontrar, qué lugar estaría bueno para hacer la fiesta. En su momento la quise volver a hacer en el 2022, pero en esa época me salía aproximadamente un millón y medio de pesos y no podía arriesgarme. Otro desafío sería el monopolio de la noche LGBTIQ+, porque la fecha de tu evento no puede coincidir con otra fiesta porque por un lado conoces a los dueños y son tus amigos, y por el otro, manejan otras fiestas y tienen las mejores fechas del mes.
—¿Cómo era Le Brujx a la hora de hacer drag?
—Le Brujx era muchas cosas, principalmente punk y rockera, no solo en su drag sino también en su estilo de vida y en su forma de pensar, era Marilyn Manson. Éramos muy opuestas en todo, por eso nos llevábamos tan bien. Compartimos muchas cosas positivas, y en el drag también funcionábamos bien.
—¿Y Santamaría es Marylin Monroe?
—Sí, siempre fue mi referencia principal. Soy fan de ella y de su carrera. Soy fanática de la época dorada de Hollywood. En el drag, a mi me gusta entrar y salir impoluta, esa es mi perfo, estar intacta. Me gusta que permanezca la fantasía.
—¿Qué crees que es lo magnético de las drag queens?
—Yo creo que es el animarse a dejar los prejuicios de lado. Todas las personas en algún punto quieren vivir una “fantasy”, es como cuando ves un videoclip y querés montarte e imitarlo. Nos pasa a todos, no solo a las drag queens.
—¿Crees que el efecto RuPaul’s Drag Race benefició en algo a la escena local?
—Supongo que en ese momento al haber un boom de consumo de drag, la escena se pudo haber beneficiado, pero también creo que sugestionó mucho al público. La gente que no hacía drag y lo consumía, comparaba a las drag queens de acá con las drag queens de RuPaul’s Drag Race y si veían a personajes que no eran como los de ese show, quizás no les gustaba. Es importante entender cuál es la historia artística de nuestra región y no hay que olvidarse de que RuPaul’s Drag Race mantiene una dinámica yanki.
-¿Qué crees que estaría haciendo Le Brujx hoy?
—Seguiría performeando porque ella era una performer de la vida y seguiría haciendo Trabestia. Ella quería que la fiesta tuviera un escenario grande donde el show no fuera hecho desde lo cómico o lo bizarro. Le Brujx quería que le diéramos “altura” porque en Argentina hay muy buenas performers, ideas y propuestas.
—Sobre las propuestas del drag, ¿qué te enseñó Le Brujx?
—Me enseñó a entender propuestas distintas. Yo veía a una drag queen haciendo una canción dramática, arrancándose un corazón que chorreaba sangre y no lo entendía. Le Brujx no solo encontraba nuevos talentos, sino que me los ponía en la cara para enseñarme. Yo con esa información investigaba para los próximos shows y le agregaba más teatralidad a mis perfos.
—¿Cómo fue su último adiós?
—Cuando me enteré del velorio, llamé a todos los que pude. Entramos a la sala velatoria y pedimos un momento para estar solos con Le Brujx. El cajón rezaba “Matías Leandro Madala”: teníamos que hacer algo. Estaba ahí, pero no era ella. Estaba envuelta en una enagua blanca y como a ella le gustaban mucho las novias coreanas antiguas y había algo de eso en ese look, nos dijimos: “che, ¿qué trajeron?”, “yo tengo un labial”, “yo tengo un delineador”. La maquillamos, le hicimos un delineado a lo Manson, una cruz invertida en la frente y le armamos una corona de flores. Le pintamos los labios de rojo y le cambió el semblante: “ahora sí es La Brujx”. Fue muy fuerte para todas las que estuvimos ahí, lo recordamos como algo que nos marcó y nos unió. Fue la despedida que ella hubiese querido.
—Le Brujx fue, sin dudas, un ícono de la movida drag local, ¿se te ocurrió alguna vez dejar registro de quién fue y cómo fue su relación?
—Me gustaría contar mi historia o nuestra historia desde mi perspectiva, de hecho, me compré un diario y una pluma. Estoy practicando escribir, me cuesta un poco, pero me gusta. Sé que hay mucho para contar y que es una buena historia, porque no es ficción, es la historia de personas reales.
GÉNEROS
Mamá luchona: un estereotipo en extinción en Argentina
Desde la implementación de las Asignaciones Universal por Hijo y Embarazo, contrario a lo que piensan quienes juzgan a las mujeres que cobran subsidios, bajó el embarazo en la adolescencia. Cuáles son las causas.

Desde la implementación de las Asignaciones Universal por Hijo y Embarazo, contrario a lo que piensan quienes juzgan a las mujeres que cobran subsidios, bajó el embarazo en la adolescencia. Cuáles son las causas.
Del personaje ficticio de Fiona de la franquicia “Shrek” de Dreamworks -la princesa que sufre una maldición que la convierte en ogro por la noche-, al antagónico Fiona Buchona de las redes sociales -meme con el que juzgan a las hoy “mamás luchonas”- que es “bendecida” por sus “ogritos trillizos”.
“La ke puede puede” y “ke ermoza stoi”, son algunas de las frases a propósito con faltas de ortografías que acompañan las imágenes en las que aparece como protagonista la ogra verde usando ropa ajustada, tatuajes, uñas largas y maquillaje extravagante. Sin oportunidades y lejos de una Hada Madrina que al ritmo de “I need a Hero” les conceda al Príncipe Encantador para que las salve de sus escollos, estas mamás a las que parodian forman su hogar monoparental buscando padres adoptivos para sus “bendis”. “El q tenga miedo de cer padraztro ke no nasca”, advierten desde las redes buchonas.
