El coronavirus lo cambió todo. Desde que estalló la pandemia los hospitales aplicaron nuevos protocolos, prohibieron por completo las visitas, también la compañía, y miles de madres tuvieron que traer al mundo a sus hijos con barbijos y en soledad.
Dependen en gran medida del trabajo de personas que comparten la causa y destinan parte de su tiempo a ayudar con las tareas de mantenimiento en los predios, a alimentar a los animales o a comprar y trasladar alimentos.
Sin Santiago Ascacibar, el equipo de Bruno Labbbadia goleó 4-0 a Union en el Estadio Olímpico de la capital alemana por la 27ª fecha de la Bundesliga, la segunda luego del parate por el COVID-19.
En tiempos de pandemia, la desinformación es moneda corriente. Para aportar claridad ante la infodemia y promover la concientización con información real sobre el contexto actual, surgió el movimiento Mirá Comunidad.
El viceministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Dr. Nicolás Kreplak, aseguró además que se tiene la “posibilidad de retomar el sentido de salud de Ramón Carrillo y Floreal Ferrara, los maestros de la salud pública en la Argentina” y que hay una necesidad de “reconstruir el sistema de salud con una visión integral y comunitaria”.
El coronavirus tomó por sorpresa al mundo, su crecimiento exponencial sólo logró ser contenido por el confinamiento preventivo, pero ¿de qué forma afecta la cuarentena nuestra salud física y emocional?
Estar 24/7 en las casas y adaptar la rutina a un espacio reducido provoca uno de los trastornos de salud mental más comunes del aislamiento social por la pandemia de coronavirus.
El personal de salud, enfermeros y médicas, son los más expuestos al contagio. El estrés por muchas horas de trabajo, el miedo por sentirse en peligro de contraer la enfermedad, la pérdida de compañeros y de miles de personas que murieron por coronavirus son algunos de los temas que más afectan emocionalmente y deprimen a los que día a día se ocupan de curarnos. Por Federico Díaz Raimundo El mar de Liguria fue el escenario final de la vida de Daniela Terzi, una enfermera de terapia intensiva del Hospital San Gerardo en Monza, cuando comenzaba el pico de casos de coronavirus en Italia.
Las muertes por coronavirus cambiaron los rituales que la humanidad acostumbraba hacer para llorar o celebrar a sus seres queridos.
En la semana del parto respetado y en plena emergencia sanitaria, gran parte de los puntos que establece la ley 2.929 entran en contradicción con las medidas de prevención de los diferentes centros de salud y hospitales.
“Una lo que primero quiere hacer es desconectar, terminás muy cargada. Lo que le pasa al otrx te pega de tal manera que si no desconectas te afecta”.
Según el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, las personas en situación de calle en el año 2019 eran 1146.
Por la pandemia de coronavirus, quedarse en casa implicó adaptaciones a nuevas rutinas y horarios que provocaron cambios en el tiempo de descanso.
Para preservar la salud mental, circulan en sitios web y redes sociales propuestas para que mientras la población está en aislamiento social pueda recrearse, aprender nuevas habilidades o hacer ejercicio.
Las medidas de cuidado que adoptaron en una de las actividades informales más criticadas y más vulnerables.