Esta “mamá luchona” lleva los estigmas de una sociedad abnegada, una que a las mujeres jóvenes las crucifica por ejercer una maternidad en la que no dejan de lado los supuestos intereses característicos de su edad -como salir a divertirse-. Al mismo tiempo, las critican aduciendo que “tienen hijos para cobrar subsidios”.
Mucho ruido, pero pocas nueces: la tasa de fecundidad adolescente está disminuyendo en Argentina
En 2009, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la Asignación Universal por Hijo (AUH), mensualidad que se paga a las familias sin trabajo o del sector informal por cada hijo menor de 18 años. Y, dos años más tarde, puso en ejercicio la Asignación Universal por Embarazo para mujeres con 12 o más semanas de gestación. “¡Se embarazan por un plan!”, se convirtió en el abucheo frecuente de los años posteriores.
Para 2009, la tasa de fecundidad adolescente era de 34,6% cada 1.000 habitantes y para el 2012, tres años después de la implementación de la AUH fue de 32,7% según datos del Ministerio de Salud. Por lo tanto, es un prejuicio -probablemente instalado por los medios- señalar que “tienen hijos por un plan”.
El Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) realizó un estudio que arrojó que la tasa de natalidad ya venía descendiendo desde la década del 70 en la Argentina. Como no siempre “la excepción de la regla dura nueve meses”, la fertilidad juvenil tuvo una marcada caída desde 2013 influenciada por el feminismo, las políticas públicas y la crisis económica.
Feminismo: el desafío de luchar contra el estigma de “mamá luchona”
El empoderamiento femenino, que se venía arraigando desde los años 60, ya no era “muy, muy lejano”. En la segunda década del 2000, la ola verde feminista inundó a la violencia sexista que circulaba en Internet bajo el lema “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.
Así como Fiona y las princesas que se fugaron de la prisión, y como Shrek, el ogro que rompió con el estereotipo del príncipe atractivo de los cuentos de hadas; las argentinas empezaron a escapar de su condena social con el “Ni una menos” y el “Yo elijo cómo me visto y con quién me desvisto” al frente de la batalla de la igualdad de género.
Vistiendo pañuelos verdes en defensa del aborto y violetas para el fin de la violencia doméstica, el movimiento respaldó la conducta de las mujeres para pasar de ser la “mamá luchona” a la “mamá desobediente” del libro de Esther Vivas, la periodista y socióloga que invitó a rebelarse contra el ideal de la madre perfecta porque es inasumible, indeseable y tóxico.
Políticas públicas ante la desigualdad de género
“Los trae la cigüeña” y “Vienen de una semilla o de un huevo”. Para ahondar en la inquietud de los niños sobre “de dónde vienen los bebés”, el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI) que puso en marcha Néstor Kirchner en 2006 bajo la Ley 26.150 formó en la materia a los alumnos de todos los establecimientos del país con el objeto de fomentar un comportamiento sexual responsable.
En la misma línea, en 2017 la gestión de Mauricio Macri impulsó el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA). Desde ese momento, las menores de 20 años aprendieron a “dar rienda libre a las hormonas del deseo” pero de forma prudente logrando reducir en casi un 50% los embarazos en un período de cinco años.
“Desde que me colocaron los implantes subdérmicos estoy tranquila. Antes tomaba la pastilla del día después por temor a quedar embarazada”. Así opinó Ayelén, una moronense de 18 años haciendo referencia a los anticonceptivos promovidos también por Macri que, una vez colocados, funcionan durante tres años y cuyo uso aumentó en más de un 1.000% desde 2014 a 2018 conforme a la Secretaría de Salud.
La desdicha más grande que pueden llegar a sufrir las más jóvenes es tener que realizarse un aborto. Y para que éste no sea invisible como le ocurrió a “Ely”, la protagonista de la película “Invisible” que se estrenó en 2018, el gobierno de Alberto Fernández garantizó en 2021 el acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) hasta la semana 14 de gestación.
Asimismo, el Estado argentino otorgó ese mismo año el derecho a la Interrupción legal del embarazo (ILE) para los casos de violación, peligro de vida o de la salud de la gestante. Las creadoras de “Mi cuerpo, mi decisión” se realizaron, después de años de lucha feminista, unos 250.000 abortos en el sector público hasta octubre de 2023 afectando así a la baja fecundidad adolescente.
Las mujeres: las más afectadas por la crisis económica
Anahí, desocupada de 30 años y que vive en el barrio Libertador del conurbano bonaerense, decidió ligarse las trompas después de haber tenido tres niños. El primero de ellos fue a sus 16 años y contó: “Tener hijos es un gasto significativo, siempre cobré la asignación pero como están los precios no alcanza. Ya no quiero tener más”.
El caso de Anahí parece ser moneda corriente entre las jóvenes. El “No hay plata” del actual Presidente, Javier Milei, estuvo presente desde 1989 hasta la actualidad ya que la estanflación económica afectó siempre el poder adquisitivo de los ciudadanos. En 2017, un litro de leche de segunda marca costaba $25 y para mayo de este año $1.200 con una inflación acumulada de casi 6.000%.
En una patria con una tierra tan rica en recursos pero tan pobre en posibilidades, la AUH y demás retribuciones no alcanzan para subsistir. De acuerdo al Observatorio Social de la Universidad Católica, los beneficiarios de planes sociales presentaron un nivel de pobreza del 76,5% en el tercer trimestre de 2023; 81,9% en diciembre de ese mismo año y 85,5% en enero de 2024.
Laura González, ginecóloga del centro de salud Dr. Luis Agote de José León Suárez, señaló que la extrema pobreza es “la principal causa de que las chicas sean más conscientes respecto a la sexualidad”. Tras lamentar que las menores no llegan a cubrir las necesidades nutricionales diarias, fue contundente: “Saben que no van a poder mantener a un bebé”.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